PRIMERA LECTURA. Ez 37, 21-28. Los haré una sola nación.
Esto dice el Señor Dios:«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los haré una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitaban y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Lectura Sálmica. Jer 31, 10-13
℟. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. ℟
Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor. ℟
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. ℟
Esto dice el Señor Dios:«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los haré una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitaban y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Lectura Sálmica. Jer 31, 10-13
℟. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. ℟
Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor. ℟
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19,28-40. En aquel tiempo, Jesús caminaba delante de sus discípulos, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente: al entrar en ella, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", le diréis así: "El Señor lo necesita"». Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el pollino, los dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». Ellos dijeron: «El Señor lo necesita». Se lo llevaron a Jesús, y, después de poner sus mantos sobre el pollino, ayudaron a Jesús a montar sobre él. Mientras él iba avanzando, extendían sus mantos por el camino. Y, cuando se acercaba ya a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: «¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas». Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Y respondiendo, dijo: «Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras». Palabra del Señor
*
*
1) La procesión de Ramos: Expresa de manera sensible lo que ha sido nuestro peregrinar de Cuaresma. Es la culminación de la subida con Cristo a Jerusalén para vivir la Pascua con él, que, «reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz». La liturgia de hoy, pues, incluye los dos polos del misterio pascual: rechazo y aceptación, sombra y luz, muerte y vida. De la alegría de la procesión, pasaremos a la contemplación de la Pasión de Cristo en el evangelio de la misa. Estos dos polos encuentran su expresión más completa y perfecta en el altar de la eucaristía que, al mismo tiempo que sacrificio, es banquete festivo de los hijos de Dios. Tu vida está marcada por esos dos polos.
2) En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por esta razón, en todas las misas se hace memoria de la entrada del Señor en la ciudad santa. Mira tu caminar, mira cómo venís llevando tu vida y hacia dónde vas.
3) Iniciamos: Vamos camino a la Pascua, hoy comienza con una propuesta concreta, anímate a que esta Semana Santa sea diferente y de vos depende que sea así. Inició el tiempo más fuerte. (Misioneros Digitales)
Lecturas de hoy:
Conmemoración de la entrada en Jerusalén: Lc 19,28-40
1ª Lectura: Is 50,4-7
Salmo: Sal 21
2ª Lectura: Flp 2,6-11
Evangelio: Lc 22,14—23,56 o bien más breve Lc 23,1-49.
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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1) La procesión de Ramos: Expresa de manera sensible lo que ha sido nuestro peregrinar de Cuaresma. Es la culminación de la subida con Cristo a Jerusalén para vivir la Pascua con él, que, «reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz». La liturgia de hoy, pues, incluye los dos polos del misterio pascual: rechazo y aceptación, sombra y luz, muerte y vida. De la alegría de la procesión, pasaremos a la contemplación de la Pasión de Cristo en el evangelio de la misa. Estos dos polos encuentran su expresión más completa y perfecta en el altar de la eucaristía que, al mismo tiempo que sacrificio, es banquete festivo de los hijos de Dios. Tu vida está marcada por esos dos polos.
2) En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por esta razón, en todas las misas se hace memoria de la entrada del Señor en la ciudad santa. Mira tu caminar, mira cómo venís llevando tu vida y hacia dónde vas.
3) Iniciamos: Vamos camino a la Pascua, hoy comienza con una propuesta concreta, anímate a que esta Semana Santa sea diferente y de vos depende que sea así. Inició el tiempo más fuerte. (Misioneros Digitales)
Lecturas de hoy:
Conmemoración de la entrada en Jerusalén: Lc 19,28-40
1ª Lectura: Is 50,4-7
Salmo: Sal 21
2ª Lectura: Flp 2,6-11
Evangelio: Lc 22,14—23,56 o bien más breve Lc 23,1-49.
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
📖 PRIMERA LECTURA. Is 50, 4-7
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo;
para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Palabra de Dios
📖SALMO RESPONSORIAL. Sal 21.
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». ℟
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. ℟
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. ℟
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». ℟
📖SEGUNDA LECTURA. Flp 2, 6-11. Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo.
Cristo Jesús, siendo de condición divina,
no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
al contrario, se despojó de sí mismo
tomando la condición de esclavo,
hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia,
se humilló a sí mismo,
hecho obediente hasta la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo;
para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Palabra de Dios
📖SALMO RESPONSORIAL. Sal 21.
℟. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». ℟
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. ℟
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. ℟
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». ℟
📖SEGUNDA LECTURA. Flp 2, 6-11. Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo.
