Akasha Comunidad
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Canal de divulgación científica sobre la pandemia, que nos comparte la Dra. Karina Acevedo Whitehouse. La Dra. Acevedo no tiene redes sociales y comparte información solo en este Canal.
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#Fábula 130922
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Estimados miembros de Akasha Comunidad:

Hoy estoy cansada. Lo confieso. Han sido semanas de mucha actividad, y la energía que muchos de nosotros hemos puesto para que se hiciera de forma simultánea la declaración y para sostener ese esfuerzo, ha sido realmente grande. Es con mucho gusto que lo hago y lo seguiré haciendo mientras pueda, pero la verdad es que desde ese cansancio y ese esfuerzo puede ‘caer bastante gordo’ (frase Mexicana; https://yourspanishguide.com/curso/most-common-expressions-in-spanish/leccion/expresiones-1/tema/caer-gordo-significado/#:~:text=Me%20caen%20gordos%20todos%20los,la%20vida%20de%20los%20dem%C3%A1s.) cuando algunos externan su indignación, su enojo o su repudio por el uso de palabras determinadas, o porque se “sigue dando por hecho que el virus existe cuando está más que demostrado que no existe”.

He explicado muchas veces que quien parte de la premisa de que puede haber evidencia que algo no existe, no comprende ni un ápice de lo que es el proceso científico, y a veces siento que algunas personas simplemente no quieren entender esa importantísima diferencia entre “evidencia de ausencia” y “ausencia de evidencia”; no es que no puedan, es que no quieren. Para ellos, no puedo destinar mucho más de mi tiempo y esfuerzo, pero para quienes de forma genuina desean saber por qué no estoy dedicando todo mi tiempo para hablar acerca de las ideas de Béchamp o de Lanka (que no es por nada, pero sí le he dedicado tiempo) en vez de “seguir hablando sobre SARS-CoV-2 y COVID” en el canal, para ellos, quiero regalarles una fábula de mi autoría, una que todo el día, mientras daba la clase de Virología, mientras manejaba, y mientras escuchaba las exposiciones de mis estudiantes de Epidemiología, comenzó a tomar forma.

Le he llamado La “Fábula del león y el tigre”, y espero que no les dé flojera leer esta fábula que nada tiene que ver con nuestra realidad... ¿será?

Fábula del león y el tigre (por Karina Acevedo W; la versión en inglés la pueden ver en: https://karinaacevedowhitehouse.substack.com/p/the-lion-and-the-tiger)
Un día aciago, hace muchos siglos, comenzaron a aparecer personas lastimadas o muertas, con el cuerpo mutilado, los músculos y piel desgarrados. La gente no comprendía lo que ocurría, solo sabían que algunos de los que salían a realizar sus actividades al aire libre no regresaban, o lograban huir pero estaban maltrechos, sangrantes. “Han de ser animales salvajes”, sugirió más de uno. La asamblea del pueblo rápidamente comenzó a correr la voz de que no estaba ocurriendo eso; nadie estaba siendo mordido por nada; no había animales salvajes sueltos, y no querían pánico. A lo mucho, aceptaban que algunas personas podrían haber sido rasguñadas por un gato, y eso significaba que había sido su culpa, por tener gatos como mascotas. Se volvió mal visto hablar de las mordeduras, pero eso no impidió que siguieran siendo mordidas las personas, y cada vez más de ellas.

(Continúa en 2/2)
#Fábula 130922
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Los que se dieron cuenta de que había un problema y que todo indicaba que se trataba de mordidas de un animal salvaje, comenzaron a intentar capturarlos para comprender de qué trataba ese peligro que estaba dañando a los ciudadanos del pueblo. Una noche un chico se escondió entre unos muros para tratar de verlo, e hizo un dibujo para documentar lo que había visto. Los historiadores corrieron prestos a dar su opinión. ‘¡Es un león!’ - dijeron - "recuerden que hace muchos años tuvimos ataques de león". Y rápidamente corrió la voz entre algunos que habían comenzado a sospechar que lo que decía la asamblea no era la verdad. Había leones sueltos en el pueblo, y estaban matando gente. Pero algunos que se fijaron en la huella de la mordida que dejaron en el cuerpo de uno de los afectados, clamaron que no se trataba de leones, sino de tigres.

Comenzaron algunas personas a reunirse para hablar del problema, pero esto generó una oleada de críticas de los miembros de la Asamblea. Se declaró una ofensa seria, con riesgo de prisión o ejecución, el que alguien dijera que había sido mordido por un animal, el que fuera, o que conocía a alguien que hubiera muerto por un ataque de un animal.

Los que sí comprendían que se trataba de mordidas de un animal salvaje comenzaron a discutir en grupos pequeños, tratando de no ser escuchados por la asamblea. “Son leones”, gritaban unos. “No, son tigres”, gritaban los otros. Pero mientras, siguieron ocurriendo más y más ataques a la población.

Un grupo formado por ganaderos y gente que deseaba ayudar, decidió arriesgarse y salir para destruir a los animales que estaban mordiendo a la gente. No les importaba demasiado saber si eran tigres o leones. Solo querían que dejaran de lastimar y matar a sus compañeros del pueblo. Armaron su estrategia lo mejor que pudieron. Tomaron redes, espadas, palas… todo lo que pudieron. Y comenzaron a pegar carteles en todo el pueblo para pedir apoyo de otros ganaderos y de gente valiente para que se sumaran al esfuerzo. Entre más fueran, más fácil sería poder resolver ese problema serio.

Como la mayor parte de la población había estado convencida de que no había animales salvajes que estuvieran ocasionando problemas, y que la gente que tenía mordidas en realidad tenían arañazos, o que los que morían despedazados en realidad habían muerto de heridas auto infligidas, decidieron usar en su mensaje la palabra que más pudiera entender la gente del pueblo; al fin y al cabo, era cierto que se habían dado ataques de leones años atrás, y muchos aún lo recordaban. Para ellos, lo urgente era detener el problema antes de que saliera lastimada, o muerta, más gente. No era que careciera de importancia determinar si se trataba de leones o de tigres, pero lo urgente era que nadie más fuera lastimado. Una vez detenido ese problema podrían ver si se trataba de leones o de tigres.

Al ver el esfuerzo de quienes querían parar el problema, aquellos habitantes del pueblo que estaban convencidos de que se trataba de tigres y no de leones, comenzaron a despegar sus carteles, a rayarlos, a burlarse, a clamar que estaban a sueldo de la asamblea, o peor, del Señor Feudal, y a tratar de que los que comenzaban a comprender que había un problema los escucharan a ellos y no a los otros. Fue tanto su esfuerzo que no pudieron salir a tiempo y de forma simultánea como habían acordado y su intento de atrapar a los animales fue frustrado.

Los animales salvajes siguieron matando gente, los que estaban seguros de que se trataba de tigres siguieron organizando reuniones clandestinas para escucharse hablar y convencer a otros de que de eso trataba el asunto, la asamblea siguió negando el problema, y nadie, al menos nadie del pueblo, ganó…

Moraleja: si pierdes tiempo, durante una emergencia, en pelear sobre lo que no es urgente, no ayudas a resolver el problema, te vuelves parte del problema.

Karina AW