Mario Benedetti
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Canal para difundir la obra y vida del gran poeta uruguayo. Notas, curiosidades, análisis.
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Desinformémonos hermanos
tan objetivamente como podamos

desinformémonos con unción
y sobre todo
con disciplina

qué espléndido que tus vastas praderas
patriota del poder
sean efectivamente productivas

desinformémonos
qué lindo que tu riqueza no nos empobrezca
y tu dádiva llueva sobre nosotros pecadores
qué bueno que se anuncie tiempo seco

desinformémonos
proclamemos al mundo la mentidad y la verdira

desinformémonos
nuestro salario bandoneón se desarruga
y si se encoge eructa quedamente
como un batracio demócrata y saciado

desinformémonos y basta
de pedir pan y techo para el mísero
ya que sabemos que el pan engorda
y que soñando al raso
se entonan los pulmones

desinformémonos y basta
de paros antihigiénicos que provocan
erisipelas y redundancias
en los discursos del mismísimo

basta de huelgas infecto contagiosas
cuya razón es la desidia
tan subversiva como fétida

garanticemos de una vez por todas
que el hijo del patrón gane su pan
con el sudor de nuestra pereza

desinformémonos
pero también desinformemos

verbigracia
tiranos no tembléis
por qué temer al pueblo
si queda a mano el delirium tremens
gustad sin pánico vuestro scotch
y dadnos la cocacola nuestra de cada día

desinformémonos
pero también desinformemos

amemos al prójimo oligarca
como a nosotros laburantes

desinformémonos hermanos
hasta que el cuerpo aguante
y cuando ya no aguante
entonces decidámonos
carajo decidámonos
y revolucionémonos

«Desinformémonos», en Letras de emergencia (1973)
Cuando el amor es neutro ya no es fuego
si amenaza morir es porque miente
y si envejece prematuramente
es porque lo han dejado sordo y ciego

si el amor guarda llamas para luego
y el contenido se hace continente
si no se atreve ya a mirar de frente
es porque ha hecho trampas en el juego

volandero terrestre ultramarino
enciende a veces luces de bengala
y sabe festejar con el vecino

le gusta refugiarse en la promesa
mas sólo le creemos si hace escala
con un certificado de tristeza

«Amores», en Existir todavía, 2004
Antonio Machado, Fernando Pessoa, Juan Gelman crearon de un plumazo sus heterónimos, unos señores que tuvieron la virtud de complementarlos, ampliarlos, hacer que de algún modo fueran más ellos mismos. También yo (vanitas vanitatum) quise tener el mío, pero la única vez que lo intenté resultó que mi joven heterónimo empezó a escribir desembozadamente sobre mis cataratas, mis espasmos asmáticos, mi herpes zoster, mi lumbago, mi hernia diafragmática y otras fallas de fábrica. Por si todo eso fuera poco se metía en mis insomnios para mortificar a mi pobre, valetudinaria conciencia. Fue precisamente ésta la que me pidió: por favor, colega, quítame de encima a este estorbo, ya bastante tenemos con la crítica.

Sin embargo, como los trámites para librarse de un heterónimo son más bien engorrosos, opté por una solución intermedia, que fue nombrarlo mi representante plenipotenciario en la isla de Pascua. Por cierto que desde allí acaba de enviarme un largo poema sobre la hipotética vida sexual de los moairs. Reconozco que no está nada mal. Se nota mi influencia.

Heterónimos en La vida, ese paréntesis (1997)
Vamos mengana a usar la maravilla
esa vislumbre que no tiene dueño
afila tu delirio / arma tu sueño
en tanto yo te espero en la otra orilla

si somos lo mejor de los peores
gastemos nuestro poco albedrio
recupera tu cuerpo / hacelo mío
que yo lo aceptaré de mil amores

y ya que estamos todos en capilla
y dondequiera el mundo se equivoca
aprendamos la vida boca a boca
y usemos de una vez la maravilla.

«Maravilla», en Las soledades de Babel, 1990-1991
Sigo sin averiguar qué es lo que me atrae en Avellaneda. Hoy la estuve estudiando. Se mueve bien, se recoge armoniosamente el pelo, sobre las mejlas tiene una leve pelusa, como de durazno. ¿Qué hará con el novio? O mejor, ¿qué hará el novio con ella?
¿Jugarán a la parejita decente o se calentarán como cualquier hijo de vecino? Pregunta clave para un servidor: ¿Envidia?

