PRIMERA LECTURA. Hch 14, 21b-27. Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos.
En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 144.
℟. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. ℟
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. ℟
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. ℟
SEGUNDA LECTURA. Ap 21, 1-5. Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Y oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el "Dios con ellos" será su Dios».
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que está sentado en el trono: «Mira, hago nuevas todas las cosas».
Palabra de Dios
En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 144.
℟. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. ℟
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. ℟
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. ℟
SEGUNDA LECTURA. Ap 21, 1-5. Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Y oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el "Dios con ellos" será su Dios».
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que está sentado en el trono: «Mira, hago nuevas todas las cosas».
Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14,21-26. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.» Le dijo judas, no el Iscariote: - «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?» Respondió Jesús y le dijo: - «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.» Palabra del Señor.
*
*
El Evangelio que hemos escuchado hoy, está situado en la despedida de Jesús. El Señor está con sus apóstoles en la Última Cena y les está anunciando que va a partir, que pronto tendrá que morir. Sin embargo parece una despedida un poco curiosa, porque a continuación les dice que Él y el Padre van a habitar dentro de nosotros. Jesús se despide, pero anuncia que va a habitar en lo más profundo. ¡Qué gran consuelo es escuchar esto! Cuántas veces nos sentimos lejos de Dios, algunas veces pensamos que Dios nos ha abandonado cuando las cosas nos van mal, pensamos que Dios no nos escucha. Sin embargo Él nos dice que ha venido para quedarse, no lejos, no cerca, ¡sino dentro!
Qué gran misterio, que gran privilegio. Dios dentro de ti. Así de cerca quiere vivir Dios con nosotros, así nos ama. Es por eso que San Pablo cuando les escribía cartas a los primeros cristianos los llamaba los santos de Dios. Los llamaba santos. Y yo también podría decir que nosotros somos los santos de Dios, tú y yo. ¿Por qué santos? Porque santo viene de la palabra sagrado y si Dios habita en ti y en mí, somos sagrados. Si Dios nos creado a su imagen y semejanza, ¿cómo no vamos a ser santos? Nada menos que algo sagrado puede salir de las manos de Dios. ¡Realmente somos santos! Somos templo del Espíritu Santo. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 14,5-18
Salmo: Sal 113
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
*
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El Evangelio que hemos escuchado hoy, está situado en la despedida de Jesús. El Señor está con sus apóstoles en la Última Cena y les está anunciando que va a partir, que pronto tendrá que morir. Sin embargo parece una despedida un poco curiosa, porque a continuación les dice que Él y el Padre van a habitar dentro de nosotros. Jesús se despide, pero anuncia que va a habitar en lo más profundo. ¡Qué gran consuelo es escuchar esto! Cuántas veces nos sentimos lejos de Dios, algunas veces pensamos que Dios nos ha abandonado cuando las cosas nos van mal, pensamos que Dios no nos escucha. Sin embargo Él nos dice que ha venido para quedarse, no lejos, no cerca, ¡sino dentro!
Qué gran misterio, que gran privilegio. Dios dentro de ti. Así de cerca quiere vivir Dios con nosotros, así nos ama. Es por eso que San Pablo cuando les escribía cartas a los primeros cristianos los llamaba los santos de Dios. Los llamaba santos. Y yo también podría decir que nosotros somos los santos de Dios, tú y yo. ¿Por qué santos? Porque santo viene de la palabra sagrado y si Dios habita en ti y en mí, somos sagrados. Si Dios nos creado a su imagen y semejanza, ¿cómo no vamos a ser santos? Nada menos que algo sagrado puede salir de las manos de Dios. ¡Realmente somos santos! Somos templo del Espíritu Santo. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 14,5-18
Salmo: Sal 113
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 14, 5-18. Os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo.
En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta: «Levántate, ponte derecho sobre tus pies».
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: «Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».
A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio. Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo: «Hombres, ¿qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo "que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen". En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera por su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».
Con estas palabras, a duras penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 113B.
℟. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»? ℟
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. ℟
Benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se les ha dado a los hombres. ℟
En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta: «Levántate, ponte derecho sobre tus pies».
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: «Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».
A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio. Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo: «Hombres, ¿qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo "que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen". En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera por su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».
Con estas palabras, a duras penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 113B.
℟. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»? ℟
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. ℟
Benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se les ha dado a los hombres. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14,27-31. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.» Palabra del Señor.
