MARTIROLOGIO ROMANO 16 DE ABRIL. SAN BENITO JOSÉ LABRE, CONFESOR.
n. 25 de Marzo de 1748 en Amettes (Boulogne), Francia;
† 16 de Abril de 1783 en Roma.
"Si alguno de vosotros se tiene por sabio según el mundo, hágase necio a los ojos del mundo]a fin de ser sabio a los ojos de Dios".
(1 Corintios 3, 18).
ELOGIO:
+ En Corinto, de la Acaya, Santos Mártires Leónidas y siete Compañeras:
Carissa, Galina, Teodora, Nica, Nunecia, Callis y Basilisa, que, después de diversas torturas, fueron arrojados al mar.
+ En Zaragoza, Santa Engracia, Virgen y Mártir, que sufrió duros suplicios, quedándole las llagas como testimonio de su Martirio.
+ En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, conmemoración de San Optato y sus diecisiete Compañeros, Mártires, que en la persecución bajo el Emperador Diocleciano fueron ejecutados, después de ser atormentados, componiendo Prudencio unos versos sobre su Glorioso Martirio.
+ También en Zaragoza, Santos Cayo y Cremencio, que en la misma persecución perseveraron en la Fe en Cristo, superando las torturas que se les infligieron.
+ En Astorga, durante el Reinado de los suevos, en Hispania, Santo Toribio, Obispo, que, por mandato del Papa San León Magno, se enfrentó decididamente a la secta priscilianista que se difundía por Hispania.
+ En Braga, de Lusitania, San Fructuoso, Obispo, el cual, Monje y Fundador de Monasterios, fue Obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del Décimo Concilio de Toledo, Obispo Metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus Monasterios.
+ En Escocia, San Magno, Mártir, que, siendo Príncipe de las Islas Órcadas, abrazó la Fe Cristiana y, encontrándose en dificultades con el Rey de Noruega por acusaciones que se le habían hecho, se presentó desarmado a su colega en el gobierno para firmar la paz, siendo asesinado traicioneramente.
+ En Roma, el Tránsito de San Benito José Labre, Confesor, insigne por el desprecio de sí mismo y por su extremada pobreza voluntaria.
+ En Sebourg, en Hainaut, San Drogón, pastor y peregrino por el Señor, que, buscando una vida sencilla y solitaria, acabó sus días recluso en una pequeña celda.
+ En Broni, cerca de Pavía, en Lombardía, Conmemoracion de San Contardo, peregrino, que escogió vivir en pobreza total y, habiendo iniciado el Camino de Santiago, contrajo una enfermedad que le causó la muerte.
+ En Nevers, Francia, Santa María Bernarda Soubiroux, virgen, que nacida en el pueblo de Lourdes en el seno de una paupérrima familia, todavía adolescente experimentó la presencia de la Bienaventurada María Virgen Inmaculada y, a continuación, tomó el hábito religioso, llevó una vida de humildad escondida.
+ Y en otras partes, otros muchos Santos Mártires y Confesores, y Santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN BENITO JOSÉ LABRE
Confesor.
Benito pasó la mayor parte de su vida haciendo peregrinaciones.
Iba casi siempre con los pies descalzos tanto en invierno como en verano, vestido con harapos y sin provisiones para el día siguiente. Vivía de limosnas, pero no mendigaba, nunca conservaba sino lo estrictamente necesario, y partía con los pobres lo que se le daba por Caridad.
Pasó sus últimos años en Roma, orando días enteros en las iglesias; por la noche retirábase a unas ruinas para descansar algunas horas.
Cayó desvanecido en las escalinatas de Nuestra Señora de los Montes y fue transportado a una casa vecina donde pronto se durmió en el sueño de los Justos, el 16 de Abril de 1783, a la edad de 35 años.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE LOS BIENAVENTURADOS
I. La sabiduría del mundo consiste en amontonar riquezas; ¡por eso trata de locura a la pobreza evangélica! ¡Oh bella y gloriosa locura que nos asemeja a Jesucristo, Hijo de Dios, Sabiduría encarnada! San Benito José Labre profesó esplendorosamente esta locura; con ardor abrazó esta pobreza. Sabía que las riquezas cautivan el corazón, y a su corazón lo quería libre para Jesucristo, su único Señor.
n. 25 de Marzo de 1748 en Amettes (Boulogne), Francia;
† 16 de Abril de 1783 en Roma.
"Si alguno de vosotros se tiene por sabio según el mundo, hágase necio a los ojos del mundo]a fin de ser sabio a los ojos de Dios".
(1 Corintios 3, 18).
ELOGIO:
+ En Corinto, de la Acaya, Santos Mártires Leónidas y siete Compañeras:
Carissa, Galina, Teodora, Nica, Nunecia, Callis y Basilisa, que, después de diversas torturas, fueron arrojados al mar.
+ En Zaragoza, Santa Engracia, Virgen y Mártir, que sufrió duros suplicios, quedándole las llagas como testimonio de su Martirio.
+ En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, conmemoración de San Optato y sus diecisiete Compañeros, Mártires, que en la persecución bajo el Emperador Diocleciano fueron ejecutados, después de ser atormentados, componiendo Prudencio unos versos sobre su Glorioso Martirio.
+ También en Zaragoza, Santos Cayo y Cremencio, que en la misma persecución perseveraron en la Fe en Cristo, superando las torturas que se les infligieron.
+ En Astorga, durante el Reinado de los suevos, en Hispania, Santo Toribio, Obispo, que, por mandato del Papa San León Magno, se enfrentó decididamente a la secta priscilianista que se difundía por Hispania.
+ En Braga, de Lusitania, San Fructuoso, Obispo, el cual, Monje y Fundador de Monasterios, fue Obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del Décimo Concilio de Toledo, Obispo Metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus Monasterios.
+ En Escocia, San Magno, Mártir, que, siendo Príncipe de las Islas Órcadas, abrazó la Fe Cristiana y, encontrándose en dificultades con el Rey de Noruega por acusaciones que se le habían hecho, se presentó desarmado a su colega en el gobierno para firmar la paz, siendo asesinado traicioneramente.
+ En Roma, el Tránsito de San Benito José Labre, Confesor, insigne por el desprecio de sí mismo y por su extremada pobreza voluntaria.
+ En Sebourg, en Hainaut, San Drogón, pastor y peregrino por el Señor, que, buscando una vida sencilla y solitaria, acabó sus días recluso en una pequeña celda.
+ En Broni, cerca de Pavía, en Lombardía, Conmemoracion de San Contardo, peregrino, que escogió vivir en pobreza total y, habiendo iniciado el Camino de Santiago, contrajo una enfermedad que le causó la muerte.
+ En Nevers, Francia, Santa María Bernarda Soubiroux, virgen, que nacida en el pueblo de Lourdes en el seno de una paupérrima familia, todavía adolescente experimentó la presencia de la Bienaventurada María Virgen Inmaculada y, a continuación, tomó el hábito religioso, llevó una vida de humildad escondida.
+ Y en otras partes, otros muchos Santos Mártires y Confesores, y Santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN BENITO JOSÉ LABRE
Confesor.
Benito pasó la mayor parte de su vida haciendo peregrinaciones.
Iba casi siempre con los pies descalzos tanto en invierno como en verano, vestido con harapos y sin provisiones para el día siguiente. Vivía de limosnas, pero no mendigaba, nunca conservaba sino lo estrictamente necesario, y partía con los pobres lo que se le daba por Caridad.