Cristo Jesús, siendo de condición divina,
no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
al contrario, se despojó de sí mismo
tomando la condición de esclavo,
hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia,
se humilló a sí mismo,
hecho obediente hasta la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Evangelio: Lc 22, 14 - 23, 56. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.
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https://telegra.ph/Evangelio-Lc-22-14---23-56-Pasi%C3%B3n-de-nuestro-Se%C3%B1or-Jesucristo-seg%C3%BAn-San-Lucas-04-13
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Telegraph
Evangelio: Lc 22, 14 - 23, 56. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas.
Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer C. Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa y los apóstoles con él y les dijo: + «Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que…
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12,1-11. Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: - «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús. Palabra del Señor
*
*
Hace muy pocos días Jesús acaba de resucitar a Lázaro y sus familiares lo invitan a cenar. Se descubrían bendecidos por Dios, el Señor los había mirado con misericordia y les había devuelto en vida a su ser querido. Y María, hermana de Lázaro, realiza un gesto realmente hermoso. Unge con un perfume carísimo los pies del Señor, de unos 300 denarios, es decir, el salario de todo un año debido a un obrero. Y digo que es un gesto bellísimo porque expresa lo grande y lo infinita que es la misericordia de Dios, que no tiene precio. Cuando alguien ha experimentado la grandeza del amor de Dios, descubre que es una medida que sobrepasa todo lo humano. Probablemente en la memoria de María resonaban las palabras del salmista: "¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?" (Salmo 115). No hay medida, humanamente nada sería suficiente. Su misericordia no tiene medida. En esta semana Santa tengamos como María un corazón agradecido. Que la gratitud a Dios inflame el amor de nuestro corazón. Ofrezcámosle también al Señor el agradable perfume de nuestras buenas obras, de nuestra caridad, de nuestra misericordia. Y que así como el perfume de María inundó con su fragancia toda la habitación, que nuestras buenas obras, también inunden con su fragancia al mundo entero, que inspiren con su aroma a todos nuestros hermanos. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de Hoy:
1ª Lectura: Is 42, 1-7
Salmo: Sal 26
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Hace muy pocos días Jesús acaba de resucitar a Lázaro y sus familiares lo invitan a cenar. Se descubrían bendecidos por Dios, el Señor los había mirado con misericordia y les había devuelto en vida a su ser querido. Y María, hermana de Lázaro, realiza un gesto realmente hermoso. Unge con un perfume carísimo los pies del Señor, de unos 300 denarios, es decir, el salario de todo un año debido a un obrero. Y digo que es un gesto bellísimo porque expresa lo grande y lo infinita que es la misericordia de Dios, que no tiene precio. Cuando alguien ha experimentado la grandeza del amor de Dios, descubre que es una medida que sobrepasa todo lo humano. Probablemente en la memoria de María resonaban las palabras del salmista: "¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?" (Salmo 115). No hay medida, humanamente nada sería suficiente. Su misericordia no tiene medida. En esta semana Santa tengamos como María un corazón agradecido. Que la gratitud a Dios inflame el amor de nuestro corazón. Ofrezcámosle también al Señor el agradable perfume de nuestras buenas obras, de nuestra caridad, de nuestra misericordia. Y que así como el perfume de María inundó con su fragancia toda la habitación, que nuestras buenas obras, también inunden con su fragancia al mundo entero, que inspiren con su aroma a todos nuestros hermanos. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de Hoy:
1ª Lectura: Is 42, 1-7
Salmo: Sal 26
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
Primera Lectura. Is 42, 1-7. No gritará, no voceará por las calles.
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 26.
℟. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? ℟
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. ℟
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. ℟
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. ℟
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 26.
℟. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? ℟
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. ℟
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. ℟
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13,21-33.36-38. En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: - «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.» Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?» Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.» Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.» Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir."» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.» Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.» Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.» Palabra del Señor.
