“Esto me interesa, Nicolás”, fue la frase que le dijo el Papa Francisco al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el 17 de junio de 2013, al conocer sobre José Gregorio Hernández.

El “Médico de los Pobres”, como también se conoce a José Gregorio -ahora santo venezolano- era un caso pendiente en el Vaticano: se le venera desde 1919, cuando ocurrió su muerte, y su informe de canonización reposaba en algún lugar de la sede papal desde 1949.

“Recuerdo cuando lo vi por primera vez un 17 de junio del 2013, lo visité y tuvimos un encuentro profundamente humano, sencillo”, recordó Maduro este lunes 21 de abril el presidente al hacer mención del papa Francisco, con motivo de su fallecimiento. 

“Por primera vez le hablé de José Gregorio Hernández y él me dijo: ´Me interesa el tema, Nicolás”, contó en su programa semanal Con Maduro +. 

A esa reunión, Maduro llevó una estatuilla de José Gregorio hecha en Isnotú, el lugar de los andes venezolano donde nació el santo. 

“Le regalé una estatuilla hecha por las manos de los artesanos de Isnotú, él la tomó en sus manos y le conté lo que había pasado, le dije: ¡Es una injusticia que José Gregorio después de proteger y sanar a miles esté aún en unos archivos polvorientos en alguna esquina del Vaticano”. 

Así comenzó el proceso. 
“A los 15 días, el Papa me mandó una primera nota y se la respondí. Envié a una persona una, dos, tres veces. Empezó el proceso de canonización”, apuntó Maduro. 

En 2016 hubo otra reunión y pasados varios años, en 2025, cuando el Papa estaba hospitalizado, fue firmada la canonización. 

“A su lecho de enfermo, cuentan los médicos, que estaban esperando lo peor en dos, tres noches seguidas y en una de esas madrugadas llegó el decreto de canonización y él al firmar dijo: “Esto es justicia”.
A esto agregó Maduro: “Lo que tenemos por el Papa es agradecimiento y el recuerdo del pueblo será eterno”.