Pasó sus últimos años en Roma, orando días enteros en las iglesias; por la noche retirábase a unas ruinas para descansar algunas horas.
Cayó desvanecido en las escalinatas de Nuestra Señora de los Montes y fue transportado a una casa vecina donde pronto se durmió en el sueño de los Justos, el 16 de Abril de 1783, a la edad de 35 años.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE LOS BIENAVENTURADOS
I. La sabiduría del mundo consiste en amontonar riquezas; ¡por eso trata de locura a la pobreza evangélica! ¡Oh bella y gloriosa locura que nos asemeja a Jesucristo, Hijo de Dios, Sabiduría encarnada! San Benito José Labre profesó esplendorosamente esta locura; con ardor abrazó esta pobreza. Sabía que las riquezas cautivan el corazón, y a su corazón lo quería libre para Jesucristo, su único Señor.
¡Ay! ¡que no tengamos nosotros el valor de imitarlo! Aprendamos por lo menos a honrar la pobreza y a asociarnos a los méritos de los pobres de Jesucristo aliviando su miseria.
II. Los prudentes del siglo van sin cesar tras el placer: Benito toma el camino trazado por Jesucristo, su Maestro y su Modelo. Debiendo elegir entre el gozo y la cruz, elige la cruz, porque sabe que es menester pasar por mil tribulaciones para llegar al cielo. El mundano consiente, para gozar de algunos placeres efímeros, en ser objeto de suplicios sin fin; el cristiano soporta penas pasajeras para merecer un gozo eterno. Dime cuál es el sabio y cuál el loco, y conforma tu conducta a tu respuesta. ¡Qué! ¿no podremos vivir sin placer, nosotros que debemos morir con placer? (Tertuliano).
III. El mundo busca, afanosamente, reputación y gloria; nuestro santo, abatimiento y oprobios. Saborea en las ignominias un gusto que hace que las busque con avidez. Se lo carga de injurias, se lo persigue a pedradas; dice a uno que quiere defenderle: Déjalos; si supieses tú quien soy te unirías a ellos. ¡Cuán diferente a la suya es nuestra conducta!, y sin embargo, ¿no tenemos nosotros, por ventura, que ganar el mismo cielo? Si deseas gloria, desea la verdadera y durable.
Pidamos como fruto de este día: El respeto a los pobres.
Orad por los indigentes.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis querido que San Benito José se adhiriese únicamente a Vos por el amor a los desprecios y a la pobreza, concedednos, en vista de sus méritos, la gracia de despreciar las cosas de la tierra y buscar los bienes del cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DIOS SOLO Y SOLO DIOS.
II. Los prudentes del siglo van sin cesar tras el placer: Benito toma el camino trazado por Jesucristo, su Maestro y su Modelo. Debiendo elegir entre el gozo y la cruz, elige la cruz, porque sabe que es menester pasar por mil tribulaciones para llegar al cielo. El mundano consiente, para gozar de algunos placeres efímeros, en ser objeto de suplicios sin fin; el cristiano soporta penas pasajeras para merecer un gozo eterno. Dime cuál es el sabio y cuál el loco, y conforma tu conducta a tu respuesta. ¡Qué! ¿no podremos vivir sin placer, nosotros que debemos morir con placer? (Tertuliano).
III. El mundo busca, afanosamente, reputación y gloria; nuestro santo, abatimiento y oprobios. Saborea en las ignominias un gusto que hace que las busque con avidez. Se lo carga de injurias, se lo persigue a pedradas; dice a uno que quiere defenderle: Déjalos; si supieses tú quien soy te unirías a ellos. ¡Cuán diferente a la suya es nuestra conducta!, y sin embargo, ¿no tenemos nosotros, por ventura, que ganar el mismo cielo? Si deseas gloria, desea la verdadera y durable.
Pidamos como fruto de este día: El respeto a los pobres.
Orad por los indigentes.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis querido que San Benito José se adhiriese únicamente a Vos por el amor a los desprecios y a la pobreza, concedednos, en vista de sus méritos, la gracia de despreciar las cosas de la tierra y buscar los bienes del cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DIOS SOLO Y SOLO DIOS.
MARTIROLOGIO ROMANO. 17 DE ABRIL. SAN ANICETO, PAPA Y MARTIR.
n. Emesa, Siria; † hacia el año 166
"El que me sirve, sígame; que donde yo estoy, allí estará también el que me sirve, y a quien me sirviere, lo honrará mi Padre". (Juan 12, 26).
* FERIA V (Jueves Santo) DE LA SEMANA MAYOR. SE SUPRIMEN TODAS LAS CONMEMORACIONES DE LOS SANTOS.
ELOGIO:
+ En Roma, San Aniceto, Papa y Martir, quien en la persecución de Marco Aurelio alcanzó la Palma del Martirio.
+ En Cordoba de Hispania, Santos mártires Elias, Presbítero, Pablo e Isidoro Monjes, quienes durante la persecución árabe no obstante ser sometidos a torturas, se mantuvieron firmes en la Profesión de la Fe Cristiana.
+ En Antioquía, los Santos Pedro Diácono y Hermógenes, Mártires, misma en la que fuera la sede de Pedro
+ En Africa, San Mapalicio, Mártir, quien con otros muchos, alcanzó la Corona del Martirio. (de él escribió San Cipriano en la Epistola acerca de los Mártires y Confesores)
+ También en Africa, los Santos Fortunato y Marciano, Mártires.
+ En Viena de la Galia, San Pantagato, Obispo.
+ En Tortona, Italia, San Inocencio, Obispo y Confesor.
+ En la Galia, San Esteban, Abad
+ En el Monasterio Casa de Dios, en la Diócesis de Clermont en la Galia, San Roberto, Confesor, creador y primer Abad de aquél Monasterio.
+ Y en otras partes, otros muchos Santos Mártires y Confesores, y Santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN ANICETO,
Papa y Mártir
Aniceto, sirio de nacimiento, gobernó la Iglesia unos diez años, alrededor del 160.
Combatió con celo las herejías de Valentino y de Marción y detuvo, por su vigilancia, los estragos que causaban entre los Fieles.
Aunque no derramó materialmente su sangre por la Fe, los sufrimientos que debió sufrir y los peligros a los que estuvo expuesto le han merecido el título de Mártir.
MEDITACIÓN SOBRE LA HONRA QUE DEBEMOS A LOS SANTOS.
I. Dios honra a sus servidores en la tierra y en el cielo. ¡Qué gloria es para los santos hacer milagros dando órdenes a la naturaleza, ver a los reyes y a los soberanos pontífices prosternados ante sus reliquias, y ver tantas iglesias y altares erigidos en su memoria! ¡Qué honor para ellos en el cielo ser servidores, hijos y favoritos de Dios! ¡Ah! Señor, ¡cuánta razón tenía David para exclamar: Tus amigos son demasiado honrados, oh Dios mío! Ambiciosos, he aquí honores inmortales que podéis y que debéis buscar.
II. Honra las reliquias y las imágenes de los santos, adorna sus altares y sus iglesias. Esta devoción es agradable a Dios y te será muy útil. Dios ha dado a los santos poder para curarte de muchas enfermedades, para socorrerte en tus aflicciones; invócalos, no han dejado de ser caritativos: son tus hermanos, padecieron los males que te hacen gemir. Y no carecen de poder: son los favoritos de Dios omnipotente.
