Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
75 subscribers
36.5K photos
2.68K videos
776 files
52.8K links
Download Telegram
RT @BloombergLive: Grab your Pre-sale in person pass to the #SustainableBizSummit Singapore today, prices increase April 30th! 🎟️ #EarthDay2025 bloom.bg/3GmcNdY

Bloomberg Green

Telegram is Green by @GreenPlanetTelegram
A @grttme project - Other backups: @Hallotme
🌎 EL PAPA FRANCISCO Y SU LEGADO AMBIENTALISTA

🌿 En el Día de la Tierra perdura el mensaje de Francisco que llamó a la humanidad a proteger la "casa común", condenando la destrucción de la naturaleza como un "crimen contra la paz". canal26.com/planeta

26 Planeta

Telegram is Green by @GreenPlanetTelegram
A @grttme project - Other backups: @Hallotme
Alertan por la presencia de "peces cabezas de serpientes" que caminan en tierra y respiran aire canal26.com/planeta/alertan-…

26 Planeta

Telegram is Green by @GreenPlanetTelegram
A @grttme project - Other backups: @Hallotme
Climate Activists Interrupt New York City Ballet Performance
Protesters interrupted an all-Balanchine program on the company’s spring season opening night, which coincided this year with Earth Day.

Javier C. Hernández, Rachel Saltz and Amanda Webster

Source: https://www.nytimes.com/2025/04/22/arts/dance/nyc-ballet-climate-activists.html

Telegram is Green by @GreenPlanetTelegram
A @grttme project - Other backups: @Hallotme
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
Photo
Francisco, el Papa que abrazó la evidencia científica sobre el cambio climático y puso el medio ambiente en el centro
Desde el primer minuto, cuando hizo público el nombre que había elegido para su papado, Jorge Mario Bergoglio ligó su labor al frente de la Iglesia católica al medio ambiente y la defensa de la “casa común” de la Humanidad, el planeta Tierra. El papa Francisco eligió el nombre pensando en Francisco de Asís, patrón del ecologismo para la Iglesia católica, además de símbolo de pobreza. Y su primera encíclica, de junio de 2015, se tituló Laudato si ―tomado también de un cántico de san Francisco de Asís—. Aquel escrito estaba íntegramente centrado en el medio ambiente y la lucha contra el calentamiento global. El texto arrinconaba cualquier negacionismo climático y llegó en un contexto clave: pocos meses antes de la cumbre de la ONU en la que se debía cerrar el Acuerdo de París.

En 2023, a través de una exhortación apostólica, el Papa actualizó aquella encíclica para, entre otras cosas, abroncar a los gobiernos por no sustituir los combustibles fósiles, responsables de la “crisis climática”, por las energías renovables a la velocidad necesaria. En su autobiografía, que salió a la luz a mediados de este mes de enero, volvía a hablar de la “emergencia climática”. Y añadía: “La casa común nos pide una pausa de nuestro estilo de vida, que empuja al planeta más allá de sus límites y que provoca la erosión de los suelos, la desaparición de los campos, el avance de los desiertos, la acidificación de los mares y la intensificación de tormentas y otros fenómenos climáticos intensos”. Eso mismo, punto por punto, coma por coma, es lo que nos dice la ciencia: vamos tarde y los eventos extremos se están volviendo más duros y frecuentes.

Francisco fue, sin duda, el papa que abrazó la evidencia científica sobre el cambio climático y que llevó a la Iglesia católica a mojarse en un tema tan de actualidad, tan estratégico y que el populismo ultraconservador y negacionista ha puesto en la diana con bulos y mentiras. Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea y un referente internacional de la diplomacia climática de las últimas décadas, recuerda que Bergoglio “llegó a Roma enormemente respetado por su compromiso social”. Pero “entendió y abrazó inmediatamente la defensa ambiental como eje central de la paz y la justicia entre los hombres”. “Su Laudato si, quizás el producto ecuménico más importante de su papado, marcó un antes y un después en la acción climática a nivel mundial. Medio en broma, medio en serio, recordaba: ‘Dios perdona siempre, los hombres a veces y la naturaleza nunca”, rememora Ribera.

