Info católica 📳🇧🇴
Photo
Gaudium Press Español
El decreto de muerte de la Revolución Tendencial (VI): Moisés y la restauración de la ‘Clave Benedictina’
El abandono de esta ‘clave’ comportó en el inicio del proceso revolucionario, según lo esboza Revolución y Contra Revolución.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/2-2-250x167.jpg Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) Concluyendo con esta entrega la serie que nos propusimos sobre la Revolución en las Tendencias, siempre tras las huellas del pensamiento del prof. Plinio Corrêa de Oliveira, trataremos de un importante asunto abordado por el Dr. Plinio en unas reuniones con sus discípulos, temática que él tituló como la “Clave Benedictina”. El abandono de esta ‘clave’ comportó en el inicio del proceso revolucionario, tal como él lo delineó en su magistral ensayo “Revolución y Contra Revolución”.
Entremos en materia. La Grandeza en el Antiguo Testamento: se percibía en el aire
Ponía de presente en tales reuniones el Dr. Plinio, ese aroma de grandeza que se respira cuando se recorre en las Escrituras escenas como la del sacrificio de Abrahán con Isaac, o las sacrales epopeyas de Moisés, a quien el Dr. Plinio llamó una vez el Carlomagno del Antiguo Testamento, y al que un reputado converso como André Frossard tildaba de “tal vez el hombre más grande que haya existido, ¡porque Jesucristo es Dios!”. Moisés, aquel que casi solo arrodilló a uno de los imperios más grandes de toda la Historia…
Pero ¿fue Moisés quien aplastó el reino perseguidor de los faraones, con sus plagas, con el ángel exterminador, con las aguas del Mar Rojo? Rápidamente se ve que fue el gran Dios. Sin embargo, a esto hay que ponerle todo un escenario, en el que sí figura de manera central el gran profeta rescatado un día de las aguas.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/4-3-250x340.jpg
¿Cuál era la distancia entre el cautivo pueblo hebreo y la potencia egipcia? Enorme, una distancia tan grande, que había servido para mantener esclavizados a los hijos de Jacob por más de 400 años, casi tanto tiempo como el que han vivido las naciones de América. Entretanto, ese pueblo subyugado era el pueblo elegido, la nación a quien Dios especialmente amaba y con la que había hecho una particular alianza, y un día a esos hijos Dios les dio un líder luminoso, con especial audiencia ante Él, alguien con quien conversaría cara a cara, y que tenía un poder peculiar para mover su corazón y su potencia.
La distancia que había entre el pueblo hebreo esclavo y los súbditos del Faraón era minúscula comparada con los años luz que median entre el hombre y Dios. No obstante, la oración y la fidelidad de Moisés atrajo la grandeza Dios, y Dios hizo justicia a su pueblo. En todas las escenas de esta epopeya, aromas de GRANDEZA:
Grandeza de Dios que actúa enormemente, casi aniquilando un imperio ya milenar, por amor a sus amados sojuzgados y perseguidos; grandeza de su enviado, el hombre gigante capaz de hablar con Dios ‘de tú a tú’, al que Dios recibe en suelo sagrado, y a quien Dios entrega la Ley que vigorará por los siglos de los siglos hasta que el mundo sea mundo. Y así con Job, Elías, con Esther, Judith, los Macabeos… Verdaderamente, en todo el Antiguo Testamento se palpa el sello de la grandeza de Dios, la sombra de la omnipotencia de un Dios que sí, es Gigante.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/6-14-250x239.jpg
Esta monumentalidad divina, tenía la ventaja de que facilitaba el reportarse a Dios y el reconocer su presencia, pues el Señor era en esos contextos omni-visible, casi imposible de no ver, no contemplar, no considerar. En esa línea, podría dividirse la historia de los hijos de Abrahán en dos: los momentos en que fijaron sus ojos en la monumentalidad de Dios, y fueron fieles, y los momentos en que no, y se ace[...]
El decreto de muerte de la Revolución Tendencial (VI): Moisés y la restauración de la ‘Clave Benedictina’
El abandono de esta ‘clave’ comportó en el inicio del proceso revolucionario, según lo esboza Revolución y Contra Revolución.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/2-2-250x167.jpg Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) Concluyendo con esta entrega la serie que nos propusimos sobre la Revolución en las Tendencias, siempre tras las huellas del pensamiento del prof. Plinio Corrêa de Oliveira, trataremos de un importante asunto abordado por el Dr. Plinio en unas reuniones con sus discípulos, temática que él tituló como la “Clave Benedictina”. El abandono de esta ‘clave’ comportó en el inicio del proceso revolucionario, tal como él lo delineó en su magistral ensayo “Revolución y Contra Revolución”.
Entremos en materia. La Grandeza en el Antiguo Testamento: se percibía en el aire
Ponía de presente en tales reuniones el Dr. Plinio, ese aroma de grandeza que se respira cuando se recorre en las Escrituras escenas como la del sacrificio de Abrahán con Isaac, o las sacrales epopeyas de Moisés, a quien el Dr. Plinio llamó una vez el Carlomagno del Antiguo Testamento, y al que un reputado converso como André Frossard tildaba de “tal vez el hombre más grande que haya existido, ¡porque Jesucristo es Dios!”. Moisés, aquel que casi solo arrodilló a uno de los imperios más grandes de toda la Historia…
Pero ¿fue Moisés quien aplastó el reino perseguidor de los faraones, con sus plagas, con el ángel exterminador, con las aguas del Mar Rojo? Rápidamente se ve que fue el gran Dios. Sin embargo, a esto hay que ponerle todo un escenario, en el que sí figura de manera central el gran profeta rescatado un día de las aguas.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/4-3-250x340.jpg
¿Cuál era la distancia entre el cautivo pueblo hebreo y la potencia egipcia? Enorme, una distancia tan grande, que había servido para mantener esclavizados a los hijos de Jacob por más de 400 años, casi tanto tiempo como el que han vivido las naciones de América. Entretanto, ese pueblo subyugado era el pueblo elegido, la nación a quien Dios especialmente amaba y con la que había hecho una particular alianza, y un día a esos hijos Dios les dio un líder luminoso, con especial audiencia ante Él, alguien con quien conversaría cara a cara, y que tenía un poder peculiar para mover su corazón y su potencia.
La distancia que había entre el pueblo hebreo esclavo y los súbditos del Faraón era minúscula comparada con los años luz que median entre el hombre y Dios. No obstante, la oración y la fidelidad de Moisés atrajo la grandeza Dios, y Dios hizo justicia a su pueblo. En todas las escenas de esta epopeya, aromas de GRANDEZA:
Grandeza de Dios que actúa enormemente, casi aniquilando un imperio ya milenar, por amor a sus amados sojuzgados y perseguidos; grandeza de su enviado, el hombre gigante capaz de hablar con Dios ‘de tú a tú’, al que Dios recibe en suelo sagrado, y a quien Dios entrega la Ley que vigorará por los siglos de los siglos hasta que el mundo sea mundo. Y así con Job, Elías, con Esther, Judith, los Macabeos… Verdaderamente, en todo el Antiguo Testamento se palpa el sello de la grandeza de Dios, la sombra de la omnipotencia de un Dios que sí, es Gigante.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/6-14-250x239.jpg
Esta monumentalidad divina, tenía la ventaja de que facilitaba el reportarse a Dios y el reconocer su presencia, pues el Señor era en esos contextos omni-visible, casi imposible de no ver, no contemplar, no considerar. En esa línea, podría dividirse la historia de los hijos de Abrahán en dos: los momentos en que fijaron sus ojos en la monumentalidad de Dios, y fueron fieles, y los momentos en que no, y se ace[...]
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Gaudium Press Español
3ra. Congregación de Cardenales: aún no se define fecha de cónclave
En la primera Congregación hubo 60. Ya hoy fueron 113.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/congreconc3-250x141.jpg
Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) Si en la primera Congregación de Cardenales, habida el martes, al día siguiente de la muerte de Francisco, había cerca de 60 cardenales presentes, en la realizada hoy, ya eran 113, los purpurados reunidos en el Aula Nueva del Sínodo. Entretanto, faltan muchos por llegar, teniendo en vista que son más de 250 los Cardenales y 135 los electores.