III. Imitemos a los santos, es el mayor honor que podemos tributarles. Leamos sus vidas, y en cada una de ellas elijamos una virtud que podamos imitar. ¿A qué santo imitamos? ¿No hay alguno entre ellos que haya vivido en condiciones semejantes a las nuestras? Siguiendo su ejemplo, desapeguémonos de las comodidades de la vida, para gozar con ellos de las delicias eternas. Sacrifiquemos con gusto los bienes de la tierra para conservar los del cielo (Tertuliano).
Pidámos como fruto de este día:La devoción a los Santos.
Orad por la conversión de los herejes.
ORACIÓN.
Pastor Eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño, y protegedlo con protección constante por vuestro Mártir y Sumo Pontífice Aniceto, a quien constituisteis Pastor de toda la Iglesia.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DIOS SOLO Y SOLO DIOS.
n. Emesa, Siria; † hacia el año 166
"El que me sirve, sígame; que donde yo estoy, allí estará también el que me sirve, y a quien me sirviere, lo honrará mi Padre". (Juan 12, 26).
* FERIA V (Jueves Santo) DE LA SEMANA MAYOR. SE SUPRIMEN TODAS LAS CONMEMORACIONES DE LOS SANTOS.
ELOGIO:
+ En Roma, San Aniceto, Papa y Martir, quien en la persecución de Marco Aurelio alcanzó la Palma del Martirio.
+ En Cordoba de Hispania, Santos mártires Elias, Presbítero, Pablo e Isidoro Monjes, quienes durante la persecución árabe no obstante ser sometidos a torturas, se mantuvieron firmes en la Profesión de la Fe Cristiana.
+ En Antioquía, los Santos Pedro Diácono y Hermógenes, Mártires, misma en la que fuera la sede de Pedro
+ En Africa, San Mapalicio, Mártir, quien con otros muchos, alcanzó la Corona del Martirio. (de él escribió San Cipriano en la Epistola acerca de los Mártires y Confesores)
+ También en Africa, los Santos Fortunato y Marciano, Mártires.
+ En Viena de la Galia, San Pantagato, Obispo.
+ En Tortona, Italia, San Inocencio, Obispo y Confesor.
+ En la Galia, San Esteban, Abad
+ En el Monasterio Casa de Dios, en la Diócesis de Clermont en la Galia, San Roberto, Confesor, creador y primer Abad de aquél Monasterio.
+ Y en otras partes, otros muchos Santos Mártires y Confesores, y Santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
SAN ANICETO,
Papa y Mártir
Aniceto, sirio de nacimiento, gobernó la Iglesia unos diez años, alrededor del 160.
Combatió con celo las herejías de Valentino y de Marción y detuvo, por su vigilancia, los estragos que causaban entre los Fieles.
Aunque no derramó materialmente su sangre por la Fe, los sufrimientos que debió sufrir y los peligros a los que estuvo expuesto le han merecido el título de Mártir.
MEDITACIÓN SOBRE LA HONRA QUE DEBEMOS A LOS SANTOS.
I. Dios honra a sus servidores en la tierra y en el cielo. ¡Qué gloria es para los santos hacer milagros dando órdenes a la naturaleza, ver a los reyes y a los soberanos pontífices prosternados ante sus reliquias, y ver tantas iglesias y altares erigidos en su memoria! ¡Qué honor para ellos en el cielo ser servidores, hijos y favoritos de Dios! ¡Ah! Señor, ¡cuánta razón tenía David para exclamar: Tus amigos son demasiado honrados, oh Dios mío! Ambiciosos, he aquí honores inmortales que podéis y que debéis buscar.
II. Honra las reliquias y las imágenes de los santos, adorna sus altares y sus iglesias. Esta devoción es agradable a Dios y te será muy útil. Dios ha dado a los santos poder para curarte de muchas enfermedades, para socorrerte en tus aflicciones; invócalos, no han dejado de ser caritativos: son tus hermanos, padecieron los males que te hacen gemir. Y no carecen de poder: son los favoritos de Dios omnipotente.
III. Imitemos a los santos, es el mayor honor que podemos tributarles. Leamos sus vidas, y en cada una de ellas elijamos una virtud que podamos imitar. ¿A qué santo imitamos? ¿No hay alguno entre ellos que haya vivido en condiciones semejantes a las nuestras? Siguiendo su ejemplo, desapeguémonos de las comodidades de la vida, para gozar con ellos de las delicias eternas. Sacrifiquemos con gusto los bienes de la tierra para conservar los del cielo (Tertuliano).
Pidámos como fruto de este día:La devoción a los Santos.
Orad por la conversión de los herejes.
ORACIÓN.
Pastor Eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño, y protegedlo con protección constante por vuestro Mártir y Sumo Pontífice Aniceto, a quien constituisteis Pastor de toda la Iglesia.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
DIOS SOLO Y SOLO DIOS.
JUEVES SANTO: "IN COENA DOMINI".
Estación en San Juan de Letrán.
ORDENAMIENTO LITURGICO DE ESTA FERIA.
* Categoría Liturgica: "Duplex" de Primera Clase. Feria Mayor privilegiada.
* Color: Morado para el Oficio.
Blanco para la Misa.
* Flores: Sí, sólo para la Misa.
*Órgano: Sí, hasta el Gloria de la Misa inclusive; silencio después hasta el Gloria de la Misa de la Vigilia Pascual.
* Conmemoraciones: Este año se omite la Fiesta de San Aniceto, Papa y Mártir.
* Arrodillamiento penitencial: Sólo en el Oficio.
SOBRE LA MISA:
* Después de Nona: Misa de la Cena del Señor (los Obispos consagran el Crisma dentro de este mismo formulario de Misa).
* Sin Conmemoraciones.
* Se reza el Gloria.
* Se reza el Credo.
* Prefacio: Santa Cruz.
Inmediatamente después de la Misa, se hace la reposición del Santísimo Sacramento en el Monumento.
Se rezan las Vísperas y finalmente, el despojo de los Altares. Posteriormente, tras la comida principal, la ceremonia del Mandatum (opcional) fuera del Presbíterio de la iglesia.
TEXTOS DE LA SANTA MISA.
INTROITO:
Gal 6, 14:
V/. Nosotros debemos gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, en el cual está Nuestra Salud, Vida y Resurreccion, por quien hemos sido salvados y liberados,
R/.Sal. 66,2. Apiádese Dios de nosotros y bendíganos, ilumine su Rostro sobre nosotros y compadézcanos
Se dice “Gloria” con toque de campanas. Las cuales guardarán silencio absoluto hasta la Misa del Sábado de Gloria.
COLECTA:
Oremos.
Oh Dios, de quien Judas recibió la pena de su pecado y el ladrón el premio de su confesión; haznos sentir el efecto de tu Misericordia, para que, así como Jesucristo Nuestro Señor en su Pasión dio a entrambos su merecido, así también, destruido en nosotros el error del hombre viejo, nos conceda la gracia de resucitar gloriosamente con El; que vive y reina contigo y es Dios en la Unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
EPÍSTOLA:
1 Cor 11, 20-32.
LECTURA DE LA EPISTOLA DE SAN PABLO APOSTOL A LOS CORINTIOS.
"Hermanos:
Cuando os reunís, no es ya para celebrar la cena del Señor, Porque cada uno come allí lo que ha llevado para cenar, sin atender a los demás. Y así, mientras unos padecen hambre, otros comen con exceso. Pues qué, ¿no tenéis vuestras casas para comer y beber? ¿O venís a profanar la Iglesia de Dios y a avergonzar a los que nada tienen? ¿Qué os diré de esto? ¿Os alabaré? En eso no os alabo. Pues yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Y así, cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la Sangre del Señor. Por tanto, examínese a sí mismo el hombre y entonces coma de ese pan y beba de ese cáliz. Porque quien le come y bebe indignamente, se come y be su propia condenación, no haciendo el discernimiento del cuerpo del Señor. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y flacos, y mueren muchos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no nos juzgaría Dios. Y si nos castiga, es como a hijos, con el fin de que no nos condenemos con este mundo.
