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Preocupación en el Valle Hunter tras sismo cerca de posible emplazamiento nuclear

Un sismo de magnitud 4,6 remeció en la madrugada del miércoles el este de Australia, generando alarma entre residentes y expertos debido a su proximidad con una posible sede para una planta de energía nuclear. El epicentro fue localizado a unos 25 kilómetros al suroeste de Singleton, en la región del Valle Hunter, cerca de la localidad de Broke.

El movimiento telúrico, que ocurrió a una profundidad de 10 kilómetros, fue lo suficientemente fuerte como para sentirse desde Tamworth hasta Canberra, y más de 3.800 personas reportaron haberlo percibido, según Geoscience Australia.

Si bien no se han registrado heridos ni daños estructurales de consideración —más allá de una tubería rota en Rutherford—, el hecho de que el temblor haya ocurrido en una zona que figura entre las candidatas para albergar una planta nuclear ha elevado el tono de la preocupación.
“La magnitud es significativa para nuestros estándares”, reconoció Phil Cummins, sismólogo senior de Geoscience Australia. “No se trata de un evento menor”. El especialista recordó antecedentes como los terremotos de Ellalong (1994) y Newcastle (1989), que también sacudieron esta región con fuerza comparable.

Sacudidas y alarma vecinal

Vecinos del área relataron escenas de susto. Carma Matthews y Barry McDonald, alojados en una caravana en Broke, contaron cómo la estructura “se sacudió completamente”. En Tea Gardens, a 120 kilómetros de distancia, la residente Jenny Bennett describió cómo su cama se movió y las puertas del armario vibraron, acompañadas por un fuerte estruendo.

Zona sísmica activa y minería

El evento es parte de un patrón más amplio: se han registrado al menos 11 sismos de magnitud superior a 3 en el Valle Hunter en los últimos 12 meses. La cercanía del epicentro con la mina de carbón Mount Thorley Warkworth despertó especulaciones sobre si la actividad minera pudiera estar relacionada, aunque la geóloga sísmica Dee Ninis, de la Universidad de Monash, descartó esa posibilidad para este caso concreto por la profundidad del temblor.

En el radar nuclear

El hecho de que la región figure entre las siete contempladas por la oposición federal para instalar una central nuclear pone un foco adicional sobre la actividad sísmica local. Barnaby Joyce, representante por Nueva Inglaterra —vecina al distrito de Hunter—, defendió la viabilidad del proyecto asegurando que las plantas nucleares se diseñan para soportar sismos mucho mayores.

“No se cayó Bayswater, que está justo ahí”, dijo, en referencia a una central térmica cercana que sigue operativa tras el movimiento.

Sin embargo, la reiteración de eventos sísmicos en el área no deja de sembrar inquietudes. En un país donde los grandes temblores son poco frecuentes, la acumulación de episodios en una zona estratégicamente evaluada para infraestructura nuclear despierta un debate que apenas comienza.

Con información de Independent
Estambul se estremece: fuerte sismo sacude el Mar de Mármara y deja decenas de heridos por el pánico

Una sacudida telúrica de magnitud 6,2 alteró la calma del mediodía en Estambul este miércoles, cuando un terremoto con epicentro bajo las aguas del Mar de Mármara generó momentos de confusión, angustia y un oleaje de temor que se extendió por varias provincias del noroeste turco.

El fenómeno sísmico, que tuvo lugar a las 12:49 p. m., se originó a unos 40 kilómetros al suroeste de la metrópolis, con una profundidad estimada de 10 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). A pesar de su potencia, no se reportaron daños estructurales graves, aunque el impacto psicológico fue inmediato: al menos 151 personas resultaron lesionadas en medio del caos, muchas al lanzarse desde ventanas y balcones, según confirmó la oficina del gobernador de Estambul.

La ciudad, considerada una de las más vulnerables de Europa ante un eventual gran terremoto, respondió con un reflejo casi automático: miles de residentes abandonaron edificios a toda prisa, refugiándose en plazas, patios escolares y espacios abiertos, mientras las autoridades pedían mantenerse alejados de estructuras potencialmente inestables.

El ministro del Interior, Ali Yerlikaya, precisó que el movimiento duró 13 segundos y estuvo seguido por más de medio centenar de réplicas, entre ellas una de magnitud 5,9. Además de Estambul, la sacudida fue perceptible en Tekirdağ, Yalova, Bursa, Balıkesir e incluso en Esmirna, a más de 500 kilómetros de distancia.

Coincidentemente, la jornada era festiva en Turquía por el Día de la Soberanía Nacional y del Niño, y muchas escuelas estaban cerradas. El presidente Recep Tayyip Erdoğan, al participar en una ceremonia por la fecha, expresó: “Gracias a Dios, no parece haber ningún problema por ahora. Que Dios proteja a nuestro país de toda calamidad”.