En el encuentro de hoy entre purpurados, hubo 34 intervenciones, algo no menor.
En la Congregación de hoy, se decidió que el lunes, el Padre Donato Ogliari, O.S.B., Abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, pronuncie la primera meditación a Cardenales tras la muerte del Papa. La segunda estará a cargo del Cardenal Raniero Cantalamessa, Predicador Emérito de la Casa Pontificia, al inicio del cónclave, cuya fecha aún no se ha decidido.
El portavoz vaticano anunció que la próxima Congregación de Cardenales será mañana viernes a las 9.00 horas de Roma.
The post 3ra. Congregación de Cardenales: aún no se define fecha de cónclave appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
3ra. Congregación de Cardenales: aún no se define fecha de cónclave
En la primera Congregación hubo 60. Ya hoy fueron 113.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/congreconc3-250x141.jpg
Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) Si en la primera Congregación de Cardenales, habida el martes, al día siguiente de la muerte de Francisco, había cerca de 60 cardenales presentes, en la realizada hoy, ya eran 113, los purpurados reunidos en el Aula Nueva del Sínodo. Entretanto, faltan muchos por llegar, teniendo en vista que son más de 250 los Cardenales y 135 los electores.
En el encuentro de hoy entre purpurados, hubo 34 intervenciones, algo no menor.
En la Congregación de hoy, se decidió que el lunes, el Padre Donato Ogliari, O.S.B., Abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, pronuncie la primera meditación a Cardenales tras la muerte del Papa. La segunda estará a cargo del Cardenal Raniero Cantalamessa, Predicador Emérito de la Casa Pontificia, al inicio del cónclave, cuya fecha aún no se ha decidido.
El portavoz vaticano anunció que la próxima Congregación de Cardenales será mañana viernes a las 9.00 horas de Roma.
The post 3ra. Congregación de Cardenales: aún no se define fecha de cónclave appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Gaudium Press Español
5.500 personas bautizadas durante la Pascua en Los Ángeles
Es el mayor número en más de una década y una cifra sorprendente para la arquidiócesis más grande de EE.UU.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/8-10-250x167.jpg
Foto: Archivo
Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) La Arquidiócesis de Los Ángeles (EE. UU.) dio la bienvenida a la Iglesia Católica a más de 5.500 conversos esta Pascua, el mayor número en más de una década y una cifra sorprendente para la arquidiócesis más grande del país.
El P. Juan Ochoa, quien dirige la Oficina Arquidiocesana para el Culto Divino, ha estado observando las cifras de cerca y le dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que no esperaba tal aumento.
“Normalmente vemos un aumento del 10% con respecto al año anterior”, dijo. “Este año, fue de alrededor del 45%. Eso es significativo”.
El grupo incluye a casi 2.800 personas bautizadas en la Vigilia Pascual, personas sin ninguna afiliación previa al cristianismo.
Así mismo muchos ya habían sido bautizados en otras tradiciones cristianas y recibieron los sacramentos de la confirmación y la Eucaristía en parroquias católicas en los condados de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara.
Para muchos, la decisión de entrar en la Iglesia fue profundamente personal. El P. Ochoa comentó que las conversiones de este 2025 fueron diferentes a las de otros años.
“No están aquí porque alguien los haya presionado”, dijo. “Están aquí porque algo los llamó”.
El P. Ochoa mencionó la Oficina de Nueva Evangelización y Vida Parroquial, que ha ayudado a las parroquias a pensar con mayor propósito en la labor de alcance comunitario.
También agradeció a una variedad de voces católicas en las redes sociales y plataformas digitales por ayudar a las personas a aprender sobre la fe, especialmente a aquellos que podrían haber dudado en entrar a una iglesia de inmediato.
En otras partes de Estados Unidos, otras diócesis también reportan aumentos en las conversiones de adultos. Thomas Rzeznik, profesor asociado de historia en la Universidad Seton Hall de Nueva Jersey y coeditor de la revista trimestral American Catholic Studies, cree que esto refleja un momento más profundo.
“Hay un anhelo de significado ahora mismo”, dijo. “La gente busca algo más sólido. Y cuando encuentran una parroquia acogedora y preparada, eso puede marcar la diferencia”.
Si bien los datos nacionales muestran una disminución en los bautismos infantiles, el aumento en los adultos que se acercan a la fe revela otra realidad. El P. Ochoa observa ese contraste cada año.
“Los bautismos infantiles reflejan cultura y tradición”, dijo. “Pero los bautismos de adultos son personales. Es alguien que decide, por sí mismo, que esto es lo que quiere. Eso importa”.
Con información de Aciprensa.
The post 5.500 personas bautizadas durante la Pascua en Los Ángeles appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
5.500 personas bautizadas durante la Pascua en Los Ángeles
Es el mayor número en más de una década y una cifra sorprendente para la arquidiócesis más grande de EE.UU.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/8-10-250x167.jpg
Foto: Archivo
Redacción (24/04/2025, Gaudium Press) La Arquidiócesis de Los Ángeles (EE. UU.) dio la bienvenida a la Iglesia Católica a más de 5.500 conversos esta Pascua, el mayor número en más de una década y una cifra sorprendente para la arquidiócesis más grande del país.
El P. Juan Ochoa, quien dirige la Oficina Arquidiocesana para el Culto Divino, ha estado observando las cifras de cerca y le dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que no esperaba tal aumento.
“Normalmente vemos un aumento del 10% con respecto al año anterior”, dijo. “Este año, fue de alrededor del 45%. Eso es significativo”.
El grupo incluye a casi 2.800 personas bautizadas en la Vigilia Pascual, personas sin ninguna afiliación previa al cristianismo.
Así mismo muchos ya habían sido bautizados en otras tradiciones cristianas y recibieron los sacramentos de la confirmación y la Eucaristía en parroquias católicas en los condados de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara.
Para muchos, la decisión de entrar en la Iglesia fue profundamente personal. El P. Ochoa comentó que las conversiones de este 2025 fueron diferentes a las de otros años.
“No están aquí porque alguien los haya presionado”, dijo. “Están aquí porque algo los llamó”.
El P. Ochoa mencionó la Oficina de Nueva Evangelización y Vida Parroquial, que ha ayudado a las parroquias a pensar con mayor propósito en la labor de alcance comunitario.
También agradeció a una variedad de voces católicas en las redes sociales y plataformas digitales por ayudar a las personas a aprender sobre la fe, especialmente a aquellos que podrían haber dudado en entrar a una iglesia de inmediato.
En otras partes de Estados Unidos, otras diócesis también reportan aumentos en las conversiones de adultos. Thomas Rzeznik, profesor asociado de historia en la Universidad Seton Hall de Nueva Jersey y coeditor de la revista trimestral American Catholic Studies, cree que esto refleja un momento más profundo.
“Hay un anhelo de significado ahora mismo”, dijo. “La gente busca algo más sólido. Y cuando encuentran una parroquia acogedora y preparada, eso puede marcar la diferencia”.
Si bien los datos nacionales muestran una disminución en los bautismos infantiles, el aumento en los adultos que se acercan a la fe revela otra realidad. El P. Ochoa observa ese contraste cada año.
“Los bautismos infantiles reflejan cultura y tradición”, dijo. “Pero los bautismos de adultos son personales. Es alguien que decide, por sí mismo, que esto es lo que quiere. Eso importa”.
Con información de Aciprensa.
The post 5.500 personas bautizadas durante la Pascua en Los Ángeles appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Info católica 📳🇧🇴
Gaudium Press Español ¿Por qué el Papa Francisco nunca regresó a Argentina? La historia de Francisco está entrelazada con la historia de Argentina, con su dolor y sus divisiones. https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/Sin-titulo-8-250x211.jpg…
zó hacia los pobres durante su pontificado. Entre ellos, Francisco instituyó una jornada de reflexión y de caridad: la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra anualmente en Roma y en todo el mundo.
Lo cierto es que Francisco, para decepción de muchos, parece haberse convertido más en un Papa del mundo que de Argentina. Como resumió el líder Flavio Buccino a la BBC: “Francisco era un problema para todos. Eso dice más de nosotros, los argentinos, que de él”.
