Sarah Bernhardt fue una superestrella internacional en pleno siglo XIX. No solo fue la mujer más célebre de su época, sino que es una de las actrices que más éxito ha cosechado en la historia, antes incluso de la aparición del cine y las estrellas de Hollywood. De un talento desbordante, Bernhardt cautivó a medio mundo gracias también a una personalidad arrolladora: compartió su vida con una mujer y dormía dentro de un ataúd.