Aquella encíclica desguazaba el negacionismo y se sumaba a los pronunciamientos que otros líderes religiosos habían hecho ese 2015 para presionar para que se firmara el gran pacto contra el cambio climático, como finalmente ocurrió el 12 de diciembre en la capital francesa. Aunque ninguno de los pronunciamientos del resto de jerarcas tuvo la profundidad de la encíclica papal.

Para Manuel Pulgar, ministro de Medio Ambiente de Perú entre 2011 y 2016 y otra voz autorizada de la diplomacia climáti[...]
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
Francisco, el Papa que abrazó la evidencia científica sobre el cambio climático y puso el medio ambiente en el centro Desde el primer minuto, cuando hizo público el nombre que había elegido para su papado, Jorge Mario Bergoglio ligó su labor al frente de la…
ca, el texto supuso “una muy oportuna contribución del papa Francisco y la Santa Sede al proceso que ese mismo año llevó a la adopción en setiembre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y meses después, en diciembre, del Acuerdo de París”. “Definió un rol nunca visto, por parte de la más alta jerarquía de la Iglesia católica, en el debate multilateral sobre temas ambientales”, añade Pulgar, quien cree que la encíclica fue “una positiva señal política” que sumada a otras, como la declaración conjunta de China y EE UU, “creó la atmósfera adecuada para la consecución del objetivo de lograr un acuerdo en París”.

“Con Laudato si consiguió llegar a muchísima gente de todo el mundo y movilizarlos en un momento muy importante en el que estábamos negociando el Acuerdo de París”, recuerda, por su lado, Sara Aagesen, actual vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica. Aagesen también participó en aquellas negociaciones en la cumbre celebrada en la capital francesa.

La diplomática y política Laurence Tubiana está considerada una de las arquitectas del Acuerdo de París. Resalta de Bergoglio que promoviera “una visión humanista de la gestión global de los bienes comunes”. Como sus colegas, destaca el valor de la encíclica de 2015: “Laudato si es un texto fundacional del compromiso cristiano con la acción climática, que ha inspirado y marcado a una nueva generación de personas comprometidas. Al exponer claramente las causas de la crisis que vivimos, el papa Francisco nos ha recordado a quién se dirige la lucha contra la crisis climática: a la humanidad en su conjunto”.

Pero la encíclica no fue un texto aislado en su papado, porque el medio ambiente y la lucha climática han estado presentes a lo largo de su mandato. Por ejemplo, cuando tuvo un encuentro público en la plaza de San Pedro del Vaticano con la activista sueca Greta Thunberg en 2019, el gran símbolo entonces de la lucha contra el calentamiento global y objeto de feroces ataques desde los sectores negacionistas y más conservadores. “Sigue adelante”, le animó el Pontífice. Luego, en 2022, el Vaticano acabó ratificando el Acuerdo de París. Y un año después intentó participar en la cumbre del clima que se celebró a finales de 2023 en Dubái, aunque los problemas de salud se lo impidieron finalmente.

Discurso verde del Pontífice

En los 12 años de papado de Bergoglio, el cambio climático se ha acelerado y la evidencia científica de que este calentamiento causado por el ser humano está también detrás del empeoramiento de los fenómenos meteorológicos extremos se ha vuelto más sólida. A diferencia de otros problemas sociales en los que la Iglesia se mueve muy lentamente o no avanza, el discurso verde del Pontífice ha ido evolucionando al ritmo que iba marcando la ciencia y una parte del activismo. Si en la encíclica de 2015 hablaba de “cambio climático”, en la actualización que realizó en 2023 aludía a la “crisis climática” y en su autobiografía usaba ya “emergencia climática” para referirse a este problema.

La exhortación en la que hablaba de crisis climática —Laudate deum, de 2023encaja bien en esa evolución del discurso ecologista de Bergoglio a lo largo de su papado. Aunque defendía el “multilateralismo”, criticaba con dureza las últimas cumbres del clima. “Hoy podemos seguir afirmando que los acuerd[...]
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
ca, el texto supuso “una muy oportuna contribución del papa Francisco y la Santa Sede al proceso que ese mismo año llevó a la adopción en setiembre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y meses después, en diciembre, del Acuerdo de París”. “Definió un…
os han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos”, sostenía. Además, cargaba contra la actitud de bloqueo de algunas naciones: “las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global”.