Es en este contexto que destaca el contraste con sus predecesores no italianos en el papado. Juan Pablo II visitó Polonia al menos tres veces durante su pontificado: en 1979, 1997 y 1999. Benedicto XVI estuvo en Alemania en 2006 y 2011. Ambos regresaron a sus países de origen. Francisco, no. La omisión sigue siendo un interrogante en su pontificado.
El Papa afirmó que quería ir a Argentina cuando su presencia pudiera ser un factor de conciliación. A pesar de su ausencia física, siguió de cerca los acontecimientos del país y mantuvo correspondencia con sus compatriotas, incluidas llamadas diarias al sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco en Gaza. Su preocupación espiritual por Argentina, según fuentes cercanas, siempre estuvo viva.
La historia de Francisco está entrelazada con la historia de Argentina, con su dolor y sus divisiones. Quizás por eso su ausencia duele tanto allá. Un Papa que quiso evitar ser símbolo de división acabó siendo percibido como ausente y divisivo, en un momento en que su proximidad física habría sido algo positivo para la empobrecida nación que sigue atravesando una de las peores fases de su economía.
Tal vez, sin quererlo, Francisco se ha convertido en el espejo de una nación herida, que ni siquiera frente a la más alta dignidad espiritual jamás conferida a uno de sus hijos ha sido capaz de redescubrir su casa común. Es demasiado pronto para juzgar los frutos de esta ausencia, pero es imposible negar la cicatriz que deja. Queda por ver si un futuro Papa no italiano se enfrentará a un dilema similar y si optará por regresar a casa. Porque la pregunta que resuena no es sólo por qué Francisco no regresó, sino qué revela esta ausencia sobre su tierra y sobre sí mismo. Francisco cumplió con el dicho argentino: Más duele la ausencia que la distancia.
Por Rafael Tavares
The post ¿Por qué el Papa Francisco nunca regresó a Argentina? appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Lo cierto es que Francisco, para decepción de muchos, parece haberse convertido más en un Papa del mundo que de Argentina. Como resumió el líder Flavio Buccino a la BBC: “Francisco era un problema para todos. Eso dice más de nosotros, los argentinos, que de él”.
Es en este contexto que destaca el contraste con sus predecesores no italianos en el papado. Juan Pablo II visitó Polonia al menos tres veces durante su pontificado: en 1979, 1997 y 1999. Benedicto XVI estuvo en Alemania en 2006 y 2011. Ambos regresaron a sus países de origen. Francisco, no. La omisión sigue siendo un interrogante en su pontificado.
El Papa afirmó que quería ir a Argentina cuando su presencia pudiera ser un factor de conciliación. A pesar de su ausencia física, siguió de cerca los acontecimientos del país y mantuvo correspondencia con sus compatriotas, incluidas llamadas diarias al sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco en Gaza. Su preocupación espiritual por Argentina, según fuentes cercanas, siempre estuvo viva.
La historia de Francisco está entrelazada con la historia de Argentina, con su dolor y sus divisiones. Quizás por eso su ausencia duele tanto allá. Un Papa que quiso evitar ser símbolo de división acabó siendo percibido como ausente y divisivo, en un momento en que su proximidad física habría sido algo positivo para la empobrecida nación que sigue atravesando una de las peores fases de su economía.
Tal vez, sin quererlo, Francisco se ha convertido en el espejo de una nación herida, que ni siquiera frente a la más alta dignidad espiritual jamás conferida a uno de sus hijos ha sido capaz de redescubrir su casa común. Es demasiado pronto para juzgar los frutos de esta ausencia, pero es imposible negar la cicatriz que deja. Queda por ver si un futuro Papa no italiano se enfrentará a un dilema similar y si optará por regresar a casa. Porque la pregunta que resuena no es sólo por qué Francisco no regresó, sino qué revela esta ausencia sobre su tierra y sobre sí mismo. Francisco cumplió con el dicho argentino: Más duele la ausencia que la distancia.
Por Rafael Tavares
The post ¿Por qué el Papa Francisco nunca regresó a Argentina? appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Info católica 📳🇧🇴
Gaudium Press Español El decreto de muerte de la Revolución Tendencial (VI): Moisés y la restauración de la ‘Clave Benedictina’ El abandono de esta ‘clave’ comportó en el inicio del proceso revolucionario, según lo esboza Revolución y Contra Revolución. …
rcaron a los adoradores de Baal, a Sodoma, y fueron castigados. Los momentos en que el pueblo de Israel, como Moisés en la lucha contra los amalecitas, levantaba sus brazos y espíritu hacia Dios y Dios lo engrandecía, y cuando los bajaban, y eran vencidos.
Era pues más o menos fácil, para el hebreo fiel, reconocer y agradecer al Dios de las cosechas, al Dios de la lluvia, al Dios de la columna de fuego, del maná y la tierra prometida; era relativamente fácil vivir en función del Dios que les daba los dátiles y los rebaños, que los hacía regresar de Babilonia y les restituía la propiedad de Canaán, pues era ese un Gigante casi imposible no ver. Era más o menos fácil —para el que tuviera buen espíritu— hacer el ejercicio que hacía el Adán primigenio, de volar hasta Dios a partir de la belleza y la propia grandeza de la Creación. Los fieles se encantaban en ese ejercicio adánico, de ver las huellas de Dios en el Orden de la Creación, a través del prisma de la grandeza del Dios Rey universal.
Leer también: Revolución Tendencial soterrada (IV) o lo que no pudo destruir en las almas de los nuevos Adán
Llega la grandeza tierna del Salvador
Entretanto, es llegada la Plenitud de los Tiempos, cuando el Hijo del Hombre coronaría la Creación con su presencia, además porque el humano descarriado requería una efusión potente de gracia, que vendría a través de la Iglesia nacida de su costado. Érase llegada la hora de un Dios también gigante, pero con sangre humana, más cercano, más ‘pequeño’. Gigante y pequeño, nacido como un frágil niño. Además un Dios que traía una Madre, gigante también, pero caritativa y tierna, también Madre de la gracia para todos los mortales.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/8-11-250x167.jpg
Era pues la misma grandeza vetero-testamentaria que ingresaba al nuevo mundo de la nueva alianza, recubierta de los pañales del Niño nacido en la cuna de Belén, tierno, muy próximo a los hijos de Eva. El Señor, que gusta de formar conjuntos con contrarios armónicos, unía la grandeza a un pequeño tamaño, en una síntesis magnífica, que se hace música en el villancico Noche de Paz, el cual canta sublime esa noche de amor cuando brilló una estrella de paz, anunciando a la tierra la llegada del Señor, Dominus dominantium, pero un rey que dormitaba en la piel del Niño Jesús.
Esa grandeza tomó cuenta de doce pequeños hombres, los transforma rápido en miles con la ayuda de Pentecostés, y acaba por conquistar el mayor imperio existido hasta entonces, el Imperio de los Césares. Pero este reino traía enquistados los gérmenes de su corrupción, y después de haber conocido la grandeza de Cristo y su Iglesia sucumbe aprisionado por las cadenas pequeñas del pecado.
El pecado original no combatido, hace tender al hombre al egoísmo, a lo pequeño, va reduciendo al hombre al límite minúsculo de su reducido tamaño. Dios y la gracia, por el contrario, buscan elevarlo al tamaño de los ángeles, todos gigantes. Aunque grite mucho (lo vemos hoy), no hay nada más pequeño que la soberbia igualitaria y la sensualidad desbocada, verdaderas fábricas de pigmeos, hálitos fétidos que nos alejan del Dios-Grande. La soberbia es tan rebajante, que fue capaz de transformar al más grande ser creado hasta entonces por Dios, en carencia, maldad y oscuridad; así su correlata, la sensualidad.
Con la caída del Imperio, parecía, por lo menos era la ilusión del demonio, que acababa la época de la grandeza cristiana, y los tiempos de toda grandeza.
San Benito, la embajada de la grandeza
Pero entonces, Dios vuelve a suscitar a un grande, un nuevo Moisés, San Benito de Nursia, que devolvería la grandeza al mundo.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/10-4-250x177.jpg
En las auroras del S. VI, del alma contemplativa y grande de San Benito surge Montecasino, casa que se convertiría en modelo de la vida monástica de Occidente. Los monasterios hijos de Montecasino, hijos de San Benito, se esparcen por las ruinas del imperio, y de los bárbaros q[...]
