Canal Leyes Universales de la Magia

La mansión, envuelta en un manto de niebla, se erguía como un monumento a la decadencia en la colina. Se decía que estaba habitada por la chica del espejo, un espíritu que yacía atrapado entre el mundo de los vivos y el reino de las sombras. La historia era susurrada en los rincones oscuros de la aldea, una advertencia para aquellos lo suficientemente temerarios como para desafiar el umbral de la mansión.

Lucía, una joven intrépida con una mezcla de curiosidad y escepticismo, decidió explorar la mansión en una noche de luna llena. Con una linterna en mano y el corazón latiendo con expectación, cruzó el umbral desgastado de la mansión, dejando atrás la seguridad de la luz de la luna.

La mansión estaba envuelta en un silencio sepulcral, solo interrumpido por el crujido de las tablas bajo los pasos de Lucía. A medida que avanzaba por los pasillos polvorientos, las sombras parecían cobrar vida, danzando en las paredes como espectros hambrientos de la luz. Una escalofriante brisa soplaba desde lo más profundo de la mansión, como un susurro gélido que rozaba la piel de Lucía.

Finalmente, llegó a una habitación abandonada. En el centro, un espejo antiguo reflejaba su imagen de manera distorsionada. Lucía se acercó con cautela, observando su propio reflejo que parecía perderse en las profundidades del cristal. Un escalofrío recorrió su espalda cuando sus ojos se encontraron con los de su reflejo, y por un instante, pensó percibir un destello de tristeza y desesperación en esos ojos reflejados.

Como si el espejo fuera una puerta a lo desconocido, Lucía murmuró en voz baja, desafiando la leyenda: "Chica del espejo, ¿dónde estás?"

En ese momento, el espejo parpadeó con una luz tenue, y la habitación se sumió en un silencio aún más profundo. Fue entonces cuando Lucía vio, en el reflejo, la figura de una chica pálida y desgarrada, con ojos vacíos que parecían contener un tormento eterno.

La chica del espejo emergió lentamente, como un espectro surgido de las sombras. Su presencia estaba marcada por la melancolía y un rastro de sufrimiento. Lucía, ahora prisionera de una fuerza más allá de su comprensión, intentó retroceder, pero sus pies se sentían como plomo.

La chica del espejo habló con una voz que resonaba en las profundidades de la mansión, una voz que llevaba consigo los lamentos de una existencia atrapada. "Te atreviste a convocarme, intrusa. Ahora serás testigo de mi tormento eterno."

Las paredes de la habitación temblaron, y sombras danzantes se materializaron a su alrededor. Lucía se sintió atrapada en una espiral de oscuridad, mientras la chica del espejo la arrastraba hacia su propia desesperación. El espejo reflejaba un abismo sin fin, una pesadilla que se alimentaba de la angustia.

El tiempo parecía disolverse en la mansión embrujada. Lucía, envuelta en el abrazo gélido de la chica del espejo, sintió que su cordura se desvanecía. Cada rincón de la mansión resonaba con susurros incomprensibles, como si las paredes mismas fueran testigos de la tragedia que se desplegaba.

En un último acto desesperado, Lucía se volvió hacia el espejo, buscando alguna salida de esta espiral de horror. Pero lo que vio la petrificó. Su reflejo ahora era la chica del espejo, con ojos vacíos y una mirada perdida. La realidad y la pesadilla se entrelazaron, fusionándose en una única entidad atrapada en el espejo.

La mansión, liberada de la intrusión momentánea, quedó en silencio una vez más. La chica del espejo, ahora libre de su tormento temporal, vagaba por los pasillos con la soledad como su única compañía. El espejo, ahora un portal a su propia desesperación, reflejaba la tragedia sin fin de una existencia maldita.

Mientras tanto, en el exterior, la leyenda de la chica del espejo persistía, susurrada entre los habitantes del pueblo. Pero la verdadera historia, la tragedia de Lucía y la chica del espejo, permanecía sellada en los oscuros pasillos de la mansión, un recordatorio de que desafiar las sombras puede llevar a consecuencias más allá de la imaginación.

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49 viewsPaola Morixe, 06:21