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25 May 2025 11:13 — Nadir
Es en casos como el asesinato del abogado ucraniano a las puertas de un colegio de Pozuelo que podemos apreciar hasta qué punto somos una colonia, con su maquinaria política y mediática controlada por la metrópoli imperial.
Con un candor impostado la prensa española se pregunta, igual que hiciera la prensa germana con la voladura de los Nord Stream ¿quién ha podido ser? Y sugieren todo tipo de hipótesis absurdas, para evitar reconocer lo evidente: que el régimen ucraniano ha enviado a agentes de los servicios secretos a asesinar en Madrid a un político opositor, cuando iba a llevar a sus hijas al colegio. Quizá no cuadre exactamente con la imagen que han construido los medios del gobierno ucraniano y su heroico lider.
Vamos a darnos un paseo por cómo ha narrado este crimen la prensa del régimen:
ABC: Apunta a un «ajuste de cuentas» y menciona el caso de un narco colombiano, sugiriendo que el fallecido pertenecía a alguna organización mafiosa enfrentada a otro grupo.
El Mundo: Según este periódico, el de mayor tirada en España, podría estar relacionado con el crimen organizado, sin desarrollar ni dar ningún dato que sostenga tal afirmación.
El País: Puede que sea un ataque de falsa bandera ruso, para desacreditar al régimen ucraniano. Requiebro argumental que ya se reprodujo con referencia a los ataques al NordStream, a la central nuclear de Zaporiyia o la presa de Kajivka; los rusos tienen afición a dispararse en el pie. Pero ni mención a la posibilidad directa: si el gobierno ruso quiere hacer creer que ha sido el gobierno ucraniano es que, lo más evidente, lo más inmediato, es pensar que han sido éste.
Porque recopilemos: si este hombre era una de las principales figuras políticas ucranianas opuestas al golpe de Estado y a los gobiernos títere salidos de él. ¿Quiénes eran pues sus enemigos? ¿Quién querría eliminarlo? Guillermo de Ockham saca la chirla.
Esa hipótesis que, por lo demás, todo el mundo tiene en la cabeza, ha desaparecido del kiosko, ningún medio osa ni siquiera sugerirla. Hasta ese extremo llega la autocensura.
Para no alargar el repaso, el resto de medios no lleva tan lejos la imaginación en su afán tergiversador y se limita a enumerar las causas que se abrieron contra él tras el golpe de Estado, sin que ninguno mencione que no fue condenado por ninguna de ellas. La persecución judicial y los cargos presentados, son desgranados para crear un retrato oscuro de la víctima, sin contextualizar ni el recorrido judicial que tuvieron esas acusaciones, ni las circunstancias en las que fueron realizadas; como parte de la represión generalizada contra organizaciones, medios y figuras destacadas de la política ucraniana que representaban a esa mayoría de ucranianos que ha sido silenciada, anulada cuando no encarcelada o asesinada desde el Maidan.
¿Es esto periodismo, o propaganda? La respuesta es evidente.
¿Veis como en lo importante los medios, los partidos, se ponen de acuerdo?
La gran pregunta, que lanzaba el otro día ¿cuál es el mecanismo para coordinar a los editores de los medios a introducir tal sesgo en la cobertura de una noticia o un tema? Necesitamos otro Assange.
Comparad la profundidad de los artículos de las principales cabeceras sobre el asesinato, con el que le dedica Nahia Sanzo y enlazaba al comienzo.
Si queremos entender algo de lo que ocurre en el mundo, ya no es leer con ánimo crítico, sino directamente debemos prescindir de la propaganda reproducida en los medios de masas, herramientas de control social, y tomarnos el trabajo de buscar información de calidad, analizar si tiene sentido lo que nos cuentan, contrastarla con otras fuentes no relacionadas… Un trabajo que está por encima de la voluntad y capacidad de la inmensa mayoría de la población, que consume noticias como el cerdo come en la artesa lo que le echan.