Hoy, en medio de la serenidad que nos regala este domingo, acudí con mi familia y con el corazón lleno de esperanza, a nuestra amada parroquia Urimare, en el estado La Guaira, para ejercer, con profundo amor por la Patria, nuestro sagrado derecho al voto. Cada papeleta depositada es un acto de fe en el futuro, un compromiso inquebrantable con nuestra soberanía y con el legado de libertad que nos dejaron nuestros héroes y heroínas.

Este no es un día cualquiera. Es un día histórico, donde Venezuela demuestra, una vez más, su madurez democrática. Ha transcurrido un proceso electoral ejemplar, rápido y eficiente, en absoluta paz. ¡Qué orgullo! Esta es la muestra clara de que, cuando un pueblo se une con un propósito común, no hay obstáculo que no pueda superarse.

Hoy celebramos nuestra elección número 32 en 26 años de democracia participativa, un logro que nos llena de alegría y nos recuerda que, pese a las dificultades, somos una nación que elige su destino con valentía y optimismo. Por eso, invito a todas las venezolanas y venezolanos a salir con entusiasmo, a llevar a sus hijos, a sus padres, a sus abuelos, a sus vecinos… Que las nuevas generaciones aprendan, desde hoy, que la Patria se construye con participación, con unidad y, sobre todo, con amor. 

Este no es solo un voto por el presente, es un compromiso con el mañana. Por los sueños de nuestros hijos, por la tierra que nos vio nacer, por la Venezuela de Bolívar, que late fuerte en cada rincón de nuestro territorio. Hoy, más que nunca, somos artífices de nuestro propio destino.

¡Unidos, con fe y determinación, seguimos construyendo la paz y el futuro que todos merecemos!

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