Manuel Pulgar destaca de este segundo texto la propuesta del Papa de reconfigurar el multilateralismo generando “un nuevo procedimiento para la toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones”. Porque estaba planteando algo que hoy “se discute en diversos foros y es lograr una suerte de mayor democratización en el proceso multilateral”. “Ambos documentos Laudato si y Laudato Deum representan una nueva mirada de la Iglesia católica a los nuevos retos de la Humanidad”, recalca Pulgar. Pero critica que la “difusión” de estos escritos por parte de la propia Iglesia ha sido limitada. “La Iglesia promovería un cambio real si pudiese convertir dichos textos en textos más simples de catequesis que permitan llegar a un público masivo de distintas edades”, opina.

Seguir leyendo

Manuel Planelles

Source: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-04-23/francisco-el-papa-que-abrazo-la-evidencia-cientifica-sobre-el-cambio-climatico-y-puso-el-medio-ambiente-en-el-centro.html

Telegram is Green by @GreenPlanetTelegram
A @grttme project - Other backups: @Hallotme
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
Photo
Leer a Gerald Durrell, o volver a ser un niño
“Si yo tuviera el arte de un Merlín, a cada niño le haría el regalo de mi infancia”. Lo dijo Gerald Durrell en una entrevista al final de su vida, y es fácil comprender por qué. Es posible que el joven Gerald haya sido el niño más feliz del mundo. Se mudó con su familia de la fría Inglaterra a la soleada Corfú cuando tan solo tenía 10 años, y descubrió el mar, los olivares, las cigarras, los veranos interminables, la luz, la vida, en fin. Descubrió su amor por los animales, grandes y pequeños, y descubrió a su propia y peculiar familia. “Fue como nacer por primera vez”, dijo, de su llegada a Corfú. Lo sabemos bien sus fieles lectores y lo saben también quienes han seguido sus aventuras en la popular serie Los Durrell. La infancia de Gerald es ese lugar al que todos querríamos volver, incluso sin haber estado en él. Afortunadamente, podemos hacerlo, leyendo su amplísima y no tan conocida obra publicada.

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Durrell (1925-1995), y su viuda, Lee, lo ha celebrado editando Yo mismo y otros animales, una colección de escritos publicados, y otros inéditos, que configuran un fiel retrato de la vida y obra del escritor y naturalista. Para quien conozca y ame la obra de Durrell, este libro es a la vez, una vuelta a algo conocido y un descubrimiento. Se encuentran algunos de los pasajes más relevantes de su obra, y también textos y cartas inéditos, además de fotos y dibujos, e incluso recetas de cocina. Es un libro que disfrutarán los fans del naturalista, ya que se toparán con lo que amamos de él: humor, ironía, aventura, empatía, reflexión, ternura y, claro, entusiasmo por la naturaleza.

Sin embargo, para quienes quieran descubrirlo, o para los televidentes que hayan disfrutado de las aventuras de la familia Durrell en Corfú, la mejor manera de entrar en el durrellismo es leyendo su Trilogía de Corfú, de la que bebe la serie, y, en particular, Mi familia y otros animales.

Gerald Durrell es como si David Attenborough y los Monty Python hubieran tenido un hijo: en sus libros hay naturaleza y humor, asombro e ironía, caos entrañable, diversión y reflexión. El Gerald Durrell que describen sus libros es divertido, socarrón, ingenioso, cariñoso, bondadoso, inteligente, perspicaz y dotado de unas facultades extraordinarias para la narración que quizá sean genéticas: su hermano mayor es Lawrence Durrell, el autor de El cuarteto de Alejandría, candidato a premio Nobel y personajón de las delirantes novelas de su hermano. Aunque su obra parece pequeña en comparación con la de su hermano mayor, el pequeño de los Durrell es un dotadísimo narrador, experto en describir con encanto, amor y humor paisajes, animales y humanos.