Era pues más o menos fácil, para el hebreo fiel, reconocer y agradecer al Dios de las cosechas, al Dios de la lluvia, al Dios de la columna de fuego, del maná y la tierra prometida; era relativamente fácil vivir en función del Dios que les daba los dátiles y los rebaños, que los hacía regresar de Babilonia y les restituía la propiedad de Canaán, pues era ese un Gigante casi imposible no ver. Era más o menos fácil —para el que tuviera buen espíritu— hacer el ejercicio que hacía el Adán primigenio, de volar hasta Dios a partir de la belleza y la propia grandeza de la Creación. Los fieles se encantaban en ese ejercicio adánico, de ver las huellas de Dios en el Orden de la Creación, a través del prisma de la grandeza del Dios Rey universal.
Leer también: Revolución Tendencial soterrada (IV) o lo que no pudo destruir en las almas de los nuevos Adán
Llega la grandeza tierna del Salvador
Entretanto, es llegada la Plenitud de los Tiempos, cuando el Hijo del Hombre coronaría la Creación con su presencia, además porque el humano descarriado requería una efusión potente de gracia, que vendría a través de la Iglesia nacida de su costado. Érase llegada la hora de un Dios también gigante, pero con sangre humana, más cercano, más ‘pequeño’. Gigante y pequeño, nacido como un frágil niño. Además un Dios que traía una Madre, gigante también, pero caritativa y tierna, también Madre de la gracia para todos los mortales.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/8-11-250x167.jpg
Era pues la misma grandeza vetero-testamentaria que ingresaba al nuevo mundo de la nueva alianza, recubierta de los pañales del Niño nacido en la cuna de Belén, tierno, muy próximo a los hijos de Eva. El Señor, que gusta de formar conjuntos con contrarios armónicos, unía la grandeza a un pequeño tamaño, en una síntesis magnífica, que se hace música en el villancico Noche de Paz, el cual canta sublime esa noche de amor cuando brilló una estrella de paz, anunciando a la tierra la llegada del Señor, Dominus dominantium, pero un rey que dormitaba en la piel del Niño Jesús.
Esa grandeza tomó cuenta de doce pequeños hombres, los transforma rápido en miles con la ayuda de Pentecostés, y acaba por conquistar el mayor imperio existido hasta entonces, el Imperio de los Césares. Pero este reino traía enquistados los gérmenes de su corrupción, y después de haber conocido la grandeza de Cristo y su Iglesia sucumbe aprisionado por las cadenas pequeñas del pecado.
El pecado original no combatido, hace tender al hombre al egoísmo, a lo pequeño, va reduciendo al hombre al límite minúsculo de su reducido tamaño. Dios y la gracia, por el contrario, buscan elevarlo al tamaño de los ángeles, todos gigantes. Aunque grite mucho (lo vemos hoy), no hay nada más pequeño que la soberbia igualitaria y la sensualidad desbocada, verdaderas fábricas de pigmeos, hálitos fétidos que nos alejan del Dios-Grande. La soberbia es tan rebajante, que fue capaz de transformar al más grande ser creado hasta entonces por Dios, en carencia, maldad y oscuridad; así su correlata, la sensualidad.
Con la caída del Imperio, parecía, por lo menos era la ilusión del demonio, que acababa la época de la grandeza cristiana, y los tiempos de toda grandeza.
San Benito, la embajada de la grandeza
Pero entonces, Dios vuelve a suscitar a un grande, un nuevo Moisés, San Benito de Nursia, que devolvería la grandeza al mundo.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/10-4-250x177.jpg
En las auroras del S. VI, del alma contemplativa y grande de San Benito surge Montecasino, casa que se convertiría en modelo de la vida monástica de Occidente. Los monasterios hijos de Montecasino, hijos de San Benito, se esparcen por las ruinas del imperio, y de los bárbaros q[...]
Info católica 📳🇧🇴
rcaron a los adoradores de Baal, a Sodoma, y fueron castigados. Los momentos en que el pueblo de Israel, como Moisés en la lucha contra los amalecitas, levantaba sus brazos y espíritu hacia Dios y Dios lo engrandecía, y cuando los bajaban, y eran vencidos.…
ue amenazaban con destruir la huella cristiana surgen otros hijos de Abrahán, hijos de Cristo.
La regla de San Benito, que termina civilizando a los bárbaros, regula la vida monacal de manera tal que los monjes empiezan a vivir en un reino a medio camino entre el tiempo y la eternidad. Las horas canónicas rezadas en comunidad, eran algo como un canto permanente, extático, y perenne de la Creación al Dios que la creó; canto no agitado, tendiente a un éxtasis contemplativo, que iba participando del tiempo de los ángeles. En los monasterios benedictinos el tiempo como que pasaba más lento, haciendo que la acción del hombre viador se transformase en contemplación y perennidad.
Las acciones de esos hombres, su alabanza y su labora, tenían un eco que traspasaba las fronteras de esta vida y tocaban en el más allá, en la eternidad. Y la eternidad es grandeza, una grandeza que bañó toda la Edad Media, sin apagar la nota de ternura y cercanía que había traído el Niño Dios y María Santísima. Pero la cercanía del Cristo Humano no disminuía la percepción de su inmensidad. La Orden Benedictina era la fuente que mantenía esa presencia gigante de Dios, tan perceptible en el Antiguo Testamento, porque si la Edad Media era colorida, era también la Edad Media de Carlomagno, una especie de San Benito del orden temporal. Era la Edad Media los laúdes y los sombreros cónicos de las damas, pero también la Edad Media del Deus vult y de Godofredo de Buillon y la conquista del sepulcro de Jerusalén.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/11-2-250x167.jpg
Una Edad Media que hizo también a la belleza pequeña y hasta mimosa, de un San Luis delicado, pero grande con dos cruzadas crucificadas a sus espaldas; de un San Odilón que en lo menudo reportaba a la grandeza de cielo; de una Sainte Chapelle, delicado relicario pero embajada del gran cielo. La Edad Media era la síntesis de todo, era más que el espíritu de grandeza del Antiguo Testamento, era el espíritu de la Iglesia Católica, Apóstólica y Romana, síntesis de todo, resumen de todo, unidad en la variedad, variedad que podía llegar hasta los contrarios armónicos, desde la delicadeza de un vitral en filigrana, hasta la grandeza de Notre-Dame.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/13-250x167.jpg
Pero un día, también la Edad Media comenzó a cansarse de la grandeza… No es fácil mantenerse en la punta de los pies, admirando la grandeza de Dios.
Nuevos Moisés, nuevos Benitos
El resumen perfecto de lo que ocurrió, lo hizo Plinio Corrêa de Oliveira en su ensayo Revolución y Contra-Revolucion:
“En el siglo XIV comienza a observarse, en la Europa cristiana, una transformación de mentalidad que a lo largo del siglo XV crece cada vez más en nitidez. El apetito de los placeres terrenos se va transformando en ansia. Las diversiones se van volviendo más frecuentes y suntuosas. (…) En los trajes, en las maneras, en el lenguaje, en la literatura y en el arte el anhelo creciente por una vida llena de deleites de la fantasía y de los sentidos va produciendo progresivas manifestaciones de sensualidad y molicie. Hay una paulatina mengua de la seriedad y de la austeridad de los antiguos tiempos”. La admiración a la cruz redentora va siendo olvidada, el amor al sacrificio por lo grande es minus valorado; la Caballería que había inspirado las mayores y desinteresadas gestas, se transforma en romántica y sentimental, pequeña… Hasta en la propia orden benedictina, la embajadora de la grandeza, Dios tuvo que suscitar la reforma del císter y al gran San Bernardo, que predicasen contra la esclavitud de comportaba una vida regalada de mero deleite de los sentidos.
Era la maldita hiedra de la Revolución Tendencial, orgullosa y sensual, generadora del nivelador comunismo y de la pus del reino del amor libre, que iniciaba a enredar con sus ramas parásitas el árbol bendito de la grandeza medieval, rumbo a la utopía anárquica y sensual.
El mundo abandonaba la grandeza, la sacralidad, la hu[...]
