Poema de John Keats, «La Bella Dama sin piedad»:
¡Oh!, ¿qué es lo que te aflige, caballero de armas solitario y deambulando débilmente?
El junco se marchita en el lago y ningún pájaro canta.
¡Oh!, ¿qué es lo que te aflige, caballero, tan demacrado y tan lleno de dolor?
(…)
Conocí a una dama en los prados de completa belleza, una niña de las hadas.
Su pelo era largo, su caminar ligero y sus ojos salvajes.
Hice una guirnalda para su cabeza, brazaletes también, que la llenaron de fragancias.
Ella me miró al hacerme el amor, con dulces suspiros.
La senté en mi corcel y nada más vi durante el resto del día.
A mi lado ella se recostó y cantó una canción de las hadas.
(…)
Y allí con cuatro besos cerré sus ojos salvajes.
Y allí me cantó hasta dormirme. Y allí soñé – ¡Oh! ¡Maldito sea! El último sueño que tuve en la pendiente de la fría colina.
Vi pálidos reyes y princesas también, pálidos guerreros, todos con la palidez de la muerte.
Ellos gritaban –‘¡La bella dama sin piedad te ha esclavizado!’–
Vi sus hambrientos labios en la penumbra, bien abiertos, advirtiendo, y desperté, y me encontré aquí, en la pendiente de la fría colina.
Por eso me encuentro aquí solitario, deambulando débilmente, aunque el junco se marchite en el lago, y ningún pájaro cante.
Esta obra de Keats, llena de romanticismo y simbolismo, bebe de los antiguos mitos celtas que perviven en los bosques y la naturaleza, y del amor agonizante y sufrido del Caballero, que permanece totalmente rendido a los pies de su Dama.
¡Oh!, ¿qué es lo que te aflige, caballero de armas solitario y deambulando débilmente?
El junco se marchita en el lago y ningún pájaro canta.
¡Oh!, ¿qué es lo que te aflige, caballero, tan demacrado y tan lleno de dolor?
(…)
Conocí a una dama en los prados de completa belleza, una niña de las hadas.
Su pelo era largo, su caminar ligero y sus ojos salvajes.
Hice una guirnalda para su cabeza, brazaletes también, que la llenaron de fragancias.
Ella me miró al hacerme el amor, con dulces suspiros.
La senté en mi corcel y nada más vi durante el resto del día.
A mi lado ella se recostó y cantó una canción de las hadas.
(…)
Y allí con cuatro besos cerré sus ojos salvajes.
Y allí me cantó hasta dormirme. Y allí soñé – ¡Oh! ¡Maldito sea! El último sueño que tuve en la pendiente de la fría colina.
Vi pálidos reyes y princesas también, pálidos guerreros, todos con la palidez de la muerte.
Ellos gritaban –‘¡La bella dama sin piedad te ha esclavizado!’–
Vi sus hambrientos labios en la penumbra, bien abiertos, advirtiendo, y desperté, y me encontré aquí, en la pendiente de la fría colina.
Por eso me encuentro aquí solitario, deambulando débilmente, aunque el junco se marchite en el lago, y ningún pájaro cante.
Esta obra de Keats, llena de romanticismo y simbolismo, bebe de los antiguos mitos celtas que perviven en los bosques y la naturaleza, y del amor agonizante y sufrido del Caballero, que permanece totalmente rendido a los pies de su Dama.
1943, Wolfgang Willrich, alemán (1897-1948)
Una de las pocas pinturas al óleo de Wolfang Willrich. Esta gran pintura fue la pieza izquierda de un retablo de tres partes destinado al Reichsdom (catedral imperial) secularizado en Braunschweig, en las que se representa la inocencia y la maternidad de la mujer sana y de sangre pura, rodeada de plantas y flores.
Una de las pocas pinturas al óleo de Wolfang Willrich. Esta gran pintura fue la pieza izquierda de un retablo de tres partes destinado al Reichsdom (catedral imperial) secularizado en Braunschweig, en las que se representa la inocencia y la maternidad de la mujer sana y de sangre pura, rodeada de plantas y flores.
El funeral de un vikingo, 1893.
Frank Bernard Dicksee (1853-1928), inglés.
Una imagen dramática y, a la vez, tan maravillosamente plasmada de un funeral vikingo. Se puede sentir la tensión entre quienes empujan el barco, al igual que los sentimientos de quienes están en la playa ofreciendo su último y sincero homenaje.
El reflejo del fuego sobre la orilla y el agua es tan real…
Todavía hoy, los vikingos son fascinantes.
Estas ceremonias funerarias eran ocasiones solemnes, pero también un momento para celebrar la vida del difunto. Los sacrificios, las vestimentas recién cosidas y los objetos artesanales eran gestos de respeto y admiración hacia el líder fallecido.
Durante los diez días siguientes al fallecimiento, se colocaba al difunto en un lugar de descanso temporal, lo que permitía a sus familiares y seres queridos prepararse para el funeral.
El séptimo día se celebraba el sjaund, durante el cual se vertían libaciones de cerveza funeraria en su honor.
Los barcos y la muerte estaban íntimamente relacionados y tenían un profundo significado: prender fuego al barco liberaba el alma del difunto.
También, los meticulosos preparativos para su despedida, eran una forma de rendirle homenaje y admiración, garantizando que fuera despedido con el debido respeto y dignidad; y que tuviera todo lo necesario para hacer su transición al Más allá.
Frank Bernard Dicksee (1853-1928), inglés.
Una imagen dramática y, a la vez, tan maravillosamente plasmada de un funeral vikingo. Se puede sentir la tensión entre quienes empujan el barco, al igual que los sentimientos de quienes están en la playa ofreciendo su último y sincero homenaje.
El reflejo del fuego sobre la orilla y el agua es tan real…
Todavía hoy, los vikingos son fascinantes.
Estas ceremonias funerarias eran ocasiones solemnes, pero también un momento para celebrar la vida del difunto. Los sacrificios, las vestimentas recién cosidas y los objetos artesanales eran gestos de respeto y admiración hacia el líder fallecido.
Durante los diez días siguientes al fallecimiento, se colocaba al difunto en un lugar de descanso temporal, lo que permitía a sus familiares y seres queridos prepararse para el funeral.
El séptimo día se celebraba el sjaund, durante el cual se vertían libaciones de cerveza funeraria en su honor.
Los barcos y la muerte estaban íntimamente relacionados y tenían un profundo significado: prender fuego al barco liberaba el alma del difunto.
También, los meticulosos preparativos para su despedida, eran una forma de rendirle homenaje y admiración, garantizando que fuera despedido con el debido respeto y dignidad; y que tuviera todo lo necesario para hacer su transición al Más allá.
¡Las hemos vendido todas! Y a estas horas creando más Cruces de Brigit para el mercado artesanal que continúa en la mañana temprano…
Hay algo atrayente, casi un estado mágico que percibo en los visitantes que se acercan hacia este símbolo eterno. Parecen reconocerlo sin saber qué es… ¡si supieran que está en lo más profundo de nosotros, forjado en los milenios de nuestra sangre y suelo!. En la Memoria de la Sangre…
Hay algo atrayente, casi un estado mágico que percibo en los visitantes que se acercan hacia este símbolo eterno. Parecen reconocerlo sin saber qué es… ¡si supieran que está en lo más profundo de nosotros, forjado en los milenios de nuestra sangre y suelo!. En la Memoria de la Sangre…