«La tregua», martes 16 de abril
Ahí estaba ahora, frente a mí, envuelta en su frazada. No me acuerdo cómo era cuando me parecía insignificante, inhibida, nada más que simpática. Sólo me acuerdo de cómo es ahora: una deliciosa mujercita que me atrae, que me alegra absurdamente el corazón, que me conquista. Parpadeé conscientemente, para que nada estorbara des pués. Entonces mi mirada la envolvió, mucho mejor que la frazada; en realidad, no era independiente de mi voz, que ya había empezado a decir: «Avellaneda». Y esta vez me entendió perfectamente.

La tregua, 6 de julio
Hermano cuerpo estás cansado
desde el cerebro a la misericordia
del paladar al valle del deseo
cuando me dices/ alma ayúdame
siento que me conmuevo hasta el agobio
que el mismísimo aire es vulnerable

hermano cuerpo has trabajado
a músculo y a estómago y a nervios
a riñones y a bronquios y a diafragma

cuando me dices/ alma ayúdame
sé que estás condenado/ eres materia
y la materia tiende a desfibrarse

hermano cuerpo te conozco
fui huésped y anfitrión de tus dolores
modesta rampa de tu sexo ávido

cuando me pides/ alma ayúdame
siento que el frío me envilece
que se me van la magia y la dulzura

hermano cuerpo eres fugaz
coyuntural efímero instantáneo
tras un jadeo acabarás inmóvil

y yo que normalmente soy la vida
me quedaré abrazada a tus huesitos
incapaz de ser alma sin tus vísceras.

Desde el alma (Vals)
Si esta pobre existencia es como un puente
colgante entre dos áridos mutismos
vale decir entre dos muertes
a todas luces (o
mejor a todas sombras)
lo inapelable lo definitivo
lo importante vendría a ser la muerte

¿o no?
somos cardúmenes de vivos
que navegamos ciegos / consolables
de muerte a muerte y sin escalas

de esta tregua brevísima querría
llevarme algunas cosas
verbigracia el latido del amor
el libro que releo en los insomnios
la mirada sin niebla de los justos
y otra vez el latido del amor

esto de no ser más / de terminarse
tiene algo de aventura o de presidio
del ocaso al acaso media un palmo
de la nada a la nada va una vida

allá lejos / la simple ceremonia
de esa boca de niño junto a un pecho
de madre manantial
es un envite inútil a la nada
un simulacro espléndido / un adiós

pero la nada espera / no se olvida
de todas sus promesas serviciales
sus lágrimas de paz y protocolo
sus grietas en la tierra y en el cielo

¿cómo no ser curioso?
¿cómo no hacer apuestas a favor
o en contra hasta que alguien
pronuncie el no va más?

estoy henchido de curiosidad
callado como un pino en el crepúsculo
cuando el sol / ese impar / muere de a poco
y también él esconde sus vergüenzas

curioso y en silencio / yo me espío
a ver si la esperanza cicatriza
o si las servidumbres se desmandan
o si el secreto a voces me concierne

estoy flotante de curiosidad
ávido de saber o de sufrirme
flotante entre mis miedos
esclavo de mis auras
señor de mis cenizas

alguna vez la nada será mía
y yo / curioso
la venderé al mejor postor
y si él / a su vez / desencantado
la subasta en la plaza /
podré esfumarme al fin
como si nada

"Como si nada" en La vida, ese paréntesis
Puede ser que una vez / en un desvelo
descubramos que el mundo es una fiesta
y encontremos al fin esa respuesta
que desde siempre nos esconde el cielo

puede ser que una noche / en algún vuelo
ganemos sin querer alguna apuesta
y advirtamos que un alma está dispuesta
a servirnos de paz y de consuelo

puede ser que el transcurso de los años
nos vaya proponiendo otra corriente
dejándonos con suerte y sin extraños

y aunque en la piel nos queden cicatrices
desde el viejo pasado hasta el presente
puede ser que logremos ser felices

Soneto de lo posible
Y una pregunta de cajón

por qué será que mis Otros
escriben casi siempre
poemas de amor

con esperanza o desolación
con plenitud o soledad pero
poemas de amor
a una muchacha o a mujeres varias
al hijo o al paisito pero
poemas de amor
por qué será

una respuesta podría ser

ya que existen tantos Otros verdaderos
que viven enredados atrapados
por el pago al contado de sus odios
por el cheque cruzado de sus odios
por la loca carrera de sus odios
bueno entonces yo en el trance
de sentirme una vez poderoso
algo así como un vicediós
en ejercicio de la diosencia
en ese trance digo
de fabricar modestos y desprolijos Otros míos
Otros artesanales Otros casi caseros
con los nudos y sueños a la vista
no se me dio en el forro etc. etc.
o sea no quise
crear nuevos seres odiantes y odiables
sino hombres y mujeres queribles y querientes

bueno
una respuesta podría ser ésa

pero
como es natural
hay muchas
otras

a vos
lector mi prójimo
qué te parece.