Su obra más conocida, y también la mejor, es Mi familia y otros animales, basada en la llegada de los Durrell a la isla de Corfú. La familia Durrell (su madre, su hermana mayor Margo, sus dos hermanos, Larry y Leslie, y él mismo) se trasladan a la isla griega para escapar del clima gris de Inglaterra. A lo largo del libro, Durrell relata cómo su familia se adapta, con ciertas dificultades, a la vida en la isla, mientras él la explora, fascinado por la exuberancia de la naturaleza con la que se va topando.

Leer y releer Mi familia y otros animales es volver a una época en la que el tiempo era lento, los días eran eternos y los insect[...]
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
Leer a Gerald Durrell, o volver a ser un niño “Si yo tuviera el arte de un Merlín, a cada niño le haría el regalo de mi infancia”. Lo dijo Gerald Durrell en una entrevista al final de su vida, y es fácil comprender por qué. Es posible que el joven Gerald haya…
os tenían personalidad. Aunque Durrell escribió esta novela con 34 años, cada página tiene esa mirada asombrada con la que los niños descubren el mundo. Su lectura te hace adorar no solo a animales tan achuchables como su fiel perro Roger, sino a cada bichito que se encuentra en ese “jardín que era un país encantado”; mariquitas, arañas, abejas, mariposas, tijeretas, orugas, hormigas… Todo animal que encontrara era del interés del joven Gerry, y hasta susceptible de ser querido. Describe, por ejemplo, con maravilloso detalle y admiración, el cortejo de unos escorpiones que, cuenta “son animales simpáticos, sencillos, de costumbres en general encantadoras”. El encuentro de su propia familia con la familia de los escorpiones es uno de los momentos más divertidos y entrañables del libro, y ese paralelismo entre su peculiar familia humana y otros animales es la tónica que marca toda la trilogía. Porque, como el propio Gerald adulto cuenta en el prólogo, Mi familia y otros animales estaba pensado como la reflexión de un naturalista, un libro sobre bichos. Su familia se coló de manera inevitable porque, en su obra, los animales tienen deseos, delirios y sueños humanos -como Alejandro, el ganso enamorado de su madre, o Gerónimo, el camaleón meláncolico-, y los humanos se comportan, a menudo, como bestias, torpes, ignorantes y carentes de sentido común.

Esta maravillosa intersección, que hace que a ratos sea difícil distinguir a los unos de los otros, es quizá lo que los amantes del Durrell escritor echamos de menos en la serie que, según explican desde Filmin, fue la de más éxito en la plataforma cuando se estrenó. El show es entretenido y encantador, sí, pero es imposible plasmar en una pantalla la fascinación del niño que encuentra a decenas de animales en su jardín y, a la vez, descubre a su excéntrica familia como parte de ese zoo caótico y entrañable en el que vive en Corfú.

Ese cóctel casi perfecto de ciencia, humor, amor y poesía que supone Mi familia y otros animales lastra al resto de la trilogía: Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses siguen siendo libros entretenidos y tiernos, pero no tienen el nivel literario de la primera novela de la saga. Los cinco años en Corfú le siguieron dando a Durrell material literario durante toda su vida, como se puede leer, por ejemplo, en el delicioso relato Un novio para mamá.

Pero hay Durrell más allá de Corfú. El naturalista se convirtió en escritor por la presión de sus crecientes deudas, y a sugerencia de su hermano Lawrence, al que adoraba (quizá para extrañeza de los seguidores de la serie). Pero cuando empezó a publicar, se convirtió en un escritor muy popular. Aunque Mi familia y otros animales es su obra más famosa, escribió casi 40 libros a lo largo de su carrera, publicados en español, en su mayor parte, en Alianza. Su bibliografía incluye memorias, relatos de expediciones, novelas, libros sobre conservación de la vida silvestre y también libros juveniles que recuerdan algo en tono y forma a Roald Dahl. El mejor es, posiblemente, El paquete parlante, llena de humor, fantasía clásica y, claro, amor por los animales.