La regla de San Benito, que termina civilizando a los bárbaros, regula la vida monacal de manera tal que los monjes empiezan a vivir en un reino a medio camino entre el tiempo y la eternidad. Las horas canónicas rezadas en comunidad, eran algo como un canto permanente, extático, y perenne de la Creación al Dios que la creó; canto no agitado, tendiente a un éxtasis contemplativo, que iba participando del tiempo de los ángeles. En los monasterios benedictinos el tiempo como que pasaba más lento, haciendo que la acción del hombre viador se transformase en contemplación y perennidad.
Las acciones de esos hombres, su alabanza y su labora, tenían un eco que traspasaba las fronteras de esta vida y tocaban en el más allá, en la eternidad. Y la eternidad es grandeza, una grandeza que bañó toda la Edad Media, sin apagar la nota de ternura y cercanía que había traído el Niño Dios y María Santísima. Pero la cercanía del Cristo Humano no disminuía la percepción de su inmensidad. La Orden Benedictina era la fuente que mantenía esa presencia gigante de Dios, tan perceptible en el Antiguo Testamento, porque si la Edad Media era colorida, era también la Edad Media de Carlomagno, una especie de San Benito del orden temporal. Era la Edad Media los laúdes y los sombreros cónicos de las damas, pero también la Edad Media del Deus vult y de Godofredo de Buillon y la conquista del sepulcro de Jerusalén.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/11-2-250x167.jpg
Una Edad Media que hizo también a la belleza pequeña y hasta mimosa, de un San Luis delicado, pero grande con dos cruzadas crucificadas a sus espaldas; de un San Odilón que en lo menudo reportaba a la grandeza de cielo; de una Sainte Chapelle, delicado relicario pero embajada del gran cielo. La Edad Media era la síntesis de todo, era más que el espíritu de grandeza del Antiguo Testamento, era el espíritu de la Iglesia Católica, Apóstólica y Romana, síntesis de todo, resumen de todo, unidad en la variedad, variedad que podía llegar hasta los contrarios armónicos, desde la delicadeza de un vitral en filigrana, hasta la grandeza de Notre-Dame.
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/13-250x167.jpg
Pero un día, también la Edad Media comenzó a cansarse de la grandeza… No es fácil mantenerse en la punta de los pies, admirando la grandeza de Dios.
Nuevos Moisés, nuevos Benitos
El resumen perfecto de lo que ocurrió, lo hizo Plinio Corrêa de Oliveira en su ensayo Revolución y Contra-Revolucion:
“En el siglo XIV comienza a observarse, en la Europa cristiana, una transformación de mentalidad que a lo largo del siglo XV crece cada vez más en nitidez. El apetito de los placeres terrenos se va transformando en ansia. Las diversiones se van volviendo más frecuentes y suntuosas. (…) En los trajes, en las maneras, en el lenguaje, en la literatura y en el arte el anhelo creciente por una vida llena de deleites de la fantasía y de los sentidos va produciendo progresivas manifestaciones de sensualidad y molicie. Hay una paulatina mengua de la seriedad y de la austeridad de los antiguos tiempos”. La admiración a la cruz redentora va siendo olvidada, el amor al sacrificio por lo grande es minus valorado; la Caballería que había inspirado las mayores y desinteresadas gestas, se transforma en romántica y sentimental, pequeña… Hasta en la propia orden benedictina, la embajadora de la grandeza, Dios tuvo que suscitar la reforma del císter y al gran San Bernardo, que predicasen contra la esclavitud de comportaba una vida regalada de mero deleite de los sentidos.
Era la maldita hiedra de la Revolución Tendencial, orgullosa y sensual, generadora del nivelador comunismo y de la pus del reino del amor libre, que iniciaba a enredar con sus ramas parásitas el árbol bendito de la grandeza medieval, rumbo a la utopía anárquica y sensual.
El mundo abandonaba la grandeza, la sacralidad, la hu[...]
Info católica 📳🇧🇴
ue amenazaban con destruir la huella cristiana surgen otros hijos de Abrahán, hijos de Cristo. La regla de San Benito, que termina civilizando a los bárbaros, regula la vida monacal de manera tal que los monjes empiezan a vivir en un reino a medio camino…
mildad, la pureza, y las comenzaba a cambiar por el lodo del igualitarismo y las pasiones desbocadas.
Y ahora henos aquí, al final del proceso, en los estertores del cuerpo de lo que fue un día la magnífica civilización cristiana. ¿Estará todo acabado?, ¿habrá llegado el fin de los tiempos?
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/14-1-250x167.jpg
Foto: Héctor Bermúdez / Unplash
La respuesta la dio la gran María, en 1917, a unos pequeños pastorcillos, en un mensaje que debía resonar en la grandeza de los cuatro rincones del mundo : “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Algo va a pasar, algo está pasando. En medio de esta decadencia terrible, mayor que la del imperio de Roma, la Virgen hará que vuelva a triunfar su grandeza, la grandeza de su Inmaculado Corazón, uno solo con el de su Hijo. Y es casi forzoso que esto lo haga por medio de nuevos Moisés, de nuevos Benitos, que restauren esa ‘clave Benedictina’, a medio camino entre la tierra y la eternidad, ‘clave’ que esparcida por el mundo, haga de este mundo el pedazo grande de cielo que debe ser.
Nuevos Montecasinos, esparcidos por el orbe, al menos por el orbe que Dios quiera preservar de la estrepitosa ruina de un imperio.
Veni, Domine, veni, Domina, noli tardare… Por Saúl Castiblanco
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/15-250x150.jpg
The post El decreto de muerte de la Revolución Tendencial (VI): Moisés y la restauración de la ‘Clave Benedictina’ appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Y ahora henos aquí, al final del proceso, en los estertores del cuerpo de lo que fue un día la magnífica civilización cristiana. ¿Estará todo acabado?, ¿habrá llegado el fin de los tiempos?
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/14-1-250x167.jpg
Foto: Héctor Bermúdez / Unplash
La respuesta la dio la gran María, en 1917, a unos pequeños pastorcillos, en un mensaje que debía resonar en la grandeza de los cuatro rincones del mundo : “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Algo va a pasar, algo está pasando. En medio de esta decadencia terrible, mayor que la del imperio de Roma, la Virgen hará que vuelva a triunfar su grandeza, la grandeza de su Inmaculado Corazón, uno solo con el de su Hijo. Y es casi forzoso que esto lo haga por medio de nuevos Moisés, de nuevos Benitos, que restauren esa ‘clave Benedictina’, a medio camino entre la tierra y la eternidad, ‘clave’ que esparcida por el mundo, haga de este mundo el pedazo grande de cielo que debe ser.
Nuevos Montecasinos, esparcidos por el orbe, al menos por el orbe que Dios quiera preservar de la estrepitosa ruina de un imperio.
Veni, Domine, veni, Domina, noli tardare… Por Saúl Castiblanco
https://es.gaudiumpress.org/wp-content/uploads/2025/04/15-250x150.jpg
The post El decreto de muerte de la Revolución Tendencial (VI): Moisés y la restauración de la ‘Clave Benedictina’ appeared first on Gaudium Press Español.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Lecturas diarias de la Leccionario de la Misa
Viernes en la Octava de Pascua
Primera lectura Hechos 4,1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados porque los apóstoles enseñaban al pueblo y anunciaban la resurrección de los muertos por el poder de Jesús. Los aprehendieron, y como ya era tarde, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente. Pero ya muchos de los que habían escuchado sus palabras, unos cinco mil hombres, habían abrazado la fe.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y cuantos pertenecían a las familias de los sumos sacerdotes. Hicieron comparecer ante ellos a Pedro y a Juan y les preguntaron: “¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho todo esto?”
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y ancianos, puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos”. Salmo Responsorial Salmo 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a
R. (22) La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
“Su misericordia es eterna”.
Digan los que temen al Señor:
“Su misericordia es eterna”.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
Este es el día del triunfo del Señor:
día de júbilo y de gozo.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria.
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Que Dios desde su templo nos bendiga.
Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya. Secuencia -- opcional Victimae paschali laudes
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado,
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta.
“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?’’