(Deo Gratias).
GRADUAL :
Flp 2, 8-9.
V/. Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte y una muerte de Cruz.
R/. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le dio el Nombre, sobre todo nombre.
EVANGELIO:
Jn 13, 1-5.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO + SEGUN SAN JUAN.
Gloria Tibi Domine.
Estación en San Juan de Letrán.
ORDENAMIENTO LITURGICO DE ESTA FERIA.
* Categoría Liturgica: "Duplex" de Primera Clase. Feria Mayor privilegiada.
* Color: Morado para el Oficio.
Blanco para la Misa.
* Flores: Sí, sólo para la Misa.
*Órgano: Sí, hasta el Gloria de la Misa inclusive; silencio después hasta el Gloria de la Misa de la Vigilia Pascual.
* Conmemoraciones: Este año se omite la Fiesta de San Aniceto, Papa y Mártir.
* Arrodillamiento penitencial: Sólo en el Oficio.
SOBRE LA MISA:
* Después de Nona: Misa de la Cena del Señor (los Obispos consagran el Crisma dentro de este mismo formulario de Misa).
* Sin Conmemoraciones.
* Se reza el Gloria.
* Se reza el Credo.
* Prefacio: Santa Cruz.
Inmediatamente después de la Misa, se hace la reposición del Santísimo Sacramento en el Monumento.
Se rezan las Vísperas y finalmente, el despojo de los Altares. Posteriormente, tras la comida principal, la ceremonia del Mandatum (opcional) fuera del Presbíterio de la iglesia.
TEXTOS DE LA SANTA MISA.
INTROITO:
Gal 6, 14:
V/. Nosotros debemos gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, en el cual está Nuestra Salud, Vida y Resurreccion, por quien hemos sido salvados y liberados,
R/.Sal. 66,2. Apiádese Dios de nosotros y bendíganos, ilumine su Rostro sobre nosotros y compadézcanos
Se dice “Gloria” con toque de campanas. Las cuales guardarán silencio absoluto hasta la Misa del Sábado de Gloria.
COLECTA:
Oremos.
Oh Dios, de quien Judas recibió la pena de su pecado y el ladrón el premio de su confesión; haznos sentir el efecto de tu Misericordia, para que, así como Jesucristo Nuestro Señor en su Pasión dio a entrambos su merecido, así también, destruido en nosotros el error del hombre viejo, nos conceda la gracia de resucitar gloriosamente con El; que vive y reina contigo y es Dios en la Unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
EPÍSTOLA:
1 Cor 11, 20-32.
LECTURA DE LA EPISTOLA DE SAN PABLO APOSTOL A LOS CORINTIOS.
"Hermanos:
Cuando os reunís, no es ya para celebrar la cena del Señor, Porque cada uno come allí lo que ha llevado para cenar, sin atender a los demás. Y así, mientras unos padecen hambre, otros comen con exceso. Pues qué, ¿no tenéis vuestras casas para comer y beber? ¿O venís a profanar la Iglesia de Dios y a avergonzar a los que nada tienen? ¿Qué os diré de esto? ¿Os alabaré? En eso no os alabo. Pues yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Y así, cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la Sangre del Señor. Por tanto, examínese a sí mismo el hombre y entonces coma de ese pan y beba de ese cáliz. Porque quien le come y bebe indignamente, se come y be su propia condenación, no haciendo el discernimiento del cuerpo del Señor. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y flacos, y mueren muchos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no nos juzgaría Dios. Y si nos castiga, es como a hijos, con el fin de que no nos condenemos con este mundo.
(Deo Gratias).
GRADUAL :
Flp 2, 8-9.
V/. Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte y una muerte de Cruz.
R/. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le dio el Nombre, sobre todo nombre.
EVANGELIO:
Jn 13, 1-5.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO + SEGUN SAN JUAN.
Gloria Tibi Domine.
"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo."
Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis 'el Maestro' y 'el Señor', y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."
(Laus Tibi Christe).
CREDO:
OFERTORIO:
Sal 117, 16-17.
La Diestra del Señor es Poderosa, la Diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, viviré, y narraré las obras del Señor.
SECRETA:
Oremos.
Te suplicamos, Padre Todopoderoso, Señor Santo, Dios Eterno, que te haga acepto nuestro Sacrificio el mismo Jesucristo tu Hijo, Señor Nuestro, que en este día mandó a sus Discípulos hacerlo en memoria suya;
Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
PREFACIO DE LA SANTA CRUZ.
V/. El Señor sea con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el Corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacía el Señor.
V/. Demos gracias al Señor Nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, Santo Padre, Omnipotente y Eterno Dios, que pusiste la Salvación del género humano en el Árbol de la Cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un Árbol fuese vencido por Cristo Nuestro Señor.
Por quien alaban los Ángeles a tu Majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes Celestiales y los Bienaventurados Serafines.
Te rogamos, que, con sus voces admitas también las de los que decimos, con humilde confesión:
Santo, Santo, Santo:
Es el Señor Dios de los Ejércitos. Llenos están los Cielos y tierra de tu Gloria.
¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
COMUNIÓN:
Jn 13, 12,13 y 15.
El Señor Jesús, después de haber cenado con sus Discípulos, les lavó los pies, y les dijo:
¿Sábeis lo que con vosotros he hecho yo, el Señor y el Maestro? Ejemplo os he dado para que vosotros lo hagáis.
Al Agnus Dei se responde las tres veces "miserere nobis".
Se omite el beso de la paz y se omite la oración Domine Iesu Christe, qui dixisti.
Terminada la Comunión, el Copón se deja encima del Corporal.
El Sacerdote procede como ordinariamente a la purificación. Terminada esta el Sacerdote continúa como de costumbre, exceptuando que al acceder al centro del Altar hace genuflexión, y cuando se gira hacia el pueblo, pone cuidado de no dar la espalda al Santísimo.
POSCOMUNIÓN:
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo."
Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis 'el Maestro' y 'el Señor', y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."
(Laus Tibi Christe).
CREDO:
OFERTORIO:
Sal 117, 16-17.
La Diestra del Señor es Poderosa, la Diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, viviré, y narraré las obras del Señor.
SECRETA:
Oremos.
Te suplicamos, Padre Todopoderoso, Señor Santo, Dios Eterno, que te haga acepto nuestro Sacrificio el mismo Jesucristo tu Hijo, Señor Nuestro, que en este día mandó a sus Discípulos hacerlo en memoria suya;
Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
PREFACIO DE LA SANTA CRUZ.
V/. El Señor sea con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el Corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacía el Señor.
V/. Demos gracias al Señor Nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, Santo Padre, Omnipotente y Eterno Dios, que pusiste la Salvación del género humano en el Árbol de la Cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un Árbol fuese vencido por Cristo Nuestro Señor.
Por quien alaban los Ángeles a tu Majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes Celestiales y los Bienaventurados Serafines.
Te rogamos, que, con sus voces admitas también las de los que decimos, con humilde confesión:
Santo, Santo, Santo:
Es el Señor Dios de los Ejércitos. Llenos están los Cielos y tierra de tu Gloria.
¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
COMUNIÓN:
Jn 13, 12,13 y 15.
