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Durante toda la pandemia la izquierda institucional sigue caminando como un zombi, lo lleva haciendo desde la crisis de 2008 sino antes, incapaz de plantear una alternativa. De trazar un plan basado en las tradiciones y la ideología de la izquierda, abandonadas deliberadamente en favor del posmodernismo y la huida hacia delante de la mano de los gestores del sistema. Algo que práctica la izquierda institucional, pero del que también peca esa izquierda que se dice revolucionaria. Al menos una gran parte de ella.
Un tiempo que se dedica a la militancia y que lógicamente se deja de disfrutar en otros aspectos de la vida como la cuadrilla, la familia o el bar. Esto que parece tan lógico no lo es tanto en la perspectiva militante de mucha gente que antepone cenas de cuadrilla, visitas a la familia o incluso sagradas visitas al bar por delante de reuniones, pegadas de carteles u otras acciones. Encima esto se toma con total normalidad sin que sea motivo alguno de discusión en reuniones.
El desorden impide ser cumplidor en las citas y con las tareas asignadas, todos decimos tener buena cabeza y memoria pero quizás debiéramos apuntar las cosas en algún lado. Venir a una reunión sin papel y bolígrafo es algo increíble. Ese incumplimiento lastra las actividades de tu colectivo, le impide avanzar y cumplir los plazos marcados.
Siempre que un proyecto con mucho trabajo detrás comienza a dar sus frutos dejando de lado propuestas mas simplistas o reformistas estas últimas suelen llamar a la unidad. A una unidad absolutamente artificial y falsa, una petición de unidad por miedo a ser pasado por encima por un proyecto renovado, fuerte y sobre todo mas certero en su análisis que el suyo. Es un abrazo del oso que busca desactivar ese espacio llevando al terreno de la unidad, el debate sin frutos y la burocracia política.
Seamos nunca héroes
hallemos nunca un camino
sin consultar huellas sin interrogar
al aire y a los árboles
Seamos nunca serviles
al credo de la autocomplacencia
padrinos de niños lejanos
y causas lejanas viajantes del euro
militantes de fines de semana
turistas de la solidaridad
Seamos nunca adictos
al vértigo ficticio
a la soledad en tres actos
protagonistas de historias sin rutina
ni pausas ni silencios
Seamos nunca paradigmas
de la belleza vacua de las marquesinas
―ni maniquís ni modelos―
afirmémonos nunca
en la costumbre de imitar
Seamos siempre a la contra
río sin cauce
seamos el viento indómito
que quebrará el edificio
de la deshumanización
El sistema conocedor de todo esto camina un paso por delante criminalizando a la juventud. No solo a la mas combativa y organizada, que también, sino a todo ese estrato social. Una apuesta mediática que busca deslegitimar las posibles luchas de los sectores mas jóvenes de la clase obrera vendiéndonoslos como sujetos egoístas, borrachos, delincuentes y demás lindezas. Una manera de evitar el poder revolucionario de quienes suelen ser el motor de los cambios y nutrir las primeras filas de las batallas sociales y políticas.

Una criminalización orquestada por el sistema y repetida por sus voceros políticos de derecha a izquierda casi sin excepción. Hemos escuchado barbaridades en medios como el ABC pero también exigir un mayor control social sobre estos jóvenes desde la bancada de la izquierda. Nos hablan de actitudes incívicas y de su remedio para las mismas, pero no de la situación laboral actual y futura de nuestros jóvenes, causa última de querer evadirse de tan negro futuro. Hipócritas !!
Los datos actuales hablan por si solos de una situación insostenible para la juventud. Unas cifras de paro que rondan el 40% ( 38% ) en el estado. Quienes curran lo hacen de manera temporal ( 1/4 es fijo ) y con los salarios mas bajos de nuestra clase. ¡¡ El 75% de los jóvenes ingresa menos del SMI por mes !!

El 32% de los que se encuentran entre 20 y 29 años están en riesgo de pobreza o exclusión social. Cifras que por ejemplo multiplican por dos al número de personas pobres jubiladas.
La verdadera causa de la contaminación y la sobreexplotación del planeta como hemos visto es la forma de producción capitalista. La única posible bajo su régimen económico y político, no nos engañemos.



La sobreproducción de productos y ofertas, los millones de productos que se tiran por no ser rentables. Responden a la lógica de la auto regularización del mercado en base a la oferta y la demanda. Nosotros ante eso debemos proponer una economía planificada en cuanto a las necesidades y los volúmenes de producción bajo el poder de la clase obrera.