*
*
Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy las recordamos cada día en la misa, antes de comulgar: “Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: la paz les dejo, mi paz les doy...”. También ahora necesitamos esta paz. Porque puede haber tormentas y desasosiegos más o menos graves en nuestra vida personal o comunitaria. Como en la de los apóstoles contemporáneos de Jesús. Y solo nos puede ayudar a recuperar la verdadera serenidad interior la conciencia de que Jesús está presente en nuestra vida. Esta presencia siempre activa del Resucitado en nuestra vida la experimentamos de un modo privilegiado en la comunión. Pero también en los demás momentos de nuestra jornada: “Yo estoy con ustedes todos los días”, “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo”, “lo que hagan a uno de ellos, a mí me lo hacen”. La presencia del Señor es misteriosa y solo se entiende a partir de su ida al Padre, de su existencia pascual de Resucitado: “Me voy y vuelvo a su lado”. A veces podemos experimentar más la ausencia de Cristo que su presencia. Puede haber “eclipses” que nos dejan desconcertados y llenos de temor y cobardía. Como también en el horizonte de la Última Cena se cernía la “hora del príncipe de este mundo”, que llevaría a Cristo a la muerte. Pero la muerte no es la última palabra. (José Aldazabal. El Tiempo Pascual Día tras Día. Vol. 3)
Lecturas de hoy
1ª Lectura: Hch 14,19-28
Salmo: Sal 144
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy las recordamos cada día en la misa, antes de comulgar: “Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: la paz les dejo, mi paz les doy...”. También ahora necesitamos esta paz. Porque puede haber tormentas y desasosiegos más o menos graves en nuestra vida personal o comunitaria. Como en la de los apóstoles contemporáneos de Jesús. Y solo nos puede ayudar a recuperar la verdadera serenidad interior la conciencia de que Jesús está presente en nuestra vida. Esta presencia siempre activa del Resucitado en nuestra vida la experimentamos de un modo privilegiado en la comunión. Pero también en los demás momentos de nuestra jornada: “Yo estoy con ustedes todos los días”, “donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo”, “lo que hagan a uno de ellos, a mí me lo hacen”. La presencia del Señor es misteriosa y solo se entiende a partir de su ida al Padre, de su existencia pascual de Resucitado: “Me voy y vuelvo a su lado”. A veces podemos experimentar más la ausencia de Cristo que su presencia. Puede haber “eclipses” que nos dejan desconcertados y llenos de temor y cobardía. Como también en el horizonte de la Última Cena se cernía la “hora del príncipe de este mundo”, que llevaría a Cristo a la muerte. Pero la muerte no es la última palabra. (José Aldazabal. El Tiempo Pascual Día tras Día. Vol. 3)
Lecturas de hoy
1ª Lectura: Hch 14,19-28
Salmo: Sal 144
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 14, 19-28. Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos.
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándole ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 144.
℟. Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. ℟
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. ℟
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. ℟
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándole ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 144.
℟. Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. ℟
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. ℟
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15,1-8. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.» Palabra del Señor.
*
*
El Evangelio de hoy es muy gráfico para entender cuál es nuestra relación con Dios. El Señor toma la figura de la vid (el tronco) y los sarmientos (las ramas). Es una figura que no es la primera vez que Dios la utiliza. Ya en el Antiguo Testamento se había utilizado muchas veces para referirse al pueblo escogido por Dios, al Pueblo de Israel. Este pueblo era la viña plantada por Dios, cuidada por Dios y que se esperaba que de mucho fruto. Pero por diferentes motivos nunca da el fruto que debería, más bien se convierte en un pueblo incrédulo, duro de corazón, que traiciona la fidelidad a Dios. "¿Qué más puedo hacer por mi viña que no haya hecho ya? ¿Por qué cuando esperaba uvas dulces, me ha dado uvas amargas?", nos dirá el libro de Isaías. Dios va a plantar entonces la vid verdadera, que es su hijo Jesucristo, que se hizo carne. Jesús es la vid verdadera. Pero no lo hace Dios como un desprecio para los hombres, sino que la planta en medio del mundo para que los hombres formemos parte de ella. Por eso nos dice que somos los sarmientos. Así, los sarmientos, unidos a la vid, siempre darán frutos buenos, ya no frutos malos ni amargos, porque están nutridos del mismo Jesucristo, que es Dios, que es eternamente fiel. Y no sólo eso, sino que nos dice también el Evangelio: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". A veces el Señor nos corta, y la poda duele, uno sufre. Quizá nos quitará algunas cosas, válidas pero secundarias, para que veamos mejor lo esencial. Quizá permitirá el dolor, el sufrimiento, que sintamos la injusticia, la incomprensión, para que nos adherimos más a Él, para que amemos más, para que demos fruto abundante. Y si tenemos la mirada fija en Jesús, esto es para crecer, para dar más frutos aún. Jesús es quien nos permite dar los frutos buenos, y no sólo buenos, sino abundantes nos dice el Evangelio. Porque así son las obras de Dios, Dios siempre da en abundancia. Confiemos siempre en el Señor, aunque a veces la poda nos duela un poco. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,1-6
Salmo: Sal 121
