Otra pelÃcula vinculada a Alfa Centauri que no puedo dejar de mencionar es Avatar (2009), una de las más taquilleras de la historia. Y es que Polifemo, el mundo que James Cameron imaginó, se encuentra en Alfa Centauri, concretamente orbitando en torno a la estrella A, la segunda del sistema triple. En ese astro los humanos de ACE (Alfa Centauri Expeditions) tendrán un encuentro con los Na’vi, una raza extraterrestre de piel azul y tres metros de estatura que cultiva una relación mÃstica, Ãntima y respetuosa con su hábitat, la luna Pandora del planeta Polifemo. Pero los humanos no se hallan en Pandora por una misión de supervivencia, sino por su ambición del unobtainium, un mineral de propiedades extraordinarias. Como si se tratase de una versión material del Minius de los apunianos, el mineral de los Na’vi parece ser el eje de un conocimiento de proporciones cósmicas, casi imposible de alcanzar. No en vano unobtainium significarÃa «inobtenible» —ingeniosa deformación del inglés unobtainable—, un elemento que, según los estudiosos de los argumentos de las pelÃculas de ciencia ficción, se suele repetir bajo distintos nombres, como el scrith de Mundo Anillo —premiada novela de Larry Niven, publicada en 1970—, el mithril de Tolkien e incluso el metal del casco de la mÃtica nave Enterprise de Star Trek. Sea como sea, resulta gracioso que ingenieros de la NASA, al usar un material hi-tech que fabricaron a medida para el telescopio espacial James Webb (JWST), bautizaron el chasis ultrarresistente del telescopio con el mismo nombre del mineral de Pandora, un guiño importante al mundo ficticio de Cameron.
Fragmento de Tierra II, de Ricardo González Corpancho. Aquari, Editorial Planeta.
#avatar #alfacentauri #realidadsuperalaficción
Fragmento de Tierra II, de Ricardo González Corpancho. Aquari, Editorial Planeta.
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