El Señor Jesús, después de haber cenado con sus Discípulos, les lavó los pies, y les dijo:
¿Sábeis lo que con vosotros he hecho yo, el Señor y el Maestro? Ejemplo os he dado para que vosotros lo hagáis.
Al Agnus Dei se responde las tres veces "miserere nobis".
Se omite el beso de la paz y se omite la oración Domine Iesu Christe, qui dixisti.
Terminada la Comunión, el Copón se deja encima del Corporal.
El Sacerdote procede como ordinariamente a la purificación. Terminada esta el Sacerdote continúa como de costumbre, exceptuando que al acceder al centro del Altar hace genuflexión, y cuando se gira hacia el pueblo, pone cuidado de no dar la espalda al Santísimo.
POSCOMUNIÓN:
Oremos.
Alimentados con el Majar de Vida os rogamos, Señor Dios Nuestro que consigamos por vuestra Gracia en la Gloria lo que celebramos en nuestra vida mortal.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
En lugar del "Ite Misa est", se dice Benedicamus Domino.
Ñ
Dice la oración Placeat tibi.
Se omite la bendición y el último Evangelio.
En las misas rezadas se termina como de costumbre.
Dicha la oración "Placeat tibi" el Sacerdote y los Ministros dejan los Manípulos y el Celebrante toma la capa pluvial para el traslado del Santísimo Sacramento.
TRASLACIÓN SOLEMNE DEL SANTÍSIMO AL MONUMENTO
Revestidos suben al Altar y pone incienso en dos incensarios, y con uno inciensa como de costumbre.
Durante la procesión se canta el Himno Pange Lingua hasta el Tantum ergo.
Cuando el Santísimo está puesto en el Monumento, se vuelve a poner incienso y se inciensa con el canto del Tantum Ergo.
Himno Pange Lingua.
1. Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
2. Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
3. In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
4. Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
5. Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
6. Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.
Adoran el Santísimo durante un espacio de tiempo en silencio. Después se retiran, previa genuflexión, a la Sacristía, donde dejan los Ornamentos blancos, y Celebrante y Diácono toman la Estola morada para el despojamiento de los Altares.
Si hay más de un píxide a llevar al Monumento, lo hace antes de desnudar los Altares, el mismo Ministro u otro (Sacerdote o Diácono).
Con Roquete, Estola y Velo Humeral acompañado de dos Acólitos con velas encencidas y portando la umbrela, si la hubiere
DESPOJAMIENTO DE LOS ALTARES.
El Altar cristiano representa a Cristo, y el despojamiento del Altar nos recuerda cómo Él fue despojado de sus vestiduras en el momento de su Pasión y, desnudo, se vio expuesto a los insultos de los judios.
Esta Ceremonia supone la suspensión del Santo Sacrificio.
Llegados al Altar mayor y hecha la debida reverencia, de pie, comienza la denudación de los Altares.
El sacerdote con voz clara dice la antífona.
ANTÍFONA:
Sal 21, 19.
Dívidunt sibi indumenta mea, et de veste mea mittunt sortem.
Y añade el primer verso del Salmo 21
Deus, Deus meus, respice in me: quare me dereliquisti?
Y prosiguen los demás clérigos.
El Celebrante con los Ministros o ministrantes desnudan los Altares de la Iglesia.
Terminado esto, vuelven al Altar y repiten la Antifon "Dividunt" y regresan a la Sacristía.
Longe a salute mea verba delictorum meorum. Deus meus, clamabo per diem, et non exaudies; et nocte, et non ad insipientiam mihi. Tu autem in sancto habitas, laus Israël. In te speraverunt patres nostri; speraverunt, et liberasti eos. Ad te clamaverunt, et salvi facti sunt; in te speraverunt, et non sunt confusi. Ego autem sum vermis, et non homo; opprobrium hominum, et abjectio plebis. Omnes videntes me deriserunt me; locuti sunt labiis, et moverunt caput. Speravit in Domino, eripiat eum: salvum faciat eum, quoniam vult eum. Quoniam tu es qui extraxisti me de ventre, spes mea ab uberibus matris meæ. In te projectus sum ex utero; de ventre matris meæ Deus meus es tu: ne discesseris a me, quoniam tribulatio proxima est, quoniam non est qui adjuvet. Circumdederunt me vituli multi; tauri pingues obsederunt me. Aperuerunt super me os suum, sicut leo rapiens et rugiens.
Alimentados con el Majar de Vida os rogamos, Señor Dios Nuestro que consigamos por vuestra Gracia en la Gloria lo que celebramos en nuestra vida mortal.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
En lugar del "Ite Misa est", se dice Benedicamus Domino.
Ñ
Dice la oración Placeat tibi.
Se omite la bendición y el último Evangelio.
En las misas rezadas se termina como de costumbre.
Dicha la oración "Placeat tibi" el Sacerdote y los Ministros dejan los Manípulos y el Celebrante toma la capa pluvial para el traslado del Santísimo Sacramento.
TRASLACIÓN SOLEMNE DEL SANTÍSIMO AL MONUMENTO
Revestidos suben al Altar y pone incienso en dos incensarios, y con uno inciensa como de costumbre.
Durante la procesión se canta el Himno Pange Lingua hasta el Tantum ergo.
Cuando el Santísimo está puesto en el Monumento, se vuelve a poner incienso y se inciensa con el canto del Tantum Ergo.
Himno Pange Lingua.
1. Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
2. Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
3. In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
4. Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
5. Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
6. Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.
Adoran el Santísimo durante un espacio de tiempo en silencio. Después se retiran, previa genuflexión, a la Sacristía, donde dejan los Ornamentos blancos, y Celebrante y Diácono toman la Estola morada para el despojamiento de los Altares.
Si hay más de un píxide a llevar al Monumento, lo hace antes de desnudar los Altares, el mismo Ministro u otro (Sacerdote o Diácono).
Con Roquete, Estola y Velo Humeral acompañado de dos Acólitos con velas encencidas y portando la umbrela, si la hubiere
DESPOJAMIENTO DE LOS ALTARES.
El Altar cristiano representa a Cristo, y el despojamiento del Altar nos recuerda cómo Él fue despojado de sus vestiduras en el momento de su Pasión y, desnudo, se vio expuesto a los insultos de los judios.
Esta Ceremonia supone la suspensión del Santo Sacrificio.
Llegados al Altar mayor y hecha la debida reverencia, de pie, comienza la denudación de los Altares.
El sacerdote con voz clara dice la antífona.
ANTÍFONA:
Sal 21, 19.
Dívidunt sibi indumenta mea, et de veste mea mittunt sortem.
Y añade el primer verso del Salmo 21
Deus, Deus meus, respice in me: quare me dereliquisti?
Y prosiguen los demás clérigos.
El Celebrante con los Ministros o ministrantes desnudan los Altares de la Iglesia.
Terminado esto, vuelven al Altar y repiten la Antifon "Dividunt" y regresan a la Sacristía.
Longe a salute mea verba delictorum meorum. Deus meus, clamabo per diem, et non exaudies; et nocte, et non ad insipientiam mihi. Tu autem in sancto habitas, laus Israël. In te speraverunt patres nostri; speraverunt, et liberasti eos. Ad te clamaverunt, et salvi facti sunt; in te speraverunt, et non sunt confusi. Ego autem sum vermis, et non homo; opprobrium hominum, et abjectio plebis. Omnes videntes me deriserunt me; locuti sunt labiis, et moverunt caput. Speravit in Domino, eripiat eum: salvum faciat eum, quoniam vult eum. Quoniam tu es qui extraxisti me de ventre, spes mea ab uberibus matris meæ. In te projectus sum ex utero; de ventre matris meæ Deus meus es tu: ne discesseris a me, quoniam tribulatio proxima est, quoniam non est qui adjuvet. Circumdederunt me vituli multi; tauri pingues obsederunt me. Aperuerunt super me os suum, sicut leo rapiens et rugiens.