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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El Evangelio de hoy es muy gráfico para entender cuál es nuestra relación con Dios. El Señor toma la figura de la vid (el tronco) y los sarmientos (las ramas). Es una figura que no es la primera vez que Dios la utiliza. Ya en el Antiguo Testamento se había utilizado muchas veces para referirse al pueblo escogido por Dios, al Pueblo de Israel. Este pueblo era la viña plantada por Dios, cuidada por Dios y que se esperaba que de mucho fruto. Pero por diferentes motivos nunca da el fruto que debería, más bien se convierte en un pueblo incrédulo, duro de corazón, que traiciona la fidelidad a Dios. "¿Qué más puedo hacer por mi viña que no haya hecho ya? ¿Por qué cuando esperaba uvas dulces, me ha dado uvas amargas?", nos dirá el libro de Isaías. Dios va a plantar entonces la vid verdadera, que es su hijo Jesucristo, que se hizo carne. Jesús es la vid verdadera. Pero no lo hace Dios como un desprecio para los hombres, sino que la planta en medio del mundo para que los hombres formemos parte de ella. Por eso nos dice que somos los sarmientos. Así, los sarmientos, unidos a la vid, siempre darán frutos buenos, ya no frutos malos ni amargos, porque están nutridos del mismo Jesucristo, que es Dios, que es eternamente fiel. Y no sólo eso, sino que nos dice también el Evangelio: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". A veces el Señor nos corta, y la poda duele, uno sufre. Quizá nos quitará algunas cosas, válidas pero secundarias, para que veamos mejor lo esencial. Quizá permitirá el dolor, el sufrimiento, que sintamos la injusticia, la incomprensión, para que nos adherimos más a Él, para que amemos más, para que demos fruto abundante. Y si tenemos la mirada fija en Jesús, esto es para crecer, para dar más frutos aún. Jesús es quien nos permite dar los frutos buenos, y no sólo buenos, sino abundantes nos dice el Evangelio. Porque así son las obras de Dios, Dios siempre da en abundancia. Confiemos siempre en el Señor, aunque a veces la poda nos duela un poco. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,1-6
Salmo: Sal 121
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 15, 1-6. Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 121.
℟. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. ℟
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. ℟
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. ℟
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 121.
℟. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. ℟
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. ℟
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15,9-11. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.» Palabra del Señor.
*
*
En esta breve perícopa, el evangelista usa la palabra "permanecer" una docena de veces. Este "permanecer-en-Cristo" caracteriza todo el discurso. En nuestro tiempo de inquietudes e indiferencia, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento; en el que la fidelidad del amor en el matrimonio y en la amistad es frágil y efímera; en el que desearíamos gritar, en medio de nuestras necesidades, como los discípulos de Emaús: "Señor, quédate con nosotros, porque anochece, porque las tinieblas nos rodean"; el Señor resucitado nos ofrece aquí un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad. Benedicto XVI.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,7-21
Salmo: Sal 95
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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En esta breve perícopa, el evangelista usa la palabra "permanecer" una docena de veces. Este "permanecer-en-Cristo" caracteriza todo el discurso. En nuestro tiempo de inquietudes e indiferencia, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento; en el que la fidelidad del amor en el matrimonio y en la amistad es frágil y efímera; en el que desearíamos gritar, en medio de nuestras necesidades, como los discípulos de Emaús: "Señor, quédate con nosotros, porque anochece, porque las tinieblas nos rodean"; el Señor resucitado nos ofrece aquí un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad. Benedicto XVI.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,7-21
Salmo: Sal 95
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 15, 7-21. A mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios.
En aquellos días, después de una larga discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
«Hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado escoger para su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
"Después de esto volveré
y levantaré de nuevo la choza caída de David;
levantaré sus ruinas y la pondré en pie,
para que los demás hombres busquen al Señor,
y todos los gentiles sobre los que ha sido invocado mi nombre: lo dice el Señor, el que hace que esto sea conocido desde antiguo".
Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo predican, ya que es leído cada sábado en las sinagogas».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 95.
℟. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. ℟
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. ℟
Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». ℟
En aquellos días, después de una larga discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
«Hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado escoger para su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
"Después de esto volveré
y levantaré de nuevo la choza caída de David;
levantaré sus ruinas y la pondré en pie,
para que los demás hombres busquen al Señor,
y todos los gentiles sobre los que ha sido invocado mi nombre: lo dice el Señor, el que hace que esto sea conocido desde antiguo".
Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo predican, ya que es leído cada sábado en las sinagogas».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 95.
℟. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. ℟
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. ℟
Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15,12-17. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.» Palabra del Señor.
*
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“Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”. La palabra de Jesús no necesita muchas explicaciones. El fruto de la Pascua que aquí se nos propone es el amor fraterno. En la vida comunitaria –y todos estamos de alguna manera sumergidos en relaciones con los demás– es este el aspecto que más nos cuesta imitar de Cristo Jesús. Saber amar como lo ha hecho Él, saliendo de nosotros mismos y amando no de palabra, sino de obra, con la comprensión, con la ayuda oportuna, con la palabra amable, con la tolerancia, con la donación gratuita de nosotros mismos. Cuando vamos a comulgar, cada vez somos invitados a preparar nuestro encuentro con el Señor con un gesto de comunión fraterna: “Dense fraternalmente la paz”. No podemos decir “amén” a Cristo si no estamos dispuestos a decir “amén” al hermano que tenemos cerca, con el que vivimos, aunque tenga temperamento distinto o incluso insoportable. No podemos comulgar con Cristo si no estamos dispuestos a crecer en fraternidad con los demás.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,22-31
Salmo: Sal 56
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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“Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”. La palabra de Jesús no necesita muchas explicaciones. El fruto de la Pascua que aquí se nos propone es el amor fraterno. En la vida comunitaria –y todos estamos de alguna manera sumergidos en relaciones con los demás– es este el aspecto que más nos cuesta imitar de Cristo Jesús. Saber amar como lo ha hecho Él, saliendo de nosotros mismos y amando no de palabra, sino de obra, con la comprensión, con la ayuda oportuna, con la palabra amable, con la tolerancia, con la donación gratuita de nosotros mismos. Cuando vamos a comulgar, cada vez somos invitados a preparar nuestro encuentro con el Señor con un gesto de comunión fraterna: “Dense fraternalmente la paz”. No podemos decir “amén” a Cristo si no estamos dispuestos a decir “amén” al hermano que tenemos cerca, con el que vivimos, aunque tenga temperamento distinto o incluso insoportable. No podemos comulgar con Cristo si no estamos dispuestos a crecer en fraternidad con los demás.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 15,22-31
Salmo: Sal 56
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 15, 22-3. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 56.
℟. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. ℟
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. ℟
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 56.
℟. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. ℟
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15,18-21. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándolos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.» Palabra del Señor.
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Hoy, el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. El mundo representa todo aquello de pecado que encontramos en nuestra vida. Una de las características del seguidor de Jesús es, pues, la lucha contra el mal y el pecado que se encuentra en el interior de cada hombre y en el mundo. Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo. El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje. Dice san Ireneo: «Dios no tiene necesidad de nada; pero el hombre tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre está en perseverar y mantenerse en el servicio de Dios». Esta fidelidad puede traer muchas veces la persecución: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). No hemos de tener miedo de la persecución; más bien hemos de temer no buscar con suficiente deseo cumplir la voluntad del Señor. ¡Seamos valientes y proclamemos sin miedo a Cristo resucitado, luz y alegría de los cristianos! ¡Dejemos que el Espíritu Santo nos transforme para ser capaces de comunicar esto al mundo! Rev. D. Ferran Jarabo.
Lecturas de hoy
1ª Lectura: Hch 16,1-10
Salmo: Sal 99
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Hoy, el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. El mundo representa todo aquello de pecado que encontramos en nuestra vida. Una de las características del seguidor de Jesús es, pues, la lucha contra el mal y el pecado que se encuentra en el interior de cada hombre y en el mundo. Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo. El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje. Dice san Ireneo: «Dios no tiene necesidad de nada; pero el hombre tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre está en perseverar y mantenerse en el servicio de Dios». Esta fidelidad puede traer muchas veces la persecución: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). No hemos de tener miedo de la persecución; más bien hemos de temer no buscar con suficiente deseo cumplir la voluntad del Señor. ¡Seamos valientes y proclamemos sin miedo a Cristo resucitado, luz y alegría de los cristianos! ¡Dejemos que el Espíritu Santo nos transforme para ser capaces de comunicar esto al mundo! Rev. D. Ferran Jarabo.
Lecturas de hoy
1ª Lectura: Hch 16,1-10
Salmo: Sal 99
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 16, 1-10. Pasa a Macedonia y ayúdanos.
En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.
Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 99.
℟. Aclama al Señor, tierra entera.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. ℟
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. ℟
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. ℟
En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.
Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 99.
℟. Aclama al Señor, tierra entera.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. ℟
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. ℟
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. ℟