Su obra como naturalista es menos conocida, pero quizá más relevante, sobre todo en estos tiempos de emergencia climática y biodiversidad en declive. Durrell creía que los humanos tenían la responsabilidad de proteger el planeta, no por amor a los animales, sino por un deber ético hacia su conservación. “Hasta que consideremos que la vida animal es digna de la consideración y el respeto que le damos [...]
Telegram is Green News : Bloomberg / Euronews / BBC / AP Climate / Euractiv Energy & Environment / Electrek / Medio Ambiente
os tenían personalidad. Aunque Durrell escribió esta novela con 34 años, cada página tiene esa mirada asombrada con la que los niños descubren el mundo. Su lectura te hace adorar no solo a animales tan achuchables como su fiel perro Roger, sino a cada bichito…
a libros antiguos, cuadros y monumentos históricos, siempre existirá el animal refugiado, que vivirá una vida precaria al borde del exterminio, dependiendo para su existencia de la caridad de unos pocos seres humanos”, dijo en su libro Encuentros con animales.

Durrell cuenta en su autobiografía que su primera palabra fue “zoo”. Y fue pionero en su trabajo para cambiar los zoológicos, de lugares donde se coleccionan animales a centros de conservación donde se salvan especies en peligro. En Menagerie Manor cuenta precisamente su experiencia al frente del Zoo de Jersey, un lugar que él mismo fundó en 1959 con esa idea: conservar, y no exhibir. El naturalista fue pionero en desarrollar técnicas de cría en cautividad, y logró salvar especies tan extrañas como la paloma rosa de las islas Mauricio. Su obra sigue viva en la Durrell Wildlife Conservation Trust, cuyo objetivo es no solo “solo prevenir extinciones, sino recuperar las poblaciones de especies amenazadas hasta niveles abundantes”.

De todo ello, y de sus expediciones por el mundo para encontrar animales, habló Durrell en media docena de obras. La más conocida es, posiblemente, El arca sobrecargada (ahora mismo, descatalogada), que es, en realidad, el primer libro que escribió, en 1953. Es una obra autobiográfica que describe la primera gran expedición del autor para capturar animales en África Occidental, en lo que hoy son Camerún y Nigeria. Ya en este primer libro se intuye la ironía y capacidad de observación que le harían famoso. Cuenta sus peripecias en la selva, los retos de capturar y transportar una amplia variedad de animales exóticos y su relación con la población local.

Menos conocida es su obra Two in the bush, pero merece la pena reseñarla. Narra su viaje de exploración a Malasia, Australia y Nueva Zelanda con su primera mujer, Jacquie, en 1962. A Durrell le importan poco las convenciones humanas en su consideración de la vida salvaje. Dice, por ejemplo, del supuestamente adorable koala: “Es uno de los animales más lerdos que he tenido la desgracia de conocer”, algo en lo que, por cierto, suelen coincidir todos los que tienen oportunidad de tratar al marsupial. En cambio, declara su admiración por el “simpático” ornitorrinco. Él criticaba lo que llamó “la política del panda”, la protección de animales bonitos y fotogénicos frente a las “cositas pardas”, especies pequeñas y ocultas para el gran público, pero mucho más importantes para la biodiversidad y tan dignas de ser protegidas como el emblemático oso.

Leer a Durrell ahora es ser consciente de un mundo que ya no existe, con todo lo que eso implica. Por ejemplo, impresiona su descripción de la Gran Barrera de Coral, cuya belleza le impactó, sabiendo que el blanqueamiento de sus corales ha alcanzado niveles “catastróficos”, según un estudio reciente de la Universidad de Sidney. Sin embargo, al final de su vida, él ya era consciente del gigantesco problema ambiental al que se enfrentaba la humanidad: “La mayor parte de la gente no comprende hasta qué punto estamos destruyendo el mundo en el que vivimos. Somos como un grupo de niños a los que se les haya dejado sueltos con venenos, sierras, hoces, escopetas y fusiles en un planeta verde y complejo, que estamos convirtiendo, lenta pero seguramente, en un desierto pedregoso y estéril”, se lee en su autobiografía.

Gerald Durrell murió en 1995, a los 70 años, tras un cáncer de hígado. Leerlo cuando eres niño es un descubrimiento alucinante y una fuente de constante felicidad, pero hacerlo de adulto es una bendición. Para quien tuvo una infancia parecida, porque supone volver a la vida despreocupada, la fascinación por cada bicho que se mueve, las peleas con los herm[...]