En medio del desconcierto, algunas familias optaron por instalar carpas en parques, temiendo nuevos movimientos. Las autoridades locales aseguraron que los servicios esenciales —agua, electricidad, gas— no presentaron interrupciones significativas, y descartaron hasta las 15:30 p. m. cualquier pérdida de vidas humanas.
El Instituto de Investigación de Terremotos Kandilli confirmó variaciones en el nivel del mar posteriores al sismo —un fenómeno conocido como “tsunami instrumental”— con fluctuaciones de entre 2 y 6 centímetros en varias estaciones de monitoreo, aunque no hubo oleaje peligroso. Se emitieron alertas tempranas a centros regionales, como medida preventiva.

En cuanto a la falla geológica responsable, los expertos recordaron que Estambul se encuentra sobre la zona de falla de Anatolia del Norte, una estructura sísmica activa con historial de movimientos devastadores a lo largo de los siglos. Los informes instaron nuevamente a la población a prepararse individualmente para mejorar la resiliencia ante futuros eventos.

La memoria colectiva aún guarda fresco el desastre de febrero de 2023, cuando un terremoto de magnitud 7,8 y su réplica posterior cobraron más de 53.000 vidas en el sur de Turquía y otras 6.000 en Siria. Este nuevo temblor, aunque de menor escala, reaviva temores profundamente arraigados en una nación acostumbrada a convivir con el temblor bajo sus pies.

Con información de Ahaber
El Etna ruge de nuevo: ríos de lava iluminan el cielo sobre Catania

Una nueva fase eruptiva del volcán despierta asombro y vigilancia en la región oriental de la isla.

La silueta del Etna volvió a brillar con intensidad la noche del martes, cuando una vigorosa actividad eruptiva se desató desde su cráter sureste, proyectando fuentes de lava que teñían de rojo el firmamento sobre la ciudad de Catania.

A partir de las 20:00 horas, los observatorios registraron un incremento sostenido en la actividad estromboliana, fenómeno que se ha mantenido visible desde numerosos puntos de la provincia etnea. Tres flujos de lava descendieron como brazos incandescentes por las laderas del volcán, componiendo un espectáculo imponente pero monitoreado de cerca por los expertos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).

El Observatorio del Etna ha confirmado que no se han producido, por ahora, emisiones significativas de ceniza volcánica. Sin embargo, los modelos de pronóstico sugieren que, de generarse columnas eruptivas, éstas se desplazarían en dirección este, lejos de áreas densamente pobladas.

Desde las 19:00 horas se ha detectado un marcado aumento en la amplitud del temblor volcánico, alcanzando niveles elevados en tan solo 20 minutos. Este patrón sugiere una fuerte presión interna en el sistema magmático. El centro de origen del temblor se ubica en el área del cráter sureste, a unos 2.800 metros de altitud. La actividad infrasónica, por su parte, también ha mostrado una evolución ascendente, aunque moderada.

En cuanto a la deformación del terreno, las redes de sensores GNSS y clinómetros no han reportado alteraciones relevantes, lo cual indica que, por ahora, el sistema mantiene estabilidad estructural.
Cambio en el nivel de alerta para la aviación

El nivel de alerta para la navegación aérea (VONA) ha sido elevado de amarillo a naranja, un indicativo de mayor precaución para el tráfico aéreo en la región, aunque el Aeropuerto Internacional Vincenzo Bellini sigue operando sin restricciones.

El Etna, que ostenta el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2013, continúa ofreciendo una demostración de su energía volcánica con una mezcla de belleza y poder que cautiva a científicos, residentes y visitantes. Aunque no se han emitido órdenes de evacuación, las autoridades insisten en mantener la prudencia ante la posibilidad de caída de cenizas, especialmente en vías de circulación.

Este gigante siciliano, símbolo de fuerza natural y transformación constante, nos recuerda una vez más la delgada línea que separa el asombro de la alerta. Los próximos días serán clave para observar su evolución.

Con información de Italiani News
El coloso despierta: Bezymyanny cubre de ceniza aldeas en Kamchatka

El Bezymyanny, un volcán ubicado en la inhóspita península rusa de Kamchatka, ha vuelto a rugir con fuerza. Desde el 16 de marzo, su cráter ha comenzado a escupir cenizas con furia renovada, y en las últimas horas ha alcanzado su punto álgido: una imponente columna de ceniza se elevó hasta los 11 kilómetros sobre el nivel del mar, extendiéndose como un velo oscuro sobre el cielo de la región.

Las consecuencias no se hicieron esperar. Cuatro poblaciones —Atlasovo, Lazo, Tayezhny y Dolinovka— despertaron cubiertas por una capa gris, mientras que la comunidad de Klyuchi, en Ust-Kamchatsky, permanece en la línea de posible impacto. El suelo, las viviendas y los árboles están tapizados por una fina pero persistente capa de ceniza volcánica, que ha teñido el paisaje de tonos ocres y sombríos.

Ante la magnitud del fenómeno, las autoridades locales activaron el nivel máximo de alerta volcánica, el código “rojo”, aunque posteriormente lo rebajaron a “naranja” tras una evaluación de la intensidad eruptiva. Se trata de un mecanismo internacional que indica peligro para la navegación aérea, ya que la nube volcánica se desplaza con rapidez hacia el este y podría alcanzar hasta 15 kilómetros de altitud.