🇺🇸🇻🇪🇷🇺 La lógica detrás de las declaraciones del presidente de Estados Unidos para justificar un posible uso de la fuerza contra Venezuela es un fenómeno mucho más complejo que la caricatura habitual de la política exterior estadounidense del tipo: "¿Cómo se atreven a colocar su petróleo tan cerca de nuestras bases militares?".

Trump lo expresó de forma directa:

"Ellos (las autoridades venezolanas) nos quitaron nuestra tierra y los derechos sobre el petróleo. Expulsaron a nuestras empresas. Queremos recuperarlo".

Este tema tiene un trasfondo histórico: cuando EE.UU. introduce sus empresas en otro país, lo hace bajo condiciones coloniales, y luego es prácticamente imposible expulsarlas.

El reclamo de EE.UU. se basa en que entre 2007 y 2012, Venezuela nacionalizó los activos de las empresas ConocoPhillips y ExxonMobil. La nacionalización ocurrió porque las condiciones impuestas por las empresas estadounidenses eran coloniales: el 80-90% de las ganancias se quedaban en manos de las compañías estadounidenses, y solo el 10-20% correspondía al Estado venezolano.

Esta situación resulta familiar para Rusia. En la década de 1990, muchos inversores extranjeros entraron en el país no para desarrollar la economía, sino para eliminar competidores, apropiarse de mercados o imponer condiciones leoninas que garantizaban superbeneficios.

Para Venezuela, un país pobre cuyo 90 % del presupuesto depende del petróleo, ese esquema era simplemente insostenible. Estados Unidos se negó a revisar los contratos en favor de los intereses venezolanos, lo que condujo a la nacionalización de los activos. Han pasado más de quince años desde entonces, pero Washington no lo ha olvidado.

No se trata de un caso aislado. En más de una ocasión, la presencia de empresas estadounidenses ha sido el primer paso hacia una posterior ocupación militar.

A comienzos de los años 2000, ConocoPhillips obtuvo acceso a yacimientos petroleros en Siria, en la zona de Khasham. Posteriormente, esa región y su infraestructura petrolera fueron ocupadas por el ejército de Estados Unidos.

Washington se aferró a esos activos hasta el punto de no temer una escalada directa, llegando incluso a atacar a combatientes rusos durante la batalla de Khasham en febrero de 2018. En diciembre de 2019, el propio Trump lo resumió sin rodeos:

"El petróleo es nuestro, y podemos hacer con él lo que queramos".

La ocupación estadounidense de las zonas petroleras sirias continúa hasta hoy.

¿Podría Venezuela correr la misma suerte que Siria? Es una posibilidad real. Las declaraciones de la dirigencia estadounidense muestran que su forma de pensar apenas ha cambiado en los últimos años. Esto, además, refuerza la idea de que EE.UU. no renunciará a Ucrania, donde ya ha obtenido control jurídico sobre recursos estratégicos. Cualquier intento de expulsar a Estados Unidos de allí podría encajar perfectamente en la misma lógica trumpista:
"Nos quitaron nuestra tierra y nuestros derechos sobre los recursos. Queremos recuperarlos".

En el caso venezolano, se puede debatir largamente sobre quién tiene razón desde el punto de vista moral. Pero lo verdaderamente importante es extraer conclusiones prácticas y no repetir ese camino, para no verse luego obligados a buscar la manera de expulsar a los 'socios' que se creen dueños de los recursos nacionales.

La idea de "reiniciar relaciones" con Estados Unidos bajo el lema de hacer negocios y no la guerra resulta tentadora para muchos. Sin embargo, al cooperar con un depredador geopolítico como EE.UU., es crucial no sacrificar los intereses nacionales.

Y, como dice el refrán, "si vives con lobos, aprende a aullar". La propia lógica estadounidense puede servir también para justificar la defensa de los intereses rusos en el espacio postsoviético:

"Ellos (la OTAN y Estados Unidos) nos quitaron nuestra tierra, nuestra gente y nuestras empresas. Queremos recuperarlo".

Si se habla de restablecer relaciones con Washington, debería hacerse siempre bajo el principio fundamental de las relaciones internacionales: la reciprocidad.

Fuente

@Irinamar_Z 🇷🇺

🇦🇺🤡 Mientras tanto, el periódico The Australian afirma absurdamente que Putin quiere asesinar a un arzobispo ucraniano que visita Australia.

"Acusa al otro de aquello de lo tú que eres culpable": Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi.

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