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos
la gloria de la Pascua’’.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Aclamación antes del Evangelio Salmo 117, 24
R. Aleluya, aleluya.
Éste es el día del triunfo del Señor,
día de júbilo y de gozo.
R. Aleluya. Evangelio Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “También nosotros vamos contigo”. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la oril[...]
Viernes en la Octava de Pascua
Primera lectura Hechos 4,1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados porque los apóstoles enseñaban al pueblo y anunciaban la resurrección de los muertos por el poder de Jesús. Los aprehendieron, y como ya era tarde, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente. Pero ya muchos de los que habían escuchado sus palabras, unos cinco mil hombres, habían abrazado la fe.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y cuantos pertenecían a las familias de los sumos sacerdotes. Hicieron comparecer ante ellos a Pedro y a Juan y les preguntaron: “¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho todo esto?”
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y ancianos, puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos”. Salmo Responsorial Salmo 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a
R. (22) La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
“Su misericordia es eterna”.
Digan los que temen al Señor:
“Su misericordia es eterna”.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
Este es el día del triunfo del Señor:
día de júbilo y de gozo.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria.
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Que Dios desde su templo nos bendiga.
Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine.
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular. Aleluya. Secuencia -- opcional Victimae paschali laudes
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado,
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta.
“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?’’
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos
la gloria de la Pascua’’.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Aclamación antes del Evangelio Salmo 117, 24
R. Aleluya, aleluya.
Éste es el día del triunfo del Señor,
día de júbilo y de gozo.
R. Aleluya. Evangelio Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “También nosotros vamos contigo”. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la oril[...]
Info católica 📳🇧🇴
Lecturas diarias de la Leccionario de la Misa Viernes en la Octava de Pascua Primera lectura Hechos 4,1-12 En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados…
la, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos contestaron: “No”. Entonces él les dijo: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces”. Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres?’, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
- - -
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres?’, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
- - -
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.
➖ @CatolicosBolivia ➖
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Exaudi
San Pedro de San José Betancur, 25 de abril
El humilde “Hermano Pedro” (san Pedro de San José Betancur), gran apóstol de América central, nació en Vilaflor, Tenerife, Islas Canarias, España, el 21 de marzo de 1626, en el seno de una familia dedicada al pastoreo y a la agricultura. Tuvo cinco hermanos que, como él, recibieron de sus padres la preciada herencia de la fe.
De niño hincaba el cayado en el suelo con la idea de que le sirviera como reloj de sol; de ese modo podía controlar los momentos en los que debía abstenerse de comer y beber a fin de guardar el ayuno eucarístico. Ya entonces hacía penitencia y oraba de rodillas con los brazos en cruz, alabando a Dios, sin medir el tiempo.
Al perder a su padre se ocupó de gestionar el modesto patrimonio que poseían. Un pariente suyo, fray Luis, trajo noticias de las misiones y de la labor evangelizadora que se llevaba a cabo allende los mares. Pedro sintió grandes ansias de partir allí. No eran los planes de su madre, que soñaba en su matrimonio, pero su inclinación era servir a la Iglesia. Con todo, sometió a Dios su voluntad.
Tenía una tía a la que calificaba como “mujer de Iglesia”, y habiendo tomado un tiempo para orar quiso conocer su parecer. Ella le señaló las Indias: “Debes salir al encuentro de Dios, como Pedro sobre las aguas”. Poco tiempo después, otro anciano venerable ratificó este juicio. San Pedro de San José Betancur partió a La Habana donde llegó con 23 años. Trabajó como tejedor, pero no identificaba el lugar en el que habría de llevar a cabo su misión y se trasladó a Honduras. Al oír hablar de Guatemala tuvo la certeza de que era su destino.
Entró en Santiago de los Caballeros de Guatemala, la antigua capital, el 18 febrero de 1651, rezando la Salve Regina. Ese día tembló la tierra y fueron incontables los damnificados. Él mismo, agotado, cayó enfermo y fue ingresado en el hospital real de Santiago. Solo, sin referencias, ni medios, tuvo ocasión de convivir con los pobres y abandonados, muchos de ellos indios y negros.
Cuando sanó, entró en contacto con los terciarios franciscanos. Las buenas amistades que iba amasando le prestaban libros piadosos. Aprendió a leer y a escribir. Y a finales de 1653 ingresó en la Congregación mariana de los jesuitas y se hizo hermano de la cuerda de San Francisco. Al año siguiente se unió a la hermandad de la Virgen del Carmen.
Ya tenía 27 años y acariciaba el sueño de ser sacerdote, pero el latín se le resistía. Tras diversas peripecias desistió de este anhelo y se fue a Petapa. En la ermita de los dominicos rezó ante la imagen de la Virgen del Rosario. Salió con dos ideas claras. Una, olvidarse del tema del sacerdocio.
Otra, que debía regresar a Guatemala. Su confesor, el padre Espino, le sugirió que viviese en el Calvario. Y el 8 de julio de 1656 fue recibido en la Orden Tercera franciscana. Le vetaron ciertas penitencias que quiso realizar con afán de mortificación, y se sometió humildemente al juicio de sus superiores: “Más vale el gordo alegre, humilde y obediente, que el flaco triste, soberbio y penitente”, decía.
Alguien le preguntó qué es orar, y respondió: “estar en la presencia de Dios” […}. “Estarse todo el día y la noche alabando a Dios, amando a Dios, obrando por Dios, comunicando con Dios”. Una vez, viéndole a pleno sol, quisieron saber por qué no se cubría. En su réplica estaba la clave: su familiaridad con las Personas Divinas: “Bien está sin sombrero quien está en la presencia de Dios”.
Le encomendaron la tutela de la ermita del Calvario, cercana al convento, y fue su sacristán. En 1658, de la nada, confiando en la Providencia, abrió la “casita de la Virgen” que puso bajo el amparo de Santa María de Belén. Rememoraba con ella el modesto lugar donde Cristo nació. Allí inició una labor asistencial impregnada de misericordia.
Las humildes moradas de[...]
San Pedro de San José Betancur, 25 de abril
El humilde “Hermano Pedro” (san Pedro de San José Betancur), gran apóstol de América central, nació en Vilaflor, Tenerife, Islas Canarias, España, el 21 de marzo de 1626, en el seno de una familia dedicada al pastoreo y a la agricultura. Tuvo cinco hermanos que, como él, recibieron de sus padres la preciada herencia de la fe.
De niño hincaba el cayado en el suelo con la idea de que le sirviera como reloj de sol; de ese modo podía controlar los momentos en los que debía abstenerse de comer y beber a fin de guardar el ayuno eucarístico. Ya entonces hacía penitencia y oraba de rodillas con los brazos en cruz, alabando a Dios, sin medir el tiempo.
Al perder a su padre se ocupó de gestionar el modesto patrimonio que poseían. Un pariente suyo, fray Luis, trajo noticias de las misiones y de la labor evangelizadora que se llevaba a cabo allende los mares. Pedro sintió grandes ansias de partir allí. No eran los planes de su madre, que soñaba en su matrimonio, pero su inclinación era servir a la Iglesia. Con todo, sometió a Dios su voluntad.
Tenía una tía a la que calificaba como “mujer de Iglesia”, y habiendo tomado un tiempo para orar quiso conocer su parecer. Ella le señaló las Indias: “Debes salir al encuentro de Dios, como Pedro sobre las aguas”. Poco tiempo después, otro anciano venerable ratificó este juicio. San Pedro de San José Betancur partió a La Habana donde llegó con 23 años. Trabajó como tejedor, pero no identificaba el lugar en el que habría de llevar a cabo su misión y se trasladó a Honduras. Al oír hablar de Guatemala tuvo la certeza de que era su destino.
Entró en Santiago de los Caballeros de Guatemala, la antigua capital, el 18 febrero de 1651, rezando la Salve Regina. Ese día tembló la tierra y fueron incontables los damnificados. Él mismo, agotado, cayó enfermo y fue ingresado en el hospital real de Santiago. Solo, sin referencias, ni medios, tuvo ocasión de convivir con los pobres y abandonados, muchos de ellos indios y negros.