Sicut aqua effusus sum, et dispersa sunt omnia ossa mea: factum est cor meum tamquam cera liquescens in medio ventris mei. Aruit tamquam testa virtus mea, et lingua mea adhæsit faucibus meis: et in pulverem mortis deduxisti me. Quoniam circumdederunt me canes multi; concilium malignantium obsedit me. Foderunt manus meas et pedes meos; dinumeraverunt omnia ossa mea. Ipsi vero consideraverunt et inspexerunt me. Diviserunt sibi vestimenta mea, et super vestem meam miserunt sortem. Tu autem, Domine, ne elongaveris auxilium tuum a me; ad defensionem meam conspice. Erue a framea, Deus, animam meam, et de manu canis unicam meam. Salva me ex ore leonis, et a cornibus unicornium humilitatem meam. Narrabo nomen tuum fratribus meis; in medio ecclesiæ laudabo te. Qui timetis Dominum, laudate eum; universum semen Jacob, glorificate eum. Timeat eum omne semen Israël, quoniam non sprevit, neque despexit deprecationem pauperis, nec avertit faciem suam a me: et cum clamarem ad eum, exaudivit me. Apud te laus mea in ecclesia magna; vota mea reddam in conspectu timentium eum. Edent pauperes, et saturabuntur, et laudabunt Dominum qui requirunt eum: vivent corda eorum in sæculum sæculi. Reminiscentur et convertentur ad Dominum universi fines terræ; et adorabunt in conspectu ejus universæ familiæ gentium: quoniam Domini est regnum, et ipse dominabitur gentium. Manducaverunt et adoraverunt omnes pingues terræ; in conspectu ejus cadent omnes qui descendunt in terram. Et anima mea illi vivet; et semen meum serviet ipsi. Annuntiabitur Domino generatio ventura; et annuntiabunt cæli justitiam ejus populo qui nascetur, quem fecit Dominus.
DOMINUS DET NOBIS SUAM PACEM.
DOMINUS DET NOBIS SUAM PACEM.
EL SANTO VIA CRUCIS POR SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
ORIGEN Y EXCELENCIA DE ESTA DEVOCIÓN
Apenas se hallará práctica más agradable a Dios, más útil y meritoria que la del Via Crucis.
Esta, dice el Papa Benedicto XIV, es una de las principales devociones del cristiano, y medio eficacísimo, no sólo de honrar la pasión y muerte del Hijo de Dios, sino también de convertir a los pecadores, enfervorizar a los tibios y adelantar a los justos en la virtud.
En ella meditamos el doloroso camino que anduvo Jesús desde el pretorio de Pilatos hasta el monte Calvario, donde murió por nuestra Redención.
Dio principio a esta devoción la Virgen Santísima; pues, según fue revelado a Santa Brígida, no tenía mayor consuelo que el recorrer los pasos de aquel sagrado camino regado con la sangre de su preciosísimo Hijo.
Pronto innumerables cristianos siguieron su ejemplo, según atestigua San Jerónimo: y así ¡cuántos peregrinos surcaban mares y exponían la vida para ganar las muchas indulgencias con que la Iglesia había enriquecido los santos lugares de Jerusalén!
Mas viendo esta solícita Madre, por una parte el copioso fruto que de tan pía devoción sacaban los fieles, y por otra la imposibilidad en que muchos se hallaban de emprender viaje tan largo y peligroso, varios Sumos Pontífices, en particular Clemente XII, Benedicto XIII y XIV, y León XII, franqueando largamente los tesoros de la Iglesia, concedieron que, visitando las Cruces bendecidas con especial facultad del Sumo Pontífice y autorización del Prelado diocesano, ganasen los fieles las mismas indulgencias que habían concedido a los lugares santos de Jerusalén.
INDULGENCIAS
Los que hicieren devotamente el Vía Crucis pueden conseguir:
1) Indulgencia Plenaria cuantas veces lo hicieren.
2) Otra Plenaria si en el mismo día, en que lo hicieron o bien dentro del mes, realizado 10 veces el Via Crucis, se acercaren a la Sagrada Comunión.
3) Indulgencia de 10 años por cada una de las Estaciones si comenzando el ejercicio, se hubiere de interrumpir por cualquier causa razonable.
Para ganar estas indulgencias se requiere como condición indispensable la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y el trasladarse de una estación a otra, salvo el caso de que se haga en común por todos los fieles que están en la iglesia, pues entonces basta ponerse en pie y arrodillarse en cada estación
Conviene advertir que el rezar en cada una de las Estaciones el Adoramus te Christe, etc. los Padrenuestros y Avemarías con el Miserere nostri, Domine, etc., es tan sólo piadosa y laudable costumbre, pero no es necesario para ganar las Indulgencias, para lo cual basta meditar en la Pasión de Jesús.
Los que, por enfermedad u otra causa, se hallaren impedidos de recorrer las estaciones del Via Crucis, pueden ganar las indulgencias rezando 14 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, junto con la meditación de la Pasión; además, otros 5 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, a las LLagas de Jesús; y uno según la intención del Sumo Pontífice, teniendo entre las manos un Crucifijo bendecido por un sacerdote que tenga la facultad de aplicar dichas Indulgencias.
Si no pudieren rezar todos los Pater-Ave y Gloria prescriptos para la Ind. plenaria ganarán una parcial de 10 años por cada Pater-Ave y Gloria. Los enfermos que no puedan hacer el Via Crucis en la forma ordinaria ni en la arriba indicada lucran las mismas indulgencias con tal que con afecto y ánimo contrito besen o contemplen el Crucifijo bendecido para este fin, que les fuera mostrado por el sacerdote u otra persona y recen si pueden alguna breve oración o jaculatoria en memoria de la Pasión y Muerte de J. C. Nuestro Señor. (Clemente XIV, Audiencia 26 Enero 1773; S.C: Indulg. 16 Sept. 1859; S. Penit. Apost. 25 Marzo 1931; 20 Oct. 1931 y 18 Marzo 1932)
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Dios y Redentor mío! vedme a vuestros pies arrepentido de todo corazón de mis pecados, porque con ellos he ofendido a vuestra infinita bondad. Quiero morir antes que volver a ofenderos, porque os amo sobre todas las cosas.
ORIGEN Y EXCELENCIA DE ESTA DEVOCIÓN
Apenas se hallará práctica más agradable a Dios, más útil y meritoria que la del Via Crucis.
Esta, dice el Papa Benedicto XIV, es una de las principales devociones del cristiano, y medio eficacísimo, no sólo de honrar la pasión y muerte del Hijo de Dios, sino también de convertir a los pecadores, enfervorizar a los tibios y adelantar a los justos en la virtud.
En ella meditamos el doloroso camino que anduvo Jesús desde el pretorio de Pilatos hasta el monte Calvario, donde murió por nuestra Redención.
Dio principio a esta devoción la Virgen Santísima; pues, según fue revelado a Santa Brígida, no tenía mayor consuelo que el recorrer los pasos de aquel sagrado camino regado con la sangre de su preciosísimo Hijo.
