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JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA
24 de abril de 2025
(Lc 24, 35-48)
P. Salvador Nuño, LC

1. LA PAZ ESTÉ CON USTEDES

“No hay que olvidar cómo había muerto Jesús: solo, en medio de su agonía en el huerto, abandonado por sus mejores amigos. Vendido por Judas Iscariote, uno de sus elegidos, por treinta monedas, el precio de un esclavo. Negado por Pedro tres veces. Y los demás huyeron, dejándolo completamente solo. El abandono que Jesús experimentó en su pasión y muerte, en ese momento extremo de prueba, es total. Y las primeras palabras de Jesús, al reencontrarse con los once, podrían haber sido de reproche: “¿Por qué me abandonaron?” “¿Por qué no estuvieron a mi lado?” “¿Por qué perdieron la fe?" Pero no. Las primeras palabras de Jesús fueron: «Paz a vosotros». Piensa en ti: ¿Tus palabras y tu actitud traen paz a los que te rodean? ¿O tus críticas, quejas y comentarios negativos siembran malestar y tensión constantes a tu alrededor?” (cf. sercreyente. com). La paz es el primer regalo del Resucitado. Y tú, ¿Estás viviendo en profunda paz en este momento? ¿Qué te falta para experimentarla plenamente? ¿Eres promotor de paz en tu familia, con tu esposa/o, tus hijos, en tu trabajo? Pídele a Jesús una paz que permanezca, incluso en medio de las tormentas.

2. MIREN MIS MANOS Y MIS PIES

Jesús venció la muerte, pero conservó las marcas de los clavos. No las oculta: son como su trofeo: un signo de su amor y de su victoria. Cuando una herida sana, deja una cicatriz. Y en el corazón sucede lo mismo: no tienes que esconder las cicatrices de tus heridas emocionales ni avergonzarte por ellas. Quizá, compartiendo tu testimonio de sanación, puede ser justo lo que otro necesita para comenzar a sanar, para creer que también es posible vencer, para recuperar la esperanza. ¿Cómo están tus heridas? ¿Has permitido a Dios que comience a sanarlas? ¿Has buscado ayuda para no seguir lastimando e hiriendo a los que amas? No hay heridas que Dios no pueda sanar, pero no hay peor enfermo que el que no quiere ser sanado.

3. LES ABRIÓ EL ENTENDIMIENTO PARA QUE COMPRENDIERAN LAS ESCRITURAS

Los apóstoles estaban con la mente nublada. Era tanto el dolor y el miedo que no podían captar por qué pasó todo. Pero Jesús, con paciencia y amor, les abrió el entendimiento para comprender que todo lo ocurrido tenía un sentido, que ya estaba escrito, que era parte del plan de Dios. También en tu vida puede haber momentos en los que el dolor no te deje ver: una pérdida, una traición, una separación, las heridas emocionales, el abandono o el rechazo… y en medio de eso te preguntes: “¿Por qué tanto sufrimiento?” “¿Por qué a mí?” Pide al Espíritu Santo el don de Entendimiento para que te ilumine y te muestre lo que ahora no logras ver y te ayude a confiar incluso cuando no entiendes.

🟣Oración:

Padre bueno, tú eres el «Dios de la paz» (2 Cor 13,11). Tú mismo «eres nuestra paz» (Ef 2,14). En esta Pascua te pido el regalo más grande: La paz que sólo tú me puedes dar. Ayúdame a sanar mi corazón, a mirar mis heridas con tus ojos de amor y misericordia. Que tu Santo Espíritu me conceda el don de entendimiento para descubrir tu voluntad y confiar siempre en el plan que tienes sobre mí. Te lo pido en nombre de Cristo Jesús. Amén.

¿A qué te invita hoy Jesús con este Evangelio?

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