*
*
Este pasaje del Evangelio se nos dice que ocurre en la noche. La noche que nos recuerda la oscuridad del hombre, su fragilidad, su ser pecador y que incluso va a cometer la osadía de querer atentar contra Dios mismo. Porque lo curioso de este pasaje es que junta a dos personajes muy conocidos y sus traiciones: a Judas y a Pedro, grandes amigos de Jesús. El primero sale para traicionarlo. Del segundo, anuncia que lo negará tres veces. Sin embargo, las actitudes de estos dos hombres contrastan con las de Jesús. Él es eternamente fiel. Y su ternura se muestra en abundancia. Hoy Jesús nos muestra la paciencia infinita que tiene con el pecador. Jesús no los recrimina, más bien no se cansa de mostrarles su fidelidad. Con paciencia y amor, busca atraerlos hacia sí, busca mostrarles su amistad para que se conviertan. Porque mientras que el mundo busca al culpable para castigarlo, Dios busca al culpable para amarlo y perdonarlo. Recordemos el día de hoy lo paciente que ha sido el Señor con nosotros. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Is 49,1-6
Salmo: Sal 70
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Este pasaje del Evangelio se nos dice que ocurre en la noche. La noche que nos recuerda la oscuridad del hombre, su fragilidad, su ser pecador y que incluso va a cometer la osadía de querer atentar contra Dios mismo. Porque lo curioso de este pasaje es que junta a dos personajes muy conocidos y sus traiciones: a Judas y a Pedro, grandes amigos de Jesús. El primero sale para traicionarlo. Del segundo, anuncia que lo negará tres veces. Sin embargo, las actitudes de estos dos hombres contrastan con las de Jesús. Él es eternamente fiel. Y su ternura se muestra en abundancia. Hoy Jesús nos muestra la paciencia infinita que tiene con el pecador. Jesús no los recrimina, más bien no se cansa de mostrarles su fidelidad. Con paciencia y amor, busca atraerlos hacia sí, busca mostrarles su amistad para que se conviertan. Porque mientras que el mundo busca al culpable para castigarlo, Dios busca al culpable para amarlo y perdonarlo. Recordemos el día de hoy lo paciente que ha sido el Señor con nosotros. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Is 49,1-6
Salmo: Sal 70
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Is 49, 1-6. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre.Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 70.
℟. Mi boca cantará tu salvación, Señor.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame. ℟
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. ℟
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. ℟
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. ℟
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Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre.Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 70.
℟. Mi boca cantará tu salvación, Señor.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame. ℟
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. ℟
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. ℟
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. ℟
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Lectura del santo Evangelio Según San Mateo 26,14-25. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: - «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: - «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó: - «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."» Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: - «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.» Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: - «¿Soy yo acaso, Señor?» Él respondió: - «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.» Entonces preguntó judas, el que lo iba a entregar: - «¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: - «Tú lo has dicho.» Palabra del Señor.
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Van tres días seguidos que el Evangelio, además de hablarnos de Jesús, nos habla de Judas Iscariote. ¿Por qué la liturgia de la Iglesia, antes a comenzar a celebrar los misterios centrales de nuestra fe, nos habla tanto la vida de este personaje, de triste memoria? En primer lugar es importante señalar que Judas no estaba predestinado a traicionar, ése no era su llamado, Dios no nos llama a hacer cosas malas. Su llamado era ser apóstol, Jesús lo escogió para una misión de bien. Es más, el Señor probablemente vio en él muchas cosas buenas. Él estaba en la capacidad de responderle al Señor, de ser santo. Sin embargo traiciona a Jesús porque quiere, haciendo una opción clara y explícita por el mal. Aunque no nos guste aceptarlo, en algo también nos podemos parecer a él. Porque el problema de Judas es que se sintió defraudado por Jesús. El Señor no respondió a sus expectativas. Se había hecho otra idea de Jesús. Pareciera que sí estaba dispuesto a seguirlo, pero siempre y cuando fuera un Dios ajustado a su medida. ¿No nos hemos sentido también nosotros algunas veces defraudados por el Señor? ¿Porque las cosas no resultan como habíamos pensado? ¿Porque el camino se ha hecho quizá un poco más estrecho, o las pruebas se están haciendo más largas de lo esperado? Hoy recordemos que hay que seguir a Jesús de manera incondicional. Recordemos que al igual que a Judas, Jesús también nos ha llamado. A estas alturas quizá hemos visto ya muchas de las maravillas que Jesús ha obrado en nuestras vidas, pero aun así, quizá todavía no le creemos del todo, dudamos... También podrí-amos nosotros traicionar, quizá no de manera tan escandalosa como Judas, pero podemos caer en la desgracia de cambiar a Jesús por otros caminos que podrían parecer más eficaces, menos difíciles, más aceptables a los ojos del mundo. Porque la traición de Judas está en que habiendo conocido la verdad, escogió otros caminos, algo que también nos podría pasar. En estos días veamos el amor que Dios nos tiene, para que nuestro corazón se llene de gratitud y fidelidad. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de Hoy
1ª Lectura: Is 50, 4-9a
Salmo: Sal 68
