Parroquia San Francisco de Asís - El Tocuyo
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Lectura del santo Evangelio según san Juan 6,52-59. En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: - «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: - «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún. Palabra del Señor.
*
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Así la Eucaristía forma en nosotros una memoria agradecida, porque nos reconocemos hijos amados y saciados por el Padre; una memoria libre, porque el amor de Jesús, su perdón, sana las heridas del pasado y nos mitiga el recuerdo de las injusticias sufridas e infligidas; una memoria paciente, porque en medio de la adversidad sabemos que el Espíritu de Jesús permanece en nosotros. La Eucaristía nos anima: incluso en el camino más accidentado no estamos solos, el Señor no se olvida de nosotros y cada vez que vamos a él nos conforta con amor. La Eucaristía nos recuerda además que no somos individuos, sino un cuerpo. Como el pueblo en el desierto recogía el maná caído del cielo y lo compartía en familia, así Jesús, Pan del cielo, nos convoca para recibirlo, recibirlo juntos y compartirlo entre nosotros. La Eucaristía no es un sacramento «para mí», es el sacramento de muchos que forman un solo cuerpo, el santo pueblo fiel de Dios». Papa Francisco.


Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 9,1-20
Salmo: Sal 116

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 9, 1-20. Ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a los pueblos.

En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.

Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:

«Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?».

Dijo él:

«¿Quién eres, Señor?».

Respondió:

«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».

Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.

Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:

«Ananías».

Respondió él:

«Aquí estoy, Señor».

El Señor le dijo:

«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».

Ananías contestó:

«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».

El Señor le dijo:

«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».

Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:

«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».

Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.

Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. Sal 116.

℟. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos. ℟

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6,60-69. En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: - «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: - «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.» Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: - «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: - «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: - «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.» Palabra del Señor.
*
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Delante del escándalo y la murmuración de los discípulos, Jesús puntualiza que «el Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida». La fe en la persona de Jesús y el seguimiento son un don, es una gracia que se nos concede. Cuando no somos capaces de reconocer la vida nueva que Jesús nos da, nos pasa como a esos discípulos que se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Pidamos en nuestra oración que el Señor nos alimente siempre con el pan de su Palabra, con su cuerpo y su sangre, con su espíritu de vida. Haciendo nuestras las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a ir? ¡Tú tienes palabras de vida eterna! Edgardo Guzmán, cmf. // ciudadredonda.

Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 9,31-42
Salmo: Sal 115

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 9, 31-42. Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.

Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor.

Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nosotros».

Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. Sal 115.

℟. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. ℟

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. ℟

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10,27-30. En aquel tiempo, dijo Jesús: -Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno. Palabra del Señor.
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Cristo es el verdadero pastor, que realiza el modelo más alto de amor por el rebaño: Él dispone libremente de su vida, nadie se la quita, sino que la dona a favor de las ovejas. En abierta oposición a los falsos pastores, Jesús se presenta como el verdadero y único pastor del pueblo: el mal pastor piensa en sí mismo y explota a las ovejas; el pastor bueno piensa en sus ovejas y se dona a sí mismo. A diferencia del mercenario, Cristo pastor es un guía pensativo que participa en la vida de su rebaño, no busca otro interés, no tiene otra ambición que la de guiar, alimentar y proteger a sus ovejas. Y todo esto al precio más alto, el del sacrificio de la propia vida. En la figura de Jesús, buen pastor, nosotros contemplamos la Providencia de Dios, su preocupación paterna por cada uno de nosotros… porque donándonos a Jesús como Pastor que da la vida por nosotros, ¡el Padre nos ha dado todo lo más grande y precioso que podía darnos! Es el amor más alto y más puro, porque no está motivado por ninguna necesidad, no está condicionado por ningún cálculo, no es atraído por ningún deseo de intercambio interesado. Frente a este amor de Dios, nosotros experimentamos una alegría inmensa y nos abrimos al reconocimiento por lo que hemos recibido gratuitamente. Papa Francisco.

Lecturas de hoy:
Hch 13,14.43-52
Salmo: Sal 99
2ª Lectura: Ap 7,9.14b-17

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 13, 14.43-52. Sabed que nos dedicamos a los gentiles.

En aquellos días, Pablo y Bernabé continuaron desde Perge y llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.

Muchos judíos y prosélitos adoradores de Dios siguieron a Pablo y Bernabé, que hablaban con ellos exhortándolos a perseverar fieles a la gracia de Dios.

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo.

Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:

«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra"».

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.

Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL.Sal 99.

℟. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. ℟

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. ℟

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. ℟

SEGUNDA LECTURA. Ap 7, 9.14b-17. El Cordero los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.

Y uno de los ancianos me dijo:

«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.

Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo.

El que se sienta en el trono acampará entre ellos.

Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas.

Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos».
Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10,1-10. En aquel tiempo, dijo Jesús: -«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.» Palabra del Señor.
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¡Qué maravilloso es contemplar a Cristo como la puerta que nos permitirá salir de "nuestra vida" y entrar a otra vida nueva, diversa! Pasar por Cristo no significa que todo el día tenemos que estar rezando sin parar, o que tenemos que estar pensando hora tras hora en Dios. El Señor nos lo dice con tanta sencillez: "quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos". Es como si Cristo nos quisiera expresar: Mira, cuando necesites mi gracia: aquí estoy; cuando estés cansado de tu fracasos, de tus dificultades: ven a mí; cuando tu alma tenga hambre de Dios: aquí está el mejor pasto que soy Yo -¡la Eucaristía! "Entrar por la puerta, que es Cristo, quiere decir conocerlo y amarlo cada vez más, para que nuestra voluntad se una a la suya y nuestro actuar llegue a ser uno con su actuar (...)". Benedicto XVI.

Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 11,1-18
Salmo: Sal 41

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
Primera Lectura. Hch 11, 1-18 • Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:

«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».

Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:

«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: "Levántate, Pedro, mata y come". Yo respondí: "De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura". Pero la voz del cielo habló de nuevo: "Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano". Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.

En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: "Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa".

En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo". Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».

Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: «Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. Sal 41.

℟. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua,

así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? ℟

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. ℟

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. ℟
Lectura del santo Evangelio según San Juan 10,22-30. Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: - «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.» Jesús les respondió: - «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.» Palabra del Señor.
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“¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”. Es el reclamo que la hacen hoy a Jesús, un reclamo que sale del fondo del alma: ¡ya queremos saberlo, no tardes más! Por siglos han estado esperando al Mesías, era la esperanza que aguardaba Israel. Lo triste era que si bien anhelaban auténticamente la salvación, no estaban dispuestos a acogerla, porque querían un salvador a su manera. Es como decir: “Respóndeme, pero dime lo que yo quiero escuchar”. Quizá nos podemos ver reflejados en ellos. ¿No es la salvación lo que más anhelamos en la vida? ¿Estar con Dios para siempre no es lo que más queremos? Pero a veces qué tercos, qué poco dóciles somos. Cuánto nos cuesta confiar en nuestro Buen Pastor, ser dóciles y queremos las cosas a nuestra manera. Hoy el Señor nos anima a no desfallecer. En Dios podemos confiar. Él nos ha hecho una promesa. Cada vez que escuchamos una promesa de Jesús en el Evangelio podemos estar en paz, podemos alegrarnos, porque Dios cumple siempre lo que promete y no nos va a dejar con las manos vacías. En sus promesas está nuestra esperanza. Si oímos su voz y lo seguimos, Él nos dará la vida eterna y nadie nos arrebatará de su mano. El que oye Su voz y lo sigue camina por terreno firme. No nos ha prometido que no vamos a tener problemas, pero sí nos ha dicho que nadie nos arrebatará de su mano. Podremos atravesar las tormentas junto a Jesús y podemos seguir adelante, con esperanza. Pidámosle al Señor que nos ayude a ser menos rebeldes, menos tercos, a ser verdaderas ovejas de su rebaño. Que nunca dejemos de oír su voz. A veces podrá ocurrir que no entendamos bien sus palabras, que nos cueste comprender sus planes. Eso sí. Pero nunca dejemos de oírlo, de buscarlo, de estar a su lado. P. Juan J. Paniagua.


Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 11,19-26
Salmo: Sal 86

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 11, 19-26 • Se pusieron a hablar a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús.

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.

Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.

Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. Sal 86.

℟. Alabad al Señor todas las naciones.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sion
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! ℟

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sion: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». ℟

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». ℟
Lectura del Santo Evangelio según san Juan 15,9-17. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.» Palabra del Señor.
*
*
Todos en la vida buscamos ser felices, como si fuera nuestro deseo más grande: "por sobre todas las cosas deseo ser feliz". Sin embargo, no sé si Uds saben que en realidad la felicidad no hay que buscarla, porque la felicidad viene solita. ¿Saben qué sí tenemos que buscar? Vivir el amor. Porque si amas, la felicidad cae por su propio peso, la felicidad viene sola. La felicidad no es la meta, la meta es vivir el amor, la felicidad es la consecuencia de haber alcanzado la meta. Por tanto, no se la busca, sino que viene sola. Así como a un auto de gasolina lo único que lo hace andar es gasolina, le puedes echar Coca Cola, vino o jugo de frutas y no avanza. De la misma manera, lo único que nos hace felices es el amor, que no te engañen, no hay nada más: que ames a tus padres, a tus hermanos, que los hagas felices, a tus amigos, a los que te necesitan, que ames a Dios. Aquí viene la parte difícil. ¿Cómo amo a Dios? A la familia y amigos es fácil, pero a Dios que no lo veo en un poco más difícil. Hoy Jesús nos va a hablar justo de eso. Dice Jesús: "el que cumple mis mandamientos, permanece en mi amor". No dice el que los siente en su corazón, sino el que los cumple, el que los obedece, el que los guarda. El amor se muestra en la fidelidad, no sólo en la emoción. Porque el amor es en primer lugar un acto de la voluntad, es una decisión, un compromiso, una opción de vida que se toma. Hoy que celebramos a San Matías apóstol, el tomó una opción de vida, no sólo un sentimiento. Optó por amar a Dios y al prójimo y le dijo que sí a Dios hasta las últimas consecuencias, por eso fue amigo de Jesús. Aprendamos de este valiente apóstol a amar de verdad. P. Juan José Paniagua.


Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Hch 1, 15-17. 20-26
Salmo: Sal 112

#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Hch 1, 15-17.20-26. Le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.

En aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había reunidas unas ciento veinte personas) y dijo:

«Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, el que hizo de guía de los que arrestaron a Jesús, pues era de nuestro grupo y le cupo en suerte compartir este ministerio.

Y es que en el libro de los Salmos está escrito: "Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella", y también: "Que su cargo lo ocupe otro".

Es necesario, por tanto, que uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús, comenzando en el bautismo de Juan hasta el día en que nos fue quitado y llevado al cielo, se asocie a nosotros como testigo de su resurrección».

Propusieron dos: José, llamado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezando, dijeron:

«Señor, tú que penetras el corazón de todos, muéstranos a cuál de los dos has elegido para que ocupe el puesto de este ministerio y apostolado, del que ha prevaricado Judas para marcharse a su propio puesto».

Les repartieron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL. Sal 112.

℟. El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. ℟

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. ℟

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? ℟

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. ℟