Cuando sanó, entró en contacto con los terciarios franciscanos. Las buenas amistades que iba amasando le prestaban libros piadosos. Aprendió a leer y a escribir. Y a finales de 1653 ingresó en la Congregación mariana de los jesuitas y se hizo hermano de la cuerda de San Francisco. Al año siguiente se unió a la hermandad de la Virgen del Carmen.
Ya tenía 27 años y acariciaba el sueño de ser sacerdote, pero el latín se le resistía. Tras diversas peripecias desistió de este anhelo y se fue a Petapa. En la ermita de los dominicos rezó ante la imagen de la Virgen del Rosario. Salió con dos ideas claras. Una, olvidarse del tema del sacerdocio.
Otra, que debía regresar a Guatemala. Su confesor, el padre Espino, le sugirió que viviese en el Calvario. Y el 8 de julio de 1656 fue recibido en la Orden Tercera franciscana. Le vetaron ciertas penitencias que quiso realizar con afán de mortificación, y se sometió humildemente al juicio de sus superiores: “Más vale el gordo alegre, humilde y obediente, que el flaco triste, soberbio y penitente”, decía.
Alguien le preguntó qué es orar, y respondió: “estar en la presencia de Dios” […}. “Estarse todo el día y la noche alabando a Dios, amando a Dios, obrando por Dios, comunicando con Dios”. Una vez, viéndole a pleno sol, quisieron saber por qué no se cubría. En su réplica estaba la clave: su familiaridad con las Personas Divinas: “Bien está sin sombrero quien está en la presencia de Dios”.
Le encomendaron la tutela de la ermita del Calvario, cercana al convento, y fue su sacristán. En 1658, de la nada, confiando en la Providencia, abrió la “casita de la Virgen” que puso bajo el amparo de Santa María de Belén. Rememoraba con ella el modesto lugar donde Cristo nació. Allí inició una labor asistencial impregnada de misericordia.
Las humildes moradas de[...]
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Exaudi
San Marcos, 25 de abril
El evangelista Marcos nació en una familia hebrea acomodada. De él sabemos solamente lo que narran los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de los santos Pedro y Pablo. No fue discípulo de Jesús, aunque algún estudioso lo identifica con el muchacho, hijo de la viuda María, que siguió a Jesús después del arresto en el huerto de Getsemaní.
Marcos colaboró con el Apóstol Pablo, a quien conoció en Jerusalén. Viajó con él a Chipre y, más tarde, a Roma. En el año 66, san Pablo escribe a Timoteo desde una cárcel romana: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2Tm 4,11). San Marcos en Roma y otros viajes
No se sabe si Marcos llegó a Roma a tiempo para asistir al martirio de Pablo, pero lo cierto es que en la capital del Imperio se puso al servicio de Pedro. La Basílica romana de San Marcos, en el centro histórico, testimonia su presencia: se dice que fue erigida en el lugar en el que estaba la casa en la que vivió el evangelista
San Pedro cita a menudo el nombre de Marcos. En su primera Carta, por ejemplo, leemos: “La iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos” (1Pt 5,13). Aparece también en los Hechos de los Apóstoles (12,12), después de que Pedro fuera liberado milagrosamente de la prisión: “Al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración”.
Después de la muerte de Pedro, se pierde la pista de Marcos. Una antigua tradición lo sitúa en Egipto como evangelizador y fundador de la Iglesia en Alejandría. Otra, refiere que antes de ir a Egipto viajó a Aquileia (en el norte de Italia) para ocuparse de la evangelización de la zona nordeste del Imperio. Allí convirtió a Ergamora, que fue el primer obispo de la ciudad. Tras salir de Aquileia, parece que, a causa de una tempestad, llegó a las islas Rialtinas, núcleo originario de la futura ciudad de Venecia. Allí soñó con un ángel que le prometió que en esa tierra dormiría en espera del último día. El testimonio supremo de San Marcos
El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto. En los Actos de Marco (del siglo IV) está escrito que un 24 de abril los paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, atado con cuerdas por el cuello, y luego lo arrojaron a la cárcel. Allí fue confortado por un ángel. Al día siguiente sufrió el mismo tormento, y murió. Su cuerpo había sido destinado a las llamas, pero fue salvado por los fieles y sepultado en una gruta.
Desde allí fue trasladado, en el siglo V, a una iglesia. Según una leyenda, en el año 828, ante la amenaza de los árabes, dos mercaderes venecianos llevaron el cuerpo a su ciudad; y allí permanece sepultado en la Basílica dedicada a él. Algunas reliquias suyas se conservan también en El Cairo (Egipto), en la catedral de San Marcos, sede del Patriarca Copto Ortodoxo. El Evangelio “concreto” de Marcos
Marcos es considerado como “el taquígrafo” de san Pedro. Su Evangelio fue escrito entre los años 50 y 60. Según la tradición, transcribió la predicación de Pedro, dirigida principalmente a los primeros cristianos de Roma, sin elaborarla o adaptarla a un esquema personal. Por eso, su Evangelio posee gran vivacidad y claridad. Escribió en griego, la lengua más hablada en aquellos tiempos, con el objetivo de demostrar el poder de Jesucristo, Hijo de Dios, que se manifestó en numerosos milagros.
Las palabras del Evangelio de Marcos “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” indican claramente, según el Papa Francisco, qué quiere Jesús de sus discípulos. Marcos, patrón de Venecia
San Marcos fue elegido como patrón principal de Venecia en el año 1071. A lo largo de los siglos, la ciudad permaneció indisolublemente ligada a su [...]
San Marcos, 25 de abril
El evangelista Marcos nació en una familia hebrea acomodada. De él sabemos solamente lo que narran los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de los santos Pedro y Pablo. No fue discípulo de Jesús, aunque algún estudioso lo identifica con el muchacho, hijo de la viuda María, que siguió a Jesús después del arresto en el huerto de Getsemaní.
Marcos colaboró con el Apóstol Pablo, a quien conoció en Jerusalén. Viajó con él a Chipre y, más tarde, a Roma. En el año 66, san Pablo escribe a Timoteo desde una cárcel romana: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2Tm 4,11). San Marcos en Roma y otros viajes
No se sabe si Marcos llegó a Roma a tiempo para asistir al martirio de Pablo, pero lo cierto es que en la capital del Imperio se puso al servicio de Pedro. La Basílica romana de San Marcos, en el centro histórico, testimonia su presencia: se dice que fue erigida en el lugar en el que estaba la casa en la que vivió el evangelista
San Pedro cita a menudo el nombre de Marcos. En su primera Carta, por ejemplo, leemos: “La iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos” (1Pt 5,13). Aparece también en los Hechos de los Apóstoles (12,12), después de que Pedro fuera liberado milagrosamente de la prisión: “Al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración”.
Después de la muerte de Pedro, se pierde la pista de Marcos. Una antigua tradición lo sitúa en Egipto como evangelizador y fundador de la Iglesia en Alejandría. Otra, refiere que antes de ir a Egipto viajó a Aquileia (en el norte de Italia) para ocuparse de la evangelización de la zona nordeste del Imperio. Allí convirtió a Ergamora, que fue el primer obispo de la ciudad. Tras salir de Aquileia, parece que, a causa de una tempestad, llegó a las islas Rialtinas, núcleo originario de la futura ciudad de Venecia. Allí soñó con un ángel que le prometió que en esa tierra dormiría en espera del último día. El testimonio supremo de San Marcos
El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto. En los Actos de Marco (del siglo IV) está escrito que un 24 de abril los paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, atado con cuerdas por el cuello, y luego lo arrojaron a la cárcel. Allí fue confortado por un ángel. Al día siguiente sufrió el mismo tormento, y murió. Su cuerpo había sido destinado a las llamas, pero fue salvado por los fieles y sepultado en una gruta.
Desde allí fue trasladado, en el siglo V, a una iglesia. Según una leyenda, en el año 828, ante la amenaza de los árabes, dos mercaderes venecianos llevaron el cuerpo a su ciudad; y allí permanece sepultado en la Basílica dedicada a él. Algunas reliquias suyas se conservan también en El Cairo (Egipto), en la catedral de San Marcos, sede del Patriarca Copto Ortodoxo. El Evangelio “concreto” de Marcos
Marcos es considerado como “el taquígrafo” de san Pedro. Su Evangelio fue escrito entre los años 50 y 60. Según la tradición, transcribió la predicación de Pedro, dirigida principalmente a los primeros cristianos de Roma, sin elaborarla o adaptarla a un esquema personal. Por eso, su Evangelio posee gran vivacidad y claridad. Escribió en griego, la lengua más hablada en aquellos tiempos, con el objetivo de demostrar el poder de Jesucristo, Hijo de Dios, que se manifestó en numerosos milagros.