Pronto innumerables cristianos siguieron su ejemplo, según atestigua San Jerónimo: y así ¡cuántos peregrinos surcaban mares y exponían la vida para ganar las muchas indulgencias con que la Iglesia había enriquecido los santos lugares de Jerusalén!
Mas viendo esta solícita Madre, por una parte el copioso fruto que de tan pía devoción sacaban los fieles, y por otra la imposibilidad en que muchos se hallaban de emprender viaje tan largo y peligroso, varios Sumos Pontífices, en particular Clemente XII, Benedicto XIII y XIV, y León XII, franqueando largamente los tesoros de la Iglesia, concedieron que, visitando las Cruces bendecidas con especial facultad del Sumo Pontífice y autorización del Prelado diocesano, ganasen los fieles las mismas indulgencias que habían concedido a los lugares santos de Jerusalén.
INDULGENCIAS
Los que hicieren devotamente el Vía Crucis pueden conseguir:
1) Indulgencia Plenaria cuantas veces lo hicieren.
2) Otra Plenaria si en el mismo día, en que lo hicieron o bien dentro del mes, realizado 10 veces el Via Crucis, se acercaren a la Sagrada Comunión.
3) Indulgencia de 10 años por cada una de las Estaciones si comenzando el ejercicio, se hubiere de interrumpir por cualquier causa razonable.
Para ganar estas indulgencias se requiere como condición indispensable la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y el trasladarse de una estación a otra, salvo el caso de que se haga en común por todos los fieles que están en la iglesia, pues entonces basta ponerse en pie y arrodillarse en cada estación
Conviene advertir que el rezar en cada una de las Estaciones el Adoramus te Christe, etc. los Padrenuestros y Avemarías con el Miserere nostri, Domine, etc., es tan sólo piadosa y laudable costumbre, pero no es necesario para ganar las Indulgencias, para lo cual basta meditar en la Pasión de Jesús.
Los que, por enfermedad u otra causa, se hallaren impedidos de recorrer las estaciones del Via Crucis, pueden ganar las indulgencias rezando 14 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, junto con la meditación de la Pasión; además, otros 5 Padrenuestros, Avemarías y Gloria, a las LLagas de Jesús; y uno según la intención del Sumo Pontífice, teniendo entre las manos un Crucifijo bendecido por un sacerdote que tenga la facultad de aplicar dichas Indulgencias.
Si no pudieren rezar todos los Pater-Ave y Gloria prescriptos para la Ind. plenaria ganarán una parcial de 10 años por cada Pater-Ave y Gloria. Los enfermos que no puedan hacer el Via Crucis en la forma ordinaria ni en la arriba indicada lucran las mismas indulgencias con tal que con afecto y ánimo contrito besen o contemplen el Crucifijo bendecido para este fin, que les fuera mostrado por el sacerdote u otra persona y recen si pueden alguna breve oración o jaculatoria en memoria de la Pasión y Muerte de J. C. Nuestro Señor. (Clemente XIV, Audiencia 26 Enero 1773; S.C: Indulg. 16 Sept. 1859; S. Penit. Apost. 25 Marzo 1931; 20 Oct. 1931 y 18 Marzo 1932)
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Dios y Redentor mío! vedme a vuestros pies arrepentido de todo corazón de mis pecados, porque con ellos he ofendido a vuestra infinita bondad. Quiero morir antes que volver a ofenderos, porque os amo sobre todas las cosas.
V) Miserere nostri, Domine.
R) Miserere nostri.
Madre llena de aflicción, de Jesucristo las llagas grabad en mi corazón.
Stabat Mater dolorosa,
juxta crucem lacrymosa,
dum pendébat Fílius.
ORACIÓN PREPARATORIA
Por la señal de la santa cruz, etc.
¡Oh amabilísimo Jesús mío!: heme aquí postrado ante tu divino acatamiento, implorando tu misericordia en favor de tantos pecados infelices, de las benditas almas del purgatorio, y de la Iglesia universal. Aplícame, te ruego, los merecimientos infinitos de tu sagrada Pasión, y concédeme los tesoros de indulgencia con que tus Vicarios en la tierra enriquecieron esta devoción del Vía Crucis. Acéptalos en satisfacción de mis pecados, y en sufragio de los difuntos a quienes tengo más obligación de recorrer.
Y tú Madre dolorosísima de mi Redentor, por aquella amargura que inundó tu corazón cuando acompañaste a tu santísimo Hijo al Calvario, haz que se empape mi alma en los sentimientos que embebían entonces la tuya. Alcánzame vivo dolor y detestación de mis pecados, y aliento para abrazarme con la cruz, y seguir las huellas de tu dulcísimo Hijo Jesús, nuestro sumo Capitán y Rey eterno, ni me niegues estas gracias, Madre mía: haz que, teniendo ahora parte en la pena de tu Hijo y en tu quebranto, merezca ser partícipe de su triunfo y de tus alegrías en la gloria. Amén
EL CAMINO DE LA CRUZ
vc1
Arrodíllate ante el altar, haz un Acto de Contrición, y forma la intención de ganar las indulgencias bien para ti, o para las almas en el Purgatorio.
Después di:
Señor mío Jesucristo, Vos anduvisteis con tan grande amor este camino para morir por mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome de Vos por el pecado; mas ahora os amo con todo mi corazón, y porque os amo, me arrepiento sinceramente de todas las ofensas que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíteme que os acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues yo también quiero vivir y morir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre y morir unido a Vos.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es sentenciado a muerte
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
V) Te adoramos, Señor, y bendecimos.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
R) Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera cómo Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado.
(Aquí se hace una pequeña pausa para considerar brevemente el misterio, y lo mismo en las demás estaciones.)
Adorado Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a muerte. Por los méritos de este doloroso paso, os suplico me asistáis en el camino que va recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Ten, Señor, piedad de nosotros.
Miserere nostri.
Piedad, Señor, piedad.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SEGUNDA ESTACIÓN
Sale Jesús con la Cruz a cuestas
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, andando este camino con la Cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo a su Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer.
(Pausa)
Amabilísimo Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la muerte, y os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra Cruz, me deis fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y resignación.
R) Miserere nostri.
Madre llena de aflicción, de Jesucristo las llagas grabad en mi corazón.
Stabat Mater dolorosa,
juxta crucem lacrymosa,
dum pendébat Fílius.
ORACIÓN PREPARATORIA
Por la señal de la santa cruz, etc.
¡Oh amabilísimo Jesús mío!: heme aquí postrado ante tu divino acatamiento, implorando tu misericordia en favor de tantos pecados infelices, de las benditas almas del purgatorio, y de la Iglesia universal. Aplícame, te ruego, los merecimientos infinitos de tu sagrada Pasión, y concédeme los tesoros de indulgencia con que tus Vicarios en la tierra enriquecieron esta devoción del Vía Crucis. Acéptalos en satisfacción de mis pecados, y en sufragio de los difuntos a quienes tengo más obligación de recorrer.
Y tú Madre dolorosísima de mi Redentor, por aquella amargura que inundó tu corazón cuando acompañaste a tu santísimo Hijo al Calvario, haz que se empape mi alma en los sentimientos que embebían entonces la tuya. Alcánzame vivo dolor y detestación de mis pecados, y aliento para abrazarme con la cruz, y seguir las huellas de tu dulcísimo Hijo Jesús, nuestro sumo Capitán y Rey eterno, ni me niegues estas gracias, Madre mía: haz que, teniendo ahora parte en la pena de tu Hijo y en tu quebranto, merezca ser partícipe de su triunfo y de tus alegrías en la gloria. Amén
EL CAMINO DE LA CRUZ
vc1
Arrodíllate ante el altar, haz un Acto de Contrición, y forma la intención de ganar las indulgencias bien para ti, o para las almas en el Purgatorio.