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Van tres días seguidos que el Evangelio, además de hablarnos de Jesús, nos habla de Judas Iscariote. ¿Por qué la liturgia de la Iglesia, antes a comenzar a celebrar los misterios centrales de nuestra fe, nos habla tanto la vida de este personaje, de triste memoria? En primer lugar es importante señalar que Judas no estaba predestinado a traicionar, ése no era su llamado, Dios no nos llama a hacer cosas malas. Su llamado era ser apóstol, Jesús lo escogió para una misión de bien. Es más, el Señor probablemente vio en él muchas cosas buenas. Él estaba en la capacidad de responderle al Señor, de ser santo. Sin embargo traiciona a Jesús porque quiere, haciendo una opción clara y explícita por el mal. Aunque no nos guste aceptarlo, en algo también nos podemos parecer a él. Porque el problema de Judas es que se sintió defraudado por Jesús. El Señor no respondió a sus expectativas. Se había hecho otra idea de Jesús. Pareciera que sí estaba dispuesto a seguirlo, pero siempre y cuando fuera un Dios ajustado a su medida. ¿No nos hemos sentido también nosotros algunas veces defraudados por el Señor? ¿Porque las cosas no resultan como habíamos pensado? ¿Porque el camino se ha hecho quizá un poco más estrecho, o las pruebas se están haciendo más largas de lo esperado? Hoy recordemos que hay que seguir a Jesús de manera incondicional. Recordemos que al igual que a Judas, Jesús también nos ha llamado. A estas alturas quizá hemos visto ya muchas de las maravillas que Jesús ha obrado en nuestras vidas, pero aun así, quizá todavía no le creemos del todo, dudamos... También podrí-amos nosotros traicionar, quizá no de manera tan escandalosa como Judas, pero podemos caer en la desgracia de cambiar a Jesús por otros caminos que podrían parecer más eficaces, menos difíciles, más aceptables a los ojos del mundo. Porque la traición de Judas está en que habiendo conocido la verdad, escogió otros caminos, algo que también nos podría pasar. En estos días veamos el amor que Dios nos tiene, para que nuestro corazón se llene de gratitud y fidelidad. P. Juan J. Paniagua.
Lecturas de Hoy
1ª Lectura: Is 50, 4-9a
Salmo: Sal 68
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
PRIMERA LECTURA. Is 50, 4-9. No escondí el rostro ante ultrajes.
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque.Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará?
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 68
℟. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre.
Porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. ℟
La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. ℟
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. ℟
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque.Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará?
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL. Sal 68
℟. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre.
Porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. ℟
La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. ℟
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. ℟
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13,1-15. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: -«Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: -«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.» Pedro le dijo: -«No me lavarás los pies jamás.» Jesús le contestó: -«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.» Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» Jesús le dijo: -«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. » Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: -«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.» Palabra del Señor.
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Hemos sentido lo que Jesús hizo en la Última Cena. Es un gesto de despedida. Es la herencia que nos deja. Él es Dios y se hizo siervo, servidor nuestro, y ésta es la herencia. También ustedes deben ser servidores, uno de los otros. Él hizo este camino por amor. También ustedes tienen que amarse y ser servidores en el amor. Ésta es la herencia que nos deja Jesús. Y hace este gesto de lavar los pies porque es un gesto simbólico: lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales, a la gente que venía al almuerzo o a la cena porque en aquel tiempo las calles eran todas de tierra, y cuando entraban a casa, era necesario lavarse los pies. Nosotros tenemos que ser servidores unos de los otros, y por eso la Iglesia, en el día de hoy cuando se conmemora la Última Cena, cuando Jesús ha instituido la Eucaristía, también hace en la ceremonia este gesto de lavar los pies, que nos recuerda que nosotros debemos ser siervos unos de otros. Papa Francisco.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Ex 12, 1-8. 11-14
Salmo: Sal 115
2ª Lectura:1 Cor 11, 23-26;
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo
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Hemos sentido lo que Jesús hizo en la Última Cena. Es un gesto de despedida. Es la herencia que nos deja. Él es Dios y se hizo siervo, servidor nuestro, y ésta es la herencia. También ustedes deben ser servidores, uno de los otros. Él hizo este camino por amor. También ustedes tienen que amarse y ser servidores en el amor. Ésta es la herencia que nos deja Jesús. Y hace este gesto de lavar los pies porque es un gesto simbólico: lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales, a la gente que venía al almuerzo o a la cena porque en aquel tiempo las calles eran todas de tierra, y cuando entraban a casa, era necesario lavarse los pies. Nosotros tenemos que ser servidores unos de los otros, y por eso la Iglesia, en el día de hoy cuando se conmemora la Última Cena, cuando Jesús ha instituido la Eucaristía, también hace en la ceremonia este gesto de lavar los pies, que nos recuerda que nosotros debemos ser siervos unos de otros. Papa Francisco.
Lecturas de hoy:
1ª Lectura: Ex 12, 1-8. 11-14
Salmo: Sal 115
2ª Lectura:1 Cor 11, 23-26;
#PSanFrancisco #EvangelioDeHoy #ElTocuyo