Las palabras del Evangelio de Marcos “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” indican claramente, según el Papa Francisco, qué quiere Jesús de sus discípulos. Marcos, patrón de Venecia
San Marcos fue elegido como patrón principal de Venecia en el año 1071. A lo largo de los siglos, la ciudad permaneció indisolublemente ligada a su [...]
Info católica 📳🇧🇴
Photo
Exaudi
La revolución de la ternura
Para el papa Francisco, Dios tiene tres actitudes: cercanía, misericordia y ternura. Esta última, sobre todo, fue el estandarte que enarboló Francisco estos doce años que nos regaló de su pontificado, erigiendo así, una verdadera revolución que, más que una lucha armada, frontal y desgastante, la suya fue una revolución del corazón con hondas implicaciones en la forma de mirar la realidad. La revolución de Francisco no fue tanto doctrinal como lo fue pastoral y, justo por ello, no dependiente de formas ni cánones sino de la metanoia de sentir al Resucitado cerca y presente en la vida de cada uno.
Para Francisco, la ternura es: “un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar al otro, para oír el grito de los pequeños, de los pobres, de los que temen el futuro; escuchar también el grito silencioso de nuestra casa común, la tierra contaminada y enferma. La ternura consiste en utilizar las manos y el corazón para acariciar al otro. Para cuidarlo»[1].
Para el obispo de Roma, el verdadero cambio en la fe radica en cómo la vivimos, de tal manera que ésta provenga de la hondura de la relación personal con el Padre que quiere transmitir Su amor a todas sus creaturas pero la única manera de lograrlo es mediante la experiencia de sentirnos profundamente amados por Él. Sólo quien se sabe amado puede amar porque ha conocido el amor.
Francisco se sintió profundamente amado por Dios y sólo así, pudo contagiar esa mirada al otro que no sólo le hace sentirse acogido sino que lo invita a propagar el amor que ha experimentado. Así, de persona a persona, el amor se contagia.
En todos sus gestos, actitudes, palabras, pensamientos, reflexiones, etc, el papa Francisco se esmeraba en cuidar al otro tendiendo puentes con él: sin imponer, sembraba, sin atropellar, acompañaba y sin hablar, escuchaba. El legado de Francisco es, entre muchos otros, la ternura. Esta se vuelve un ancla perfecta para asentar el Evangelio porque Jesús también la practicaba y la transmitía a la gente con la que convivía, lo mismo santos que pecadores, lo mismo buenos que no tan buenos, lo mismo mujeres que apóstoles.
Francisco, al igual que Jesús, estaban impregnados del amor del Padre que les permitió ver a los otros como hermanos, sin juzgar, sin criticar, sin querer entenderlos y menos aún, cambiarlos y por eso, con paciencia y sabiduría, el Papa Francisco nos enseñó a mirar como Jesús. Su vida fue un libro abierto sobre cómo debemos asemejarnos a Cristo porque en eso consiste, primordialmente, la vida de fe, pues esta última, no es un tratado intelectual ni una herencia gnoseológica sino una experiencia viva que se fortalece en los momentos de tribulación y que vive profundamente en el silencio y la perplejidad.
Tal vez por eso, el Papa Francisco pidió ser enterrado a lado de la imagen de la Virgen de la Salud en la Basílica de Santa María la Mayor, porque el ejemplo máximo de ternura lo tenemos en la madre de Jesús: en María.
Francisco hoy descansa, junto con María, quien lo abraza con esa ternura que él siempre procuró a los demás. A él debe atribuírsele una de las mayores reformas de nuestra Iglesia que no está plasmada de manera explícita pero que es tan grande que sentó las bases para una Iglesia diferente a la que pertenecemos todos. Una iglesia de luces y sombras pero marcada, a partir de ahora y para siempre, por la revolución de la ternura que nos dejó Francisco.
Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte . Profesora investigadora de la Facultad de Bioética . Universidad Anáhuac México
https://www.exaudi.org/wp-content/uploads/2025/04/Iglesia-y-mundo.jpg
*** [1] Cfr. Sansón, Sebastián. “En un libro, las enseñanzas del papa sobre la ternura”. En: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-03/libro-pa[...]
La revolución de la ternura
Para el papa Francisco, Dios tiene tres actitudes: cercanía, misericordia y ternura. Esta última, sobre todo, fue el estandarte que enarboló Francisco estos doce años que nos regaló de su pontificado, erigiendo así, una verdadera revolución que, más que una lucha armada, frontal y desgastante, la suya fue una revolución del corazón con hondas implicaciones en la forma de mirar la realidad. La revolución de Francisco no fue tanto doctrinal como lo fue pastoral y, justo por ello, no dependiente de formas ni cánones sino de la metanoia de sentir al Resucitado cerca y presente en la vida de cada uno.
Para Francisco, la ternura es: “un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar al otro, para oír el grito de los pequeños, de los pobres, de los que temen el futuro; escuchar también el grito silencioso de nuestra casa común, la tierra contaminada y enferma. La ternura consiste en utilizar las manos y el corazón para acariciar al otro. Para cuidarlo»[1].
Para el obispo de Roma, el verdadero cambio en la fe radica en cómo la vivimos, de tal manera que ésta provenga de la hondura de la relación personal con el Padre que quiere transmitir Su amor a todas sus creaturas pero la única manera de lograrlo es mediante la experiencia de sentirnos profundamente amados por Él. Sólo quien se sabe amado puede amar porque ha conocido el amor.
Francisco se sintió profundamente amado por Dios y sólo así, pudo contagiar esa mirada al otro que no sólo le hace sentirse acogido sino que lo invita a propagar el amor que ha experimentado. Así, de persona a persona, el amor se contagia.
En todos sus gestos, actitudes, palabras, pensamientos, reflexiones, etc, el papa Francisco se esmeraba en cuidar al otro tendiendo puentes con él: sin imponer, sembraba, sin atropellar, acompañaba y sin hablar, escuchaba. El legado de Francisco es, entre muchos otros, la ternura. Esta se vuelve un ancla perfecta para asentar el Evangelio porque Jesús también la practicaba y la transmitía a la gente con la que convivía, lo mismo santos que pecadores, lo mismo buenos que no tan buenos, lo mismo mujeres que apóstoles.
Francisco, al igual que Jesús, estaban impregnados del amor del Padre que les permitió ver a los otros como hermanos, sin juzgar, sin criticar, sin querer entenderlos y menos aún, cambiarlos y por eso, con paciencia y sabiduría, el Papa Francisco nos enseñó a mirar como Jesús. Su vida fue un libro abierto sobre cómo debemos asemejarnos a Cristo porque en eso consiste, primordialmente, la vida de fe, pues esta última, no es un tratado intelectual ni una herencia gnoseológica sino una experiencia viva que se fortalece en los momentos de tribulación y que vive profundamente en el silencio y la perplejidad.
Tal vez por eso, el Papa Francisco pidió ser enterrado a lado de la imagen de la Virgen de la Salud en la Basílica de Santa María la Mayor, porque el ejemplo máximo de ternura lo tenemos en la madre de Jesús: en María.
Francisco hoy descansa, junto con María, quien lo abraza con esa ternura que él siempre procuró a los demás. A él debe atribuírsele una de las mayores reformas de nuestra Iglesia que no está plasmada de manera explícita pero que es tan grande que sentó las bases para una Iglesia diferente a la que pertenecemos todos. Una iglesia de luces y sombras pero marcada, a partir de ahora y para siempre, por la revolución de la ternura que nos dejó Francisco.
Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte . Profesora investigadora de la Facultad de Bioética . Universidad Anáhuac México
https://www.exaudi.org/wp-content/uploads/2025/04/Iglesia-y-mundo.jpg
*** [1] Cfr. Sansón, Sebastián. “En un libro, las enseñanzas del papa sobre la ternura”. En: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-03/libro-pa[...]