"Respuesta con segunda", en Poemas de otros
Avanzamos metidos en lo nuestro
tu secreto que es mío
mi secreto que es tuyo

sin problemas las pasiones se unen
con fuerza interior

todo lo compartimos en el sueño
oscuro con oscuro
cuerpo a cuerpo

a veces son ternuras del espíritu
abrazos con candado

si enfrentamos de apuro al espejo
la sorpresa lo empaña

sus ojos son los nuestros
quién lo duda
mejor dicho una copia clandestina
por eso es tan ajena la mirada

no queremos abandonar lo propio
así que no nos vengan con destellos extraños

avancemos metidos en lo nuestro
tu secreto que es mío
mi secreto que es tuyo

«Lo nuestro», en Biografía para encontrarme
Querida Andrea:

Antes que nada, eufórico como estoy, me siento obligado a transcribir tu cartita: “yo también estoy loca. Yo también sueño contigo, dormida y despierta. Yo también oigo campanitas. Yo también añoro, no sólo tus manos en mi cuerpo, sino también mis manos en el tuyo. No voy a dejar a mi marido, porque es bueno y lo quiero, pero quiero encontrarme contigo, con o sin campanitas, pero estar contigo ¿Puede ser?”

Es claro que puede ser, mujer primera. Tampoco pienso dejar a Patricia, la verdad es que la quiero. Pero la otra poderosa verdad es que necesito estar contigo. Tengo la impresión de que vos y yo, que no funcionamos demasiado bien como marido y mujer, si funcionaremos espléndidamente como amantes. ¿Recordás aquello de “fiel pero no fanático”? Hasta el viernes, muchacha, en el café de siempre.

Echar las cartas/6, en El porvenir de mi pasado
El tiempo se va. A veces pienso que tendría que ir apurado, que sacarle el máximo partido a estos años que quedan. Hoy en día, cualquiera puede decirme, después de escudriñar mis arrugas: «Pero si usted todavía es un hombre joven». Todavía. ¿Cuántos años me quedan de «todavía»? Lo pienso y me entra el apuro, tengo la angustiante sensación de que la vida se me está escapando, como si mis venas se hubieran abierto y yo no pudiera detener mi sangre. Porque la vida es muchas cosas (trabajo, dinero, suerte, amistad, salud, complicaciones), pero nadie va a negarme que cuando pensamos en esa palabra Vida, cuando decimos, “por ejemplo, «que nos aferramos a la vida», la estamos asimilando a otra palabra más concreta, más atractiva, más seguramente importante: la estamos asimilando al Placer. Pienso en el placer (cualquier forma de placer) y estoy seguro de que eso es vida. De ahí el apuro, el trágico apuro de estos cincuenta años que me pisan los talones. Aún me quedan, así lo espero, unos cuantos años de amistad, de pasable salud, de rutinarios afanes, de expectativa ante la suerte, pero ¿cuántos me quedan de placer? Tenía veinte años y era joven; tenía treinta y era joven; tenía cuarenta y era joven. Ahora tengo cincuenta años y soy «todavía joven». Todavía quiere decir: se termina.

La tregua, domingo 2 de junio
Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren

el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos

cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor

y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros

y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor.

«Cada ciudad puede ser otra», en El amor, las mujeres y la vida
Aquí empieza el descanso.
En mi conciencia y en el almanaque
junto a mi nombre y cargo en la planilla
aquí empieza el descanso.
Dos semanas.

Debo apurarme porque hay tantas cosas
recuperar el mar
eso primero
recuperar el mar desde una altura
y hallar toda la vida en cuatro olas
gigantescas y tristes como sueños

mirar el cielo estéril
y encontrarlo cambiado
hallar que el horizonte
se acercó veinte metros
que el césped hace un año era más verde
y aguardar con paciencia
escuchando los grillos
el apagón tranquilo de la luna.

Me desperezo
grito
poca cosa
qué poca cosa soy sobre la arena
la mañana se fue
se va la tarde
la caída del sol me desanima
sin embargo respiro
sin embargo
qué apretujón de ocio a plazo fijo.

Pero nadie se asusta
nadie quiere
pensar que se ha nacido para esto
pensar que alcanza y sobra
con los pinos
y la mujer
y el libro
y el crepúsculo.

Una noche cualquiera acaba todo
una mañana exacta
seis y cuarto
suena el despertador como sonaba
en el resto del año
un alarido.
Aquí empieza el trabajo.
En mi cabeza y en el almanaque
junto a mi nombre y cargo en la planilla.

Aquí empieza el trabajo.
Mansamente.
Son
cincuenta semanas.

«Licencia», en Poemas de la oficina