Después di:
Señor mío Jesucristo, Vos anduvisteis con tan grande amor este camino para morir por mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome de Vos por el pecado; mas ahora os amo con todo mi corazón, y porque os amo, me arrepiento sinceramente de todas las ofensas que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíteme que os acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues yo también quiero vivir y morir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre y morir unido a Vos.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es sentenciado a muerte
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
V) Te adoramos, Señor, y bendecimos.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
R) Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo.
Considera cómo Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado.
(Aquí se hace una pequeña pausa para considerar brevemente el misterio, y lo mismo en las demás estaciones.)
Adorado Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a muerte. Por los méritos de este doloroso paso, os suplico me asistáis en el camino que va recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Ten, Señor, piedad de nosotros.
Miserere nostri.
Piedad, Señor, piedad.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SEGUNDA ESTACIÓN
Sale Jesús con la Cruz a cuestas
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, andando este camino con la Cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo a su Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer.
(Pausa)
Amabilísimo Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la muerte, y os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra Cruz, me deis fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y resignación.
Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez debajo de la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera esta primera caída de Jesús debajo de la Cruz. Sus carnes estaban despedazadas por los azotes; su cabeza coronada de espinas, y había ya derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le empujaban; de modo que muchas veces desfalleció y cayó en este camino.
(Pausa)
Amado Jesús mío: más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de incurrir en pecado mortal. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su afligida Madre
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús y María, y sus miradas fueran otras tantas flechas que traspasaron sus amantes corazones.
(Pausa)
Amantisimo Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, que fuisteis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra intercesión una continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
QUINTA ESTACIÓN
Jesús ayudado por el Cireneo
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de Cruz, obligaron a Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar aquel pesado madero.
(Pausa)
Dulcísimo Jesús mío: no quiero rehusar la Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí, con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis querido morir por mi amor, yo quiero morir por el vuestro y por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez debajo de la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera esta primera caída de Jesús debajo de la Cruz. Sus carnes estaban despedazadas por los azotes; su cabeza coronada de espinas, y había ya derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le empujaban; de modo que muchas veces desfalleció y cayó en este camino.
(Pausa)
Amado Jesús mío: más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de incurrir en pecado mortal. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su afligida Madre
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús y María, y sus miradas fueran otras tantas flechas que traspasaron sus amantes corazones.
(Pausa)
Amantisimo Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, que fuisteis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra intercesión una continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
QUINTA ESTACIÓN
Jesús ayudado por el Cireneo
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de Cruz, obligaron a Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar aquel pesado madero.
(Pausa)
Dulcísimo Jesús mío: no quiero rehusar la Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí, con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis querido morir por mi amor, yo quiero morir por el vuestro y por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum
Considera cómo la devoto mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en sudar y sangre, le ofreció un lienzo, y limpiándose con él nuestra Señor, quedó impreso en éste su santa imagen.
(Pausa)
Amado Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermosísimo; más en este doloroso viaje, las heridas y la sangre han cambiado en fealdad su hermosura. ¡Ah Señor mío! también mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡oh Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los méritos de vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae la segunda vez con la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera la segunda caída de Jesús debajo de la Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.
(Pausa)
Oh pacientísimo. Jesús mío. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte. Haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre y prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
OCTAVA ESTACIÓN
Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.
(Pausa)
Afligido Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tan ardientemente me habéis amado. No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez con la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba aliento para moverse.
(Pausa)
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum
Considera cómo la devoto mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en sudar y sangre, le ofreció un lienzo, y limpiándose con él nuestra Señor, quedó impreso en éste su santa imagen.
(Pausa)
Amado Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermosísimo; más en este doloroso viaje, las heridas y la sangre han cambiado en fealdad su hermosura. ¡Ah Señor mío! también mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡oh Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los méritos de vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae la segunda vez con la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera la segunda caída de Jesús debajo de la Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.
(Pausa)
Oh pacientísimo. Jesús mío. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte. Haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre y prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
OCTAVA ESTACIÓN
Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.
(Pausa)
Afligido Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tan ardientemente me habéis amado. No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez con la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba aliento para moverse.
(Pausa)
Atormentado Jesús mío: por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer en vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para vencer los respetos humanos y todos mis desordenados y perversos apetitos, que me han hecho despreciar vuestra amistad. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras.
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señor y dile:
Inocente Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
(Pausa)
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, tendido sobre la Cruz, alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le enclavan aquellos bárbaros verdugos y después levantan la Cruz en alto, dejándole morir de dolor, sobre aquel patíbulo infame.
(Pausa)
OH despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre ahí amándoos y no os deje más. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido: no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez: haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, después de tres horas de agonía, consumido de dolores y exhausto de fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y expía en la Cruz.
(Pausa)
OH difunto Jesús mío. Beso enternecido esa Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis pecados, tenía merecida una mala muerte, mas la vuestra es mi esperanza. Ea, pues. Señor, por los méritos de vuestra santísima muerte, concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y consumido por vuestro amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras.
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señor y dile:
Inocente Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
(Pausa)
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, tendido sobre la Cruz, alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le enclavan aquellos bárbaros verdugos y después levantan la Cruz en alto, dejándole morir de dolor, sobre aquel patíbulo infame.
(Pausa)
OH despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre ahí amándoos y no os deje más. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido: no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez: haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo Jesús, después de tres horas de agonía, consumido de dolores y exhausto de fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y expía en la Cruz.
(Pausa)
OH difunto Jesús mío. Beso enternecido esa Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis pecados, tenía merecida una mala muerte, mas la vuestra es mi esperanza. Ea, pues. Señor, por los méritos de vuestra santísima muerte, concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y consumido por vuestro amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la Cruz dos de sus discípulos. José y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su afligida Madre, María, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho traspasado de dolor.
(Pausa)
OH Madre afligida. Por el amor de este Hijo, admitidme por vuestro siervo y rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido morir por mí, recibidme en el número de los que os aman más de veras, pues yo no quiero amar nada fuera de Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DECIMACUARTA ESTACIÓN
Jesús es puesto en el sepulcro
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo los discípulos llevaron a enterrar o Jesús, acompañándole también su Santísima Madre, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos. Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron.
(Pausa)
Oh Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después de tres días; por vuestra resurrección os pido y os suplico me hagáis resucitar glorioso en el día del juicio final para estar eterna-mente con Vos en la Gloria, amándoos y bendiciéndoos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
Jesús es bajado de la Cruz
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la Cruz dos de sus discípulos. José y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su afligida Madre, María, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho traspasado de dolor.
(Pausa)
OH Madre afligida. Por el amor de este Hijo, admitidme por vuestro siervo y rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido morir por mí, recibidme en el número de los que os aman más de veras, pues yo no quiero amar nada fuera de Vos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.
DECIMACUARTA ESTACIÓN
Jesús es puesto en el sepulcro
V) Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R) Quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum.
Considera cómo los discípulos llevaron a enterrar o Jesús, acompañándole también su Santísima Madre, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos. Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron.
(Pausa)
Oh Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después de tres días; por vuestra resurrección os pido y os suplico me hagáis resucitar glorioso en el día del juicio final para estar eterna-mente con Vos en la Gloria, amándoos y bendiciéndoos. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri
Miserere nostri, Domine.
Miserere nostri.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace.
Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.