ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Mateo 4, 4
R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.
Mateo 4, 4
R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.
✝️ EVANGELIO DEL DÍA: LUNES, 05 DE MAYO
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,22-29
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".
[Palabra de Dios]
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,22-29
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".
[Palabra de Dios]
PRIMERA LECTURA
Hechos 7, 51–8, 1
En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: “Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado”.
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban.
Hechos 7, 51–8, 1
En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: “Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado”.
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 30, 3cd-4. 6ab y 7b y 8a. 17 y 21ab
R. (6a) En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio,
la muralla que me salve.
Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa,
por tu nombre, dirígeme y guíame.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tú, mi Dios leal, me librarás.
En ti, Señor, deposito mi confianza
y tu misericordia me llenará de alegría.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo
y sálvame, por tu misericordia;
cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti,
lejos de las intrigas de los hombres.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Salmo 30, 3cd-4. 6ab y 7b y 8a. 17 y 21ab
R. (6a) En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio,
la muralla que me salve.
Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa,
por tu nombre, dirígeme y guíame.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tú, mi Dios leal, me librarás.
En ti, Señor, deposito mi confianza
y tu misericordia me llenará de alegría.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo
y sálvame, por tu misericordia;
cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti,
lejos de las intrigas de los hombres.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Juan 6, 35
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan de la vida, dice el Señor;
el que viene a mí no tendrá hambre.
R. Aleluya.
Juan 6, 35
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan de la vida, dice el Señor;
el que viene a mí no tendrá hambre.
R. Aleluya.
✝️ EVANGELIO DEL DÍA: MARTES, 06 DE MAYO
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,30-35
La gente dijo a Jesús: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
[Palabra de Dios]
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,30-35
La gente dijo a Jesús: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
[Palabra de Dios]
PRIMERA LECTURA
Hechos 8, 1-8
El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.
Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.
Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
Hechos 8, 1-8
El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.
Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.
Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a
R. (1) Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra.
Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza,
digamos al Señor: "Tu obra es admirable".
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que se postre ante ti la tierra entera,
y celebre con cánticos tu nombre.
Admiremos las obras del Señor,
los prodigios que ha hecho por los hombres.
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
El transformó el mar Rojo en tierra firme
y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto.
Llenémonos por eso de gozo y gratitud:
el Señor es eterno y poderoso.
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a
R. (1) Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra.
Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza,
digamos al Señor: "Tu obra es admirable".
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que se postre ante ti la tierra entera,
y celebre con cánticos tu nombre.
Admiremos las obras del Señor,
los prodigios que ha hecho por los hombres.
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
El transformó el mar Rojo en tierra firme
y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto.
Llenémonos por eso de gozo y gratitud:
el Señor es eterno y poderoso.
R. Los obras del Señor son admirables. Aleluya.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr Juan 6, 40
R. Aleluya, aleluya.
El que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor,
y yo lo resucitaré en el último día.
R. Aleluya.
Cfr Juan 6, 40
R. Aleluya, aleluya.
El que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor,
y yo lo resucitaré en el último día.
R. Aleluya.
✝️ EVANGELIO DEL DÍA: MIERCOLES, 07 DE MAYO
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,35-40
Jesús dijo a la gente: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".
[Palabra de Dios]
✝️ EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,35-40
Jesús dijo a la gente: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".
[Palabra de Dios]
PRIMERA LECTURA
Hechos 8, 26-40
En aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y toma el camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado". Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: "Acércate y camina junto a ese carro". Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: "¿Entiendes lo que estás leyendo?" Él le contestó: "¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?" Entonces invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste: Como oveja fue llevado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?
El etíope le preguntó a Felipe: "Dime, por favor: ¿De quién dice esto el profeta, de sí mismo o de otro?" Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y dijo el etíope: "Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?" Felipe le contestó: "Ninguna, si crees de todo corazón". Respondió el etíope: "Creo que Jesús es el Hijo de Dios". Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesarea.
Hechos 8, 26-40
En aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y toma el camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado". Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu le dijo a Felipe: "Acércate y camina junto a ese carro". Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: "¿Entiendes lo que estás leyendo?" Él le contestó: "¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?" Entonces invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste: Como oveja fue llevado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?
El etíope le preguntó a Felipe: "Dime, por favor: ¿De quién dice esto el profeta, de sí mismo o de otro?" Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y dijo el etíope: "Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?" Felipe le contestó: "Ninguna, si crees de todo corazón". Respondió el etíope: "Creo que Jesús es el Hijo de Dios". Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesarea.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 65, 8-9. 16-17. 20
R. (1) Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Naciones, bendigan a nuestro Dios,
hagan resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen,
y les diré lo que ha hecho por mí;
a él dirigí mis oraciones
y mi lengua le cantó alabanzas.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su gracia.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Salmo 65, 8-9. 16-17. 20
R. (1) Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Naciones, bendigan a nuestro Dios,
hagan resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen,
y les diré lo que ha hecho por mí;
a él dirigí mis oraciones
y mi lengua le cantó alabanzas.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su gracia.
R. Tu salvación, Señor, es para todos. Aleluya.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Juan 6, 51
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
R. Aleluya.
Juan 6